La compañía de danza Glamazon se presentó en Got Talent Uruguay y obtuvo el pase de oro

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Lo que pasa cuando se apagan las cámaras en Got Talent Uruguay

El concurso de talentos de canal 10 emitió en la noche del lunes uno de los episodios grabados en Montevideo
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07 de julio de 2020 a las 12:40

Joaquín Fernández (22 años) termina de lavarse las manos en uno de los baños a la entrada del teatro El Galpón y al ver a un amigo entrar, la pregunta es directa: “¿Ya dieron el pase de oro?”. La respuesta es negativa y él respira, entre el alivio y la ansiedad. Son las seis de la tarde del lunes 2 de marzo. Mientras en un Uruguay sin coronavirus y con un presidente recién asumido todo transcurre con normalidad, en el legendario teatro montevideano la tensión es otra; se graba uno de los episodios del concurso televisivo Got Talent (canal 10, lunes a las 21). Joaquín está a pocos minutos de subir al escenario y no sabe aún si verá su sueño frustrado con cuatro cruces rojas o el sí necesario para continuar en el certamen.

La jornada de grabación había comenzado horas antes. El público estaba convocado desde la hora 13. Es la última escala nacional del show, que ya había pasado por Durazno, Canelones, Maldonado y Paysandú.

La espera es larga. Ya sobre el mediodía, la fila para entrar a la sala César Campodónico llega hasta la esquina de 18 de Julio y Minas. El bochorno provocado por 31 grados y un sol rajante hace sudar a los pacientes asistentes, muchos de ellos con pelos teñidos con colores vibrantes y acné en sus rostros, que aguardan una hora para finalmente poder pasar. Después deberán esperar otra hora para que comience el show.

La fila para ingresar a la grabación de Got Talent llegaba hasta la esquina y doblaba

Entre tanto, las conversaciones van surgiendo.

–¿Vos conocés a los jurados? –le pregunta una adolescente a su amiga.
–Sé que está Agustín Casanova, Petinatti...
–¿Quién es?
–Un periodista, ahí.
–Ta, ni idea.
–También está Riccetto.
–Para mí, Riccetto va a ser la mala –acota un adolescente que las acompaña.
–¿Riccetto es mala?
–¿Qué sabe de canto? Agustín Casanova sabe de canto –dice él.
–No, ella sabe de baile.

***

"Les pido por favor que no abucheen", dice al público Orlando Petinatti –conductor de radio y televisión, 30 años al frente de Malos pensamientos y anteriormente en TV en El show del mediodía, La tele está servida, Noche de miércoles, Mil perdones, Distracción y Mundo cruel–. Es uno de los cuatro jurados de Got Talent Uruguay, el que se encarga de ser el malo, el Simon Cowell local, el bautizado para el programa como "destructor de sueños". "Si hay que cortar cabezas, las cortamos", agrega. Los participantes no llegaron todavía al escenario y apenas se grabó el arranque, con la presentación de Natalia Oreiro a los responsables de evaluarlos: Casanova (cantante y exlíder de Márama), Claudia Fernández (actriz, conductora de TV, exvedete), María Noel Riccetto (máxima figura del Ballet Nacional del Sodre hasta el año pasado, premio Benois de la Danse 2017) y, claro está, Petinatti. También se graba el saludo final, una ficción de la realidad que luego se amalgamaría de forma natural en la edición. El auditorio, cómplice, aplaude en cada ocasión.

Petinatti es uno de los encargados de dirigirse a la platea cuando las cámaras están apagadas. El otro es Silvio Rienzi, conductor del programa de remates ¿Quién da más? (sábados a las 11 por canal 10), quien en este ciclo no tiene participación al aire sino como maestro de ceremonias para aquellos que presencian las audiciones en vivo. Él, por ejemplo, es quien recibe al público cuando entra a la sala, les pide que ensayen los aplausos, las ovaciones, explica las reglas del juego, ruega que todos guarden sus celulares y los tengan apagados –so pena de que un guardia de seguridad los expulse del teatro–, acomoda a las personas para que estén completos los asientos de adelante –esos que se ven de forma muy clara en las tomas cuando enfocan a los jurados– y pide que si alguien está comiendo chicle, por favor lo tire. La excusa es que queda mal en cámara, aunque de fondo también está la misofonía que padece Oreiro, una enfermedad rara que hace que no soporte que estén mascando chicle cerca suyo. Rienzi reitera, una y otra vez, que están buscando talento, pero también historias de vida. La emoción, en alguna de sus múltiples manifestaciones, debe ser parte del show.

El Galpón fue el escenario elegido para la etapa en Montevideo de Got Talent

"Se acabó la joda. Ahora vienen los participantes, que son todos una cagada", ironiza Petinatti. Y la acción comienza. A lo largo de seis horas, más de una decena de concursantes, algunos con cierto talento o virtud, otros que era mejor que se quedaran en casa, presentan su número. A Oreiro prácticamente no se la ve. Está a un costado del escenario, y solo se escucha de lejos su voz antes de comenzar a grabar cada escena, cuando los recibe.

Entre acto y acto, Claudia Fernández retoca su maquillaje, Agustín Casanova saluda a las fanáticas que fueron a verlo y Petinatti hace chistes sobre sus compañeros o hacia el público. Las hijas de Fernández y Petinatti están en la primera fila detrás de ellos, y avanzan hacia la tarima cuando tienen permitido interrumpir a sus padres. Riccetto aguarda en su silla. Cada tanto, en los cortes, se acerca Alan Goldman –uno de los hacedores de éxitos de canal 10 en los últimos años, guionista del programa y quien también estuvo detrás de MasterChef– para comentarles acerca de lo que está sucediendo.

***

De lentes oscuros, jean azul claro remangado abajo, camisa azul, championes deportivos blancos y mochila de cuero en sus espaldas, la señora de 88 años entra a las siete de la tarde a El Galpón y no entiende nada. Adolescentes y jóvenes muy jóvenes por todos lados, cámaras de televisión y bullicio habían invadido su hábitat natural, normalmente mucho más calmo y silencioso. Tenía que levantar entradas para un espectáculo.

“Estela, por acá”, le grita un hombre del lugar. La destacada Estela Medina no sabía dónde se había metido, a pesar de conocer el teatro como si fuera su propia casa. Al lado, Annasofía Faccello entrevistaba al grupo de danza Glamazon, que acababa de obtener el pase de oro, el botón dorado que si es presionado por uno de los jurados durante la audición catapulta a los artistas directamente a la semifinal.

Abrazos, emoción, lágrimas, risas. Todo mezclado.

***

Goldman se acerca a Claudia Fernández luego de que se apagan las cámaras, le da la mano y le dice: "Felicitaciones. Te levantaste, hablaste, tocaste", y muestra con su mano el gesto sobre el botón dorado. "¡Brillante!", agrega Luis Castro, gerente de Producción del canal, quien desde un costado observaba todo el rodaje y fue a hablarle a la jurado tras el pase de oro a Glamazon.

Claudia Fernández presionó el botón dorado y Glamazon pasó directo a la semifinal de Got Talent Uruguay

Claudio Casal (27 años) es el líder –“padre y madre”– de Glamazon, un grupo conformado por 10 mujeres y cinco hombres que a partir del baile desafía los estereotipos de género y la discriminación. La del arcoíris es su principal bandera.

Para la presentación en Got Talent eligieron el negro, el blanco y el rosado para su vestuario, que dos días antes se les había arruinado por completo y tuvieron que remendar contra reloj. Él, además, lleva las uñas pintadas de rojo. Porque ¿por qué no?

Unos minutos antes habían dejado todo sobre el escenario. Joaquín respira hondo y agitado, casi como en pánico, antes de comenzar la presentación y una vez que terminó. En el medio, deja boquiabiertos a todos en la sala al saltar por encima de sus compañeros Casal, Nahuel Jara y Maximiliano Rossano como parte de la coreografía.

Cuando Claudia Fernández sube al escenario a felicitarlos, Joaquín es el primero en correr a envolverse en sus brazos. La emoción hasta las lágrimas de los bailarines traspasa el set televisivo y eriza la piel. Es por la espectacular demostración de danza grupal, pero también por el mensaje que transmiten.

Agustín Casanova dice que están frente a uno de los posibles ganadores del concurso. Antes de apretar el botón dorado, Claudia Fernández lanza una frase que es casi un grito de guerra, y cómo no estar de acuerdo: Viva el amor y la libertad, ¡carajo!

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