Las batallas de mayo por el poder político y el futuro

De los jefes designados por el Ejecutivo hasta el desafío de la coalición “multicolor” enfrentando a una izquierda que quiere recuperarse del resultado de octubre

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11 de enero de 2020 a las 05:00

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La batalla por el dominio político de las intendencias es tan vieja como el país y atravesó etapas diversas, desde las protestas revolucionarias hasta los actuales intentos de coalición multicolor, pasando por las uniones vecinales” de 1946 y 1950.

Originalmente los gobiernos departamentales eran con un “Jefe Político” designado por el Poder Ejecutivo, lo que se daba con un sistema electoral que no contemplaba representación proporcional. Los senadores era uno por departamento lo que hacía que la mayoría se llevaba una banca y la minoría, nada.

De esa forma, el que ganaba –aun por mínima diferencia– se llevaba todo; controlaba el Parlamento, el Poder Ejecutivo y era el que designaba “los jefes políticos” (antecesor del intendente).

El Artículo 118 de la primera Constitución (1830-1917) sostenía que habría “en el pueblo cabeza de cada Departamento un agente del Poder Ejecutivo, con el título de Jefe Político, y al que corresponderá todo lo gubernativo” y el Artículo 122 establecía “Juntas con el título de Económico-Administrativas, compuestas de ciudadanos vecinos, con propiedades raíces en sus respectivos distritos”.

La revolución blanca de 1870 (la “de las Lanzas”) terminó dos años después con un pacto conocido como “la Paz de Abril” de 1872, que incluía una amnistía general y cierto nivel de coparticipación: los colorados se comprometían a designar “ciudadanos blancos” para cuatro jefaturas políticas departamentales: Cerro Largo (que entonces incluía parte de Treinta y Tres), Florida, Canelones y San José (que abarcaba lo que luego sería Flores).

Aquella paz no sería duradera, porque no funcionó como lo esperado y otro caudillo blanco, Aparicio Saravia, lanzaría “la Revolución de 1897”, que terminaría con otra transacción: renunciamiento a la acción armada, reforma electoral y compromiso del Ejecutivo de que “el nombramiento de los jefes políticos” sería con “ciudadanos que por su significación y demás cualidades personales, ofrezcan a todos las más serias y eficaces garantías”. Lo que no decía el texto del Pacto de la Cruz” (Florida), pero era parte del acuerdo, que a los blancos les darían seis “jefaturas políticas”: Cerro Largo, Treinta y Tres, Rivera, Maldonado, Flores y San José.

En las elecciones de 1946 y 1950, los partidos podían presentarse bajo lemas diferentes al de la elección nacional y así nacieron “las uniones vecinales” o “concentraciones cívicas”, un antecedente del fallido intento de “la Concertación” de 2015 (con éxito parcial por conquista de dos municipios de la costa montevideana) y de 2019 (sin sumar los 500 votos de requisito para ser habilitado).

Y con el tiempo, se fue delineando el color político de cada departamento.

Los “más blancos” son aquellos en los que desde la reunificación nacionalista de 1958, el Partido Nacional ha ganado siempre: Cerro Largo, Colonia, San José, Flores, Durazno y Tacuarembó.

Hay otros dos que en ese tiempo ganaron casi siempre: Treinta y Tres (una vez ganó el FA; cuando llegó al gobierno nacional en 2005) y Soriano (los colorados ganaron en 1966 y 1994).

Los “más colorados” hasta ahora son Rivera y Salto. En Rivera, los colorados ganan desde 1984, salvo en 1989 cuando ganaron los blancos (el año en el que volvieron al gobierno nacional).

En Salto, el Partido Colorado ganó de 1925 a 1954, los blancos triunfaron en 1971, y luego se dio alternancia pero nunca los batllistas estuvieron dos períodos seguidos fuera del poder: PC en 1984, PN en 1989, PC en 1994 y 2000, FA en 2005, PC en 2010 y FA en 2015.

Río Negro era colorado, con victorias seguidas en 1984, 1989, 1994 y 2000; fue blanco dos períodos seguidos (2005-2010) y el Frente ganó a los blancos en 2015 por apenas 227 votos.

El Frente Amplio se hizo fuerte en la zona metropolitana aunque ha ganado otros departamentos. La base fuerte está en Montevideo, donde ganó 6 elecciones seguidas (1989, 1994, 2000, 2005, 2010, 2015) y Canelones (tres veces seguidas, 2005, 2010 y 2015).

La historia pesa pero no decide.

Ahora, la coalición multicolor no tiene balotaje para sumar (como en las nacionales) y no tiene lema común para agruparse y sumar, salvo que elija uno de los lemas vigentes, y en ese caso, el que candidato fue en listas del 30 de junio no puede ir por otro lema el 10 de mayo (fuerte restricción para acuerdos).

¿Hay favoritos en el arranque de la campaña?

Un error es extrapolar el resultado de octubre hacia mayo, porque el elector ha demostrado que sabe diferenciar entre líderes nacionales y gobernantes departamentales.

Y además, los líderes nacionales no pesan igual en la voluntad popular de una elección departamental y no transfieren poder político ni popularidad a sus delfines locales (inciden pero no deciden).

Hasta que las urnas no se abran, no habrá nada definido, pero al inicio del año hay tendencias firmes en 14 departamentos:

  • el Frente Amplio es favorito en 2: Montevideo y Canelones.
  • el Partido Nacional es favorito en 12: Artigas, Tacuarembó, Cerro Largo, Treinta y Tres, Durazno, Lavalleja, Maldonado, Florida, Flores, Soriano, Colonia y San José.
  • el Partido Colorado es favorito en 1: Rivera (hubo un amague de grupos de Cabildo de ir con los blancos; otros querían ir con los batllistas, pero el partido de Manini presentará candidato propio bajo su lema, y eso despeja el camino a otra victoria colorada).

Luego hay 4 casos especiales.

Rocha tendrá una competencia fuerte entre Frente Amplio y la “multicolor”, porque el blanco Alejo Umpierrez supo replicar la estrategia de Lacalle Pou, con un acuerdo político que incluye a Cabildo Abierto, el PI, los que fueron por el Partido de la Gente, y hay chance de que se sume la mayoría colorada, con batllistas y parte de Ciudadanos (todo respaldado en programa de gobierno muy trabajado y pronto para buscar consenso). Más allá del resultado, Umpiérrez da una lección política a sus correligionarios y asociados.

Hay dos departamentos con polarización entre el gobernante Frente y el desafiante Partido Nacional y sin tendencia clara: Paysandú y Río Negro.

Finalmente, Salto emerge como la elección estrella porque es la única que está en tercios, con tres candidatos con chance: el frentista Andrés Lima por la reelección (con otra candidata de menor relevancia por el PDC y otros grupos), el colorado Germán Coutinho por la recuperación de la IMS (con otro candidato de Ciudadanos y apoyo de escindidos del PG), y el nacionalista Carlos Albisu (de 404, con otro nacionalista y el apoyo de parte de Cabildo y del PI).

No esta claro qué clima político y económico –tanto nacional como departamental– habrá para estas elecciones, lo que también influirá, pero los blancos y colorados estarán estos meses contando adhesiones, con el temor de perder alguna elección que podrían ganar si votaran bajo un mismo paraguas electoral. Y eso, será un tema en discusión interna durante estos cinco años, como aprendizaje para 2024-2025.

Un buen resultado para la “multicolor” hará creer a blancos y colorados que no hay necesidad de un acuerdo de lema común nacional para el próximo ciclo electoral, pero si el Frente mantiene su actual poder departamental, la derrota de los partidos fundacionales será presión para trabajar con tiempo en un tipo de acuerdo de coalición más permanente. Eso hace que el 10 de mayo no se decida solamente a intendentes, ediles y alcaldes.

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