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La soja está bajo presión y el área local puede seguir cayendo

La caída del valor por debajo de US$ 300 por tonelada, debido a un conjunto de factores, y los bajos rendimientos deparan resultados negativos para el agricultor; el área local puede volver a caer

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08 de mayo de 2020 a las 14:00

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En plena cosecha de soja en Uruguay, el mercado para la oleaginosa está presionado por varios frentes: una mayor tensión entre Estados Unidos y China, que puede afectar la demanda de soja estadounidense por parte del mayor consumidor mundial de la oleaginosa; la siembra de Estados Unidos avanza muy rápidamente; y el precio del petróleo en los últimos 12 meses descendió un 70% y Brasil deprecia su moneda aumentando su competitividad.

Aunque los datos de exportaciones de abril mostraron un crecimiento en las ventas, eso solo muestra la premura con que se empezó la cosecha ante los temores generados por la pandemia de covid-19 (coronavirus), porque la producción y por lo tanto las exportaciones serán menores a las del año pasado.

Las acusaciones de Donald Trump contra el gobierno chino respecto a la propagación del covid-19 y la posibilidad de aplicar nuevos aranceles como castigo, poniendo en duda el cumplimiento de la fase 1 del acuerdo comercial firmado a mediados de enero, son uno de los factores de presión sobre el precio.

Al cierre de esta edición los contratos de la soja posición julio en Chicago retrocedieron y se ubican sobre los US$ 307 por tonelada.

Y en Uruguay el precio de la soja en el puerto quedó esta semana por debajo de los US$ 300 la tonelada (US$ 297).

Esta es una referencia fundamental. En los últimos años rara vez el precio quedó por debajo de la línea de los US$ 300, algo que de mantenerse puede provocar una caída del área en la próxima primavera.

Los contratos de soja cerraron 2019 y comenzaron 2020 con tono alcista, gracias a la confirmación del acuerdo entre China y Estados Unidos. Este empuje permitió que los valores locales llegaran a US$ 330 la tonelada sobre el final del año pasado. 

Para saber

Con la caída de precios en la soja, para muchos productores arrendatarios 2020 será un año en negativo y con una fuerte necesidad de financiamiento para seguir sembrando en la próxima primavera. La fase pastoril de las rotaciones agrícolas puede crecer y tal vez eso explica parte de la firme demanda por terneros en este otoño.

A todo eso se agregan las incertidumbres derivadas del mercado del petróleo, que tuvo una brutal caída, pero ha recuperado algo su precio en los últimos días y afecta a la demanda de granos para energía.

A esta coyuntura se suma el inicio de la zafra 2020/21 en el hemisferio norte, con un rápido avance de siembra en Estados Unidos, de 23%, que es récord desde que se llevan registros y auguran un buen rendimiento que siga aumentando lo que ya son stocks altos.

Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), el stock de soja almacenada en ese país se redujo a la mitad respecto al año anterior, de 25 millones de toneladas a 13 millones de toneladas, pero aún así es el segundo más alto de la historia. Las reservas de Estados Unidos se ubicaban en mínimos de 2,5 millones de toneladas en 2014 y fueron gradualmente creciendo a fuerza de grandes cosechas hasta 12 millones en 2017, antes de dar el salto por la guerra comercial.

El mercado sojero acumuló un stock récord mundial de 111 millones de toneladas en 2018/19, en plena guerra comercial. En 2019/20 se redujo a 100 millones de toneladas. pero se mantiene muy por encima de los 60 millones de toneladas de 10 años atrás. Eso coincide con un consumo que aumenta moderadamente de 343 millones de toneladas en 2018/19 a 348 millones de toneladas en 2019/20.

El USDA corrigió a la baja en febrero –en pleno transcurso de la pandemia en China– sus predicciones de consumo y al alza el stock mundial de soja realizado en diciembre de 2019, lo que llevó a un aumento en la relación entre el stock y el consumo mundial de soja –oferta/demanda– de 27% a 29%.

Pero, tal vez, el factor más fuerte es la depreciación persistente de la moneda brasileña, que ha llevado a exportaciones récord de soja para el mes de abril desde ese país, y seguramente se mantendrán muy fuertes durante mayo y junio.

Brasil supera a Estados Unidos como el principal productor de soja del mundo durante la zafra 2019/20. El USDA proyectó una cosecha récord de 125 millones de toneladas, por encima de las 117 millones de toneladas de la zafra anterior. También son récord las exportaciones, que en lo que va del año alcanzan los 28,50 millones de toneladas, frente a las 25,30 millones registradas en igual período del 2019. La depreciación del real frente al dólar –con niveles récord de más de R$ 5,60– es determinante.

Argentina, por su parte, se encamina a cosechar 52 millones de toneladas, levemente por debajo de los 55 millones de toneladas de la zafra anterior.

Uruguay, con una caída de un millón de toneladas respecto al año pasado, exportará unos 2,2 millones de toneladas.

China importaría este año –según el USDA– 89 millones de toneladas contra los 82,5 millones por tonelada de 2018/19. El máximo se dio en 2017/18, con 94,1 millones. En ese momento se preveía que sobre 2020 las importaciones chinas de soja superaran los 100 millones por tonelada, pero la epidemia de fiebre porcina africana que redujo a la mitad el stock de cerdos en el mayor productor del mundo y la actual pandemia no lo permitió.

Antonio Ochoa, vicepresidente de RJ O’Brien para América Latina, dijo a Tiempo de Cambio de radio Rural que “la demanda tiene un signo de interrogación enorme en la situación actual que está atravesando el mundo. El reflejo más claro de esto es lo que está sucediendo con el petróleo. A los stocks de soja hay que sumarle la siembra en Estados Unidos, que avanza a toda velocidad. Los agricultores están obteniendo todo tipo de subsidios. Muchos productores han recibido ayuda de dinero por parte del gobierno de Estados Unidos sin siquiera solicitarla”.

“América del Sur y Estados Unidos van a entrar en una guerra por producir más. Las empresas necesitan defender la liquidez y muchas guardan la soja como una respuesta a las condiciones actuales del mercado, hasta que la demanda se reactive. Necesitamos consumo, y las bases de consumo están coartadas por miedo y hasta que no aparezca la vacuna (del SARS CoV2) no va a normalizarse”, reflexionó. Dijo, también, que “va a haber un excedente productivo en todos los países, una caída en el consumo y una alta dependencia de China sabiendo que el motor de consumo de soja no está curado porque la fiebre porcina de los cerdos sigue, y tampoco tiene vacuna”.

La situación local

En Uruguay la cosecha lleva un avance del orden del 50% de la superficie total, con rendimientos por debajo del promedio de los últimos 10 años, de 2.267 kg por ha según los datos de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).

Los pronósticos de área sembrada difieren entre datos oficiales y privados. DIEA en su encuesta agrícola Primavera 2019 estimó un área de soja de 910.411 hectáreas, mientras que los privados estiman 1,1 millones de hectáreas.

En un relevamiento realizado por Blasina y Asociados, el rendimiento nacional, de confirmarse la proyección, sería de 2.100 kilos por hectárea, lo que llevaría a una producción de 2,2 millones de toneladas, un millón por debajo de la producción del año pasado.

La oficina del USDA en Buenos Aires recortó su proyección sobre la producción de soja uruguaya para 2019/20 a 2,3 millones de toneladas. 

Para 2020/21 los técnicos prevén que el área de la oleaginosa caiga alrededor de 80.000 hectáreas, a 920.000. Con un retorno a rendimientos promedio, la producción en la próxima zafra sería de 2,35 millones de toneladas.

La cifra

460.193 toneladas de soja lleva exportadas Uruguay en 2020, una caída de 15% frente a las 544.466 del mismo lapso de 2019, pero 20% más que las 382.439 toneladas de 2018, según datos de la Dirección Nacional de Aduanas.

AFP

Producción: Cecilia Pattarino

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