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Colas, gritos, calor y selfies: Got Talent mostró su fuerza y a sus estrellas en el Parque Rodó

En un evento lleno de fanáticos enardecidos, el programa de Canal 10 presentó a sus figuras y adelantó que tiene todo para ser el éxito televisivo de 2020
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28 de febrero de 2020 a las 05:04

Élida tiene 89 años y está agarrada de la valla como si tuviera quince. La silla de ruedas, de la que depende pero igual deja atrás, está vacía y al rayo del sol. Frente a ella, a unos metros, Natalia Oreiro gira y se pasea en un vestido rojo por la también colorada alfombra, que cubre esa zona insolada del Parque Rodó y que muere en un escenario que tiene las palabras Got Talent pintadas en un toldo de fondo. En el calor de la tarde, en la transpiración de la gente que se acumula allí desde hace horas, la piel blanquísima-casi-pálida de una de las pocas “estrellas” reales que tiene este país reluce. “Nati”, como grita la gente rompiéndose la garganta, tiene tiempo para las fotos y selfies de todos. Va de acá para allá y en un momento le avisan que está Élida. Se arrima a la señora casi flotando y le da un beso. Élida no le dice mucho con las palabras, pero sí con la sonrisa. Una mujer cercana a ella le explica a Oreiro que la mira desde siempre, que la sigue en la tele y en el cine y en todos lados. Y Élida se gana lo que fue a buscar.

Oreiro fue la primera en aparecer porque, está claro, es el rostro principal, es quien tendrá encima los focos más importantes del próximo gran éxito de Canal 10, muy por encima del jurado que integran María Noel Riccetto, Claudia Fernández, Agustín Casanova y Orlando Petinatti. Sí, leyó bien: la palabra éxito está allí a propósito, y la usamos ahora, mucho antes saber incluso la fecha de estreno del ciclo, que sigue en el terreno de lo desconocido. Porque, a ver: ¿hay alguien que tenga alguna duda real de que esta apuesta no será, en efecto, un éxito? Basta mirar la cifras de los que se presentaron a los diferentes castings del país, basta escuchar como las adolescentes –la franja etaria que domina el evento– se matan por un pedacito de Casanova para la foto, basta ver la aglomeración que convoca un evento dedicado casi en exclusividad a las marcas que patrocinan el programa y a un brevísimo desfile de sus figuras.

Porque eso es lo que sucede en esta espectacular tarde de jueves de febrero casi marzo. Después de varias horas en las que la gente hizo cola en los diferentes stands desperdigados por el parque –en una disposición similar a la de una feria, con el agregado de que era todo gratis y que el mangazo estaba a la orden–, los rostros famosos que integran el staff televisivo de Got Talent se muestran en escena y enardecen todavía más a la masa. En realidad el que la enardece es el ex líder del finado grupo de cumbia pop Márama, y en menor medida Claudia Fernández. Los vítores dirigidos a Petinatti, en tanto, suenan a inercia –y hay algún que otro abucheo colado–, mientras que los de Riccetto están un poco más apagados, quizás fruto del desconocimiento o de quién sabe qué. La cosa es que la gente grita. Y se hacen escuchar.

La organización del evento es buena. Muy buena., Reproduce, por lo que parece, la apuesta enorme, millonaria, que el canal está haciendo con este programa. Hay drones, animadores, el mago Daniel K hace de las suyas un rato, las grúas para las cámaras giran por el lugar, una veintena de miembros del staff corren de un lado al otro con intercomunicadores y un montón de cosas más pasan en simultáneo. Y en el medio de todo eso, un grupo de productores vestidos de negro llega, de repente, con Oreiro, su vestido rojo y una sonrisa más grande que la cola del stand de Ricardito, lista para hablar con la prensa.

“Estuvimos en Durazno, en Maldonado, en Paysandú y ahora en Montevideo”, empieza a contar la ya no tan futura conductora de Got Talent. “Nos faltan tres días en El Galpón; vamos a ver los seleccionados de entre 10 mil, que son 250”.

Oreiro cuenta que ella será la encargada de articular los nervios de los participantes, dado que algunos se enfrentarán a una cámara por primera vez en el programa. Dice que le gusta, que está entusiasmada y que prefiere ese rol, porque en el jurado “les diría a todos que sí”.

“Los recibo, charlo con ellos de su historia. Soy la única de los cinco (el jurado y ella) que conoce sus historias, porque los demás no pueden saberlas para, justamente, no sensibilizarse antes de verlos. (…) Sería malísima como jurado. Todo me sensibiliza, todo me gusta. No tengo el ojo más clínico que de repente ellos sí. María Noel (Riccetto), por ejemplo, es una de las más estrictas, porque tiene una formación académica muy importante y cuando vienen grupos de baile realmente se pone muy rigurosa. Yo los haría ganar a todos, porque todos me parecen divinos”, dice, y larga una carcajada encantadora que emboba a los que están pegados al sector de la prensa.

A la vista está que semejante evento, que va a terminar durando poco más que unos cuarenta minutos, es la prueba de que la intención de Canal 10 es lograr un fenómeno que salga de la pantalla y se inserte en la sociedad, en la conversación, en todos los planos que le sea posible. Tal y como lo hicieron con MasterChef. Oreiro está de acuerdo. Y esto dice: “Era muy importante para el proyecto que se entendiera que no era algo que sucedía en Montevideo y en un canal de televisión; la idea era que recorriéramos todo el país para encontrar el talento uruguayo. A la vez, compartimos mucho tiempos juntos. Desayunamos juntos, cenamos juntos, se formó un lindo equipo. Y con la familia de Canal 10 también; fueron noventa personas viajando siempre. La producción es imponente, yo estoy asombrada. Nunca vi algo así, con todo el canal al servicio del proyecto”.

Y en el Parque Rodó no pasa mucho más. El jurado y Natalia suben al escenario y saludan, uno por uno. Invitan al casting del otro día en el teatro El Galpón, pero avisan que casi no hay entradas. Después saludan. Y en unos minutos, sube la banda Mala Tuya para el cierre. Algunos los escuchan, otros siguen haciendo colas para ver si se pueden llevar algo más. En la ruleta de El Emigrante, por ejemplo, están saliendo premios a lo loco.

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