Las bolsas se agitan entre la ambición y el miedo

Desinfle tras una subida muy larga

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27 de octubre de 2018 a las 05:02

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Las bolsas de valores del mundo, encabezadas por el buque insignia, Wall Street, han tenido subas y bajas agudas, por no decir histéricas. Ocurrió en febrero y ahora en octubre. La gran pregunta es: ¿se trata de un pequeño pánico pasajero, con caídas y subas frenéticas, una búsqueda de un nuevo punto de equilibrio; o es un fenómeno más profundo y destructivo?
Las bolsas reflejan lo que ocurre con las empresas y los países: si les va bien o mal; y ponen de manifiesto las expectativas de los inversores.

Las bolsas han subido mucho en la última década, tal vez demasiado, por lo que en algún momento –como siempre ocurre– habrá una caída o corrección que penalice los comportamientos eufóricos. Las bolsas son muy sensibles a la alternancia entre la ambición, que mueve la aguja hacia arriba, y el miedo, que tira abajo los valores. Ahora la manada está muy proclive a la estampida. 
La manada que compra y vende no está formada solo por grandes inversores, como fondos de pensión, gobiernos o bancos, sino también por centenares de millones de ahorristas pequeños y medianos de todo el mundo, en forma directa o indirecta, quienes buscan defender y mejorar sus carteras.

Las bolsas han subido mucho en la última década, tal vez demasiado, por lo que en algún momento –como siempre ocurre– habrá una caída o corrección que penalice los comportamientos eufóricos. Las bolsas son muy sensibles a la alternancia entre la ambición, que mueve la aguja hacia arriba, y el miedo, que tira abajo los valores. Ahora la manada está muy proclive a la estampida. 

Todos han oído hablar del “crack” de Wall Street de 1929, que arrastró al mundo a una Gran Depresión, con efectos políticos demoledores. Pero ha habido muchas otras caídas, seguidas por períodos de auge aún más largos. Las alzas más firmes se registraron en la década de 1990, gracias al optimismo pos guerra fría y el apogeo de la globalización. 

Ahora las bolsas del mundo, desde Wall Street a Shanghái, vienen de la crecida más larga de la historia: más de 10 años positivos. Hay quienes creen que las acciones están sobrevaloradas, que la especulación ha ido demasiado lejos, y que la estantería se caerá en cualquier momento. Otros, sin embargo, creen que la euforia ya pasó y que los mercados se han alineado con la realidad.
Después de la crisis financiera de 2008, cuando muchos bancos tambalearon por sus malos créditos hipotecarios, la Reserva Federal, el banco central estadounidense, inundó el mundo con billetes. Los intereses cayeron casi a cero. Pero el auge actual llevó a la Reserva Federal a subir gradualmente las tasas de interés, para evitar la euforia y el recalentamiento. Los bonos de deuda de Estados Unidos, una inversión mediocre pero segura, ya pagan más de 3% de intereses al año. Le están quitando dinero a las bolsas, que pueden rendir más pero que son mucho más peligrosas.

Hasta los bonos uruguayos, relativamente bien cotizados, han caído un poco: por los problemas fiscales del país, y por la competencia de los papeles estadounidenses. 
Los miedos globales son estimulados por los problemas de las tres principales locomotoras económicas: la Unión Europea, Estados Unidos y China.

Hasta los bonos uruguayos, relativamente bien cotizados, han caído un poco: por los problemas fiscales del país, y por la competencia de los papeles estadounidenses. 

La Unión Europea está siendo desafiada por el gobierno de Italia, una coalición de ultraderechistas y “antisistemas”, que propone aumentar grandemente el déficit fiscal. Las reglas de la Unión admiten un déficit de hasta 3% del PIB, y una deuda pública de 60%, cuando la de Italia ya supera el 130% del producto. Por primera vez en su historia, las autoridades de la Unión pidieron a un gobierno que revise su presupuesto. Los nacionalistas italianos ponen el grito en el cielo (“Italia no es Grecia para imponerle un ajuste”) y redoblan el desafío. 
Otros analistas creen que China estaría experimentado la mayor burbuja financiera e inmobiliaria de la historia, con un gigantesco endeudamiento de empresas, familias y gobiernos regionales.

Paralelamente, el renacer de las tendencias proteccionistas, que encarnan Donald Trump y otros, proyecta sombras ominosas sobre el comercio mundial. China es muy dependiente de sus ventas al exterior, y también es un fuerte inversor en muchas partes del mundo, desde América Latina a África. Bienvenidos al capitalismo global y la interdependencia.  
Estados Unidos, por su parte, está en medio de un enorme auge económico. Los cimientos están sólidos, dicen los optimistas, incluyendo un empleo récord, lo que sostiene la confianza en Wall Street. 

Paralelamente, el renacer de las tendencias proteccionistas, que encarnan Donald Trump y otros, proyecta sombras ominosas sobre el comercio mundial.

“Obviamente hay preocupaciones. Pero nuestra conclusión es que el genio de la euforia, que siempre es una señal de advertencia, está de vuelta en la botella después de la frustración de este verano”, escribió un analista citado el jueves por Yahoo Finance. “Una venta significativa de acciones fue inevitable, pero ahora las expectativas son más realistas. Se ha filtrado algo de aire de la burbuja, y eso es algo bueno”.
Habrá que ver si es verdad que el genio fue encerrado de nuevo en la botella, o si la ambición lo suelta y lo infla otra vez. 

 

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