Juan Samuelle

La soja acaricia los US$ 600 y Uruguay se frota las manos

El clima juega a favor de Uruguay y en un mundo con menos soja el precio se dispara; los productores esperan alguna lluvia más, para que la cosecha les brinde muchos kilos y aprovechen ese envión

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12 de febrero de 2022 a las 09:00

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El Mercosur producirá unos 19 millones de toneladas de soja menos de lo que se esperaba hace dos meses, según el recorte en la producción esperada de Brasil, Argentina y Paraguay anunciado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) este miércoles, que se suma a las cifras ya rebajadas de enero. Y tal vez los recortes en la producción continúen.

El mercado de Chicago sumó en esta semana la cuarta consecutiva de subas en los precios de la oleaginosa, en respuesta a una oferta que se evapora como el agua de los suelos de Argentina, del sur de Brasil y de Paraguay. Una vez conocido el informe los precios volvieron a subir, aunque menos de lo que se proyectaba, debido a que la reducción del stock de Estados Unidos fue menor a lo que se estimaba previamente.

Además, la proyección de las compras de China bajó desde 100 millones a 97 millones de toneladas –siempre según el USDA–; también es menos de lo que se esperaba.

Los precios alcanzaron nuevos máximos desde mayo de 2021, cruzaron los US$ 580, con una avidez por el grano tal que en Nueva Palmira se pagó lo mismo que en Chicago y se alcanzaron precios de US$ 585 por tonelada, que hace mucho no se lograban.

Con el petróleo por encima de los US$ 90 el barril –y perspectivas de cruzar los US$ 100 a corto plazo– y la persistencia de La Niña (puede seguir castigando a los cultivos de la región y generar sequías en la primavera estadounidense), es posible que la soja siga acercándose hacia los máximos históricos de 2012, cuando alcanzó los US$ 650 la tonelada.

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La transición energética irrumpe en un momento en el que el stock mundial de soja vuelve a bajar. Según el USDA, las reservas mundiales caerán desde los 114 millones de toneladas de dos años atrás a menos de 90 millones a mediados de este año.

La gran debacle fue en Brasil, donde con base en el aumento del área se esperaba que la producción pasara de los 138 millones de toneladas de la cosecha pasada a 145 millones. Hoy muchos creen que estará bastante por debajo de 130 millones. El USDA marcó un ajuste de 139 a 134 millones de toneladas y, en sus exportaciones, de 94 a 90,5 millones.

Las existencias finales de Estados Unidos fueron ajustadas de 9,52 a 8,84 millones de toneladas, frente a los 8,44 millones previstos por los operadores.

Lo de Argentina ya parece un declive estructural. Todos los años pasa algo que lleva a una nueva decepción. Parecía un crecimiento incontenible desde fines del siglo XX hasta 2014 cuando cruzó los 60 millones de toneladas producidas. Este año difícilmente llegue a 45 millones. La estimación del USDA de este miércoles 9 fue ajustada desde 46,5 millones a 45 millones de toneladas. En diciembre se esperaban 49,5 millones de toneladas.

La cosecha de Paraguay fue reducida por el USDA de 8,5 a 6,3 millones de toneladas, 36% menos que hace un año, y sus exportaciones de 5,25 a 4,15 millones/ton.

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La progresiva sustitución de los combustibles fósiles por fuentes renovables actúa sobre el precio de las oleaginosas, como lo hace también el crecimiento del stock porcino de China y su demanda de ración.

Las importaciones de China y las pérdidas productivas irreversibles de soja y maíz en Sudamérica son los datos que más influyen.

Así como hace seis meses una ola de calor arrasó al trigo y la colza de Canadá y parte de Estados Unidos, en la primera quincena de enero la ola de calor que afectó a Uruguay fue letal para la soja en el sur de Brasil, casi todo Paraguay y partes importantes de Argentina.

Y la sequía siguió mermando los rendimientos, una situación que en Uruguay solo se siente en partes de Artigas, Salto y Rivera. Desde allí al norte la situación es muy adversa. Y en el centro de Brasil llueve sin parar y eso no deja cosechar.

A medida que pasan los días la suba de precios se consolida. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires en Argentina recortó la semana pasada su perspectiva para la producción de soja a 42 millones de toneladas métricas desde un pronóstico anterior de 44 millones, debido a la severa sequía de los últimos dos meses.

Martín López, analista de estimaciones agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, dijo que la estimación de 44 millones que ya era prudente fue recortada por la caída mayor de área: unas 200.000 hectáreas que no pudieron ser plantadas “por la falta de humedad superficial”.

“El 50% de los cultivos de soja están en un momento crítico en la zona central de Argentina, que necesita lluvias para alcanzar rendimientos de más de 4.000 kilos por hectárea”, dijo.

Mayor aún fue el recorte de la bolsa de granos de Rosario, que en enero redujo su estimación de producción en un 11%, a 40 millones de toneladas.

En esta semana el precio por tonelada puesta en Nueva Palmira creció US$ 30, desde US$ 560 a US$ 590 y las lluvias moderadas en Uruguay permiten a los productores ilusionarse con una cosecha mejor de la que se esperaba. 

Un mercado cuya oferta depende exclusivamente de Estados Unidos y el Mercosur pasa ahora a jugarse todo a la zafra del país del norte, que empezará a sembrarse en abril. Habrá una expansión de área sin dudas, pero que el clima permita una buena cosecha es por lo menos dudoso.

El mercado de materias primas cruje por todos lados. El abastecimiento seguirá difícil. La inflación de las materias primas sigue plenamente vigente y el precio de los alimentos, según la FAO, más alto que nunca.

Celina Mesquida, broker de la firma RJ O’Brien en Chicago, explicó que las exportaciones de soja de Brasil fueron las segundas mayores de la historia en enero y pueden ser récord en febrero.

A su vez, las compras de soja de Estados Unidos en China se han reducido en 10 millones de toneladas en lo que va de 2022.

La oportunidad para Uruguay emerge porque con la excepción de la zona más al norte y áreas del noreste –de menor importancia para los cultivos– escapa en buena medida al efecto La Niña.

Las lluvias copiosas de la segunda quincena de enero permitieron una recuperación de los cultivos, que están en floración y con buen potencial de rendimiento. El USDA proyecta una cosecha de 2,6 millones de soja para Uruguay en la zafra 2021/22.

Los precios actuales permiten una facturación de US$ 1.000 por hectárea aproximadamente a productores que lleguen a los 2.000 kilos de producción. Pero para eso falta que las lluvias acompañen durante lo que queda de febrero y marzo. Los otros países del Mercosur ya tienen el partido jugado y a favor de Uruguay.

 

Índice de FAO

El incremento en los aceites vegetales fue el principal impulsor en el índice de precios de los alimentos de la FAO, que alcanzó los 135,7 puntos en enero, un 1,1% más que en diciembre y 19,6% por encima del primer mes de 2021, alcanzando un récord; el indicador de aceite vegetal subió 4,2% en enero, en su mayor alza mensual registrada, y alcanzó los 185,9 puntos.

 

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