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Los bonos que suben en silencio (I)

Análisis sobre los mercados financieros a cargo de Michel Bomsztein, MBA
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09 de julio de 2020 a las 21:24

Los bonos corporativos han subido mucho más que las acciones. Si a eso le sumamos los intereses, el rendimiento total ha sido por lejos superior al del mercado accionario. Sin embargo es algo que pasa desapercibido para la prensa en general y para el inversor promedio. Desconozco la razón pero en cualquier caso, ahora lo pondremos sobre la mesa.

El funcionamiento de los bonos es contraintuitivo por lo que se entiende poco. Generalmente se toma como un instrumento que genera un interés fijo y ahí termina la historia.

Se supone que en las acciones se gana o pierde por diferencia de precio mientras que en los bonos se gana con el interés que paga y no se pierde. También es muy común escuchar que un bono que cotiza “bajo la par” es barato y “sobre la par” es caro, y que para ganar dinero hay que invertir en acciones porque los bonos son solamente para renta. Nada mas alejado de la realidad, como veremos en esta y próximas columnas.

Se puede ganar y perder mucho tanto con acciones como con bonos. Son mercados que funcionan diferente y hay que entenderlos para aprovecharlos y evitar sorpresas desagradables.

Sucede que vivimos en una confusión generalizada y ante la sorpresa de muchos inversores al ver que los bonos corporativos subían en plena crisis es que decidí escribir este artículo.

Partamos de que estamos viviendo dos pandemias: la del covid-19 y la económica. La paralización del mundo no tiene precedentes en la historia moderna. Sin embargo sucedió. Y para mantener al “planeta girando”, los gobiernos mas poderosos con Estados Unidos a la cabeza han tomado violentas medidas de estímulo fiscal y monetario. Las tasas de interés se han desmoronado, en casi cualquier moneda siendo cada vez mas próximo a 0 la rentabilidad nominal de un depósito bancario, y en algunos casos hasta negativo. Ya hay 75 bancos centrales del mundo con tasas negativas, y todavía faltan países... no queda duda de hacia donde vamos.

El mensaje que nos envían las autoridades es claro: “No guardes el dinero, necesito que lo gastes. Si lo querés guardar, me vas a tener que pagar para que lo acepte en depósito”.

Muchos economistas pronostican que como consecuencia de estas medidas el mundo va hacia una alta inflación. De eso no hay duda, el tema es cuando y que hacemos mientras tanto. El que hacemos después lo veremos en otra temporada de la serie.

Ahora dejemos entonces la foto de lado para ver la película en movimiento: tenemos a la economía mundial en terapia intensiva recibiendo cantidades infinitas de dinero todos los días para mantenerla en “estado de coma” y que no se nos muera. El petróleo con una caída del 35% en lo que va del año. El consumo está detenido o en caída. Millones de puestos de trabajo han desaparecido. Hay capacidad ociosa por todos lados y muchas empresas se debaten entre la vida y la muerte.

Así entonces digamos que como poco, no hay ningún indicador que esté mostrando presiones inflacionarias a la vuelta de la esquina. Sino mas bien todo lo contrario. El riesgo actual para evitar a cualquier precio es de deflación no de inflación.

Según varios estudios, en el mejor de los casos no antes de dos o tres años tendremos a la economía norteamericana presionando a la inflación. Así lo han visto algunos inversores de bonos, especialmente los institucionales y han actuado en consecuencia. Pero ¿que vieron?

Históricamente el mercado de bonos ha sido mejor predictor del futuro de la economía que el mercado accionario.

Algunos de ustedes seguramente hayan leído sobre finales del año pasado que “las curvas de rendimiento de los treasuries norteamericanos estaban invertidas”. Siempre que se ha dado este fenómeno la economía norteamericana ha entrado en recesión en los siguientes seis a nueve meses. Esta vez no ha sido la excepción.

El aluvión de medidas heterodoxas llevadas adelante por la Reserva Federal ha logrado por primera vez desde que se tienen registros, que toda la curva de rendimientos sea menor al 1%. Esto quiere decir que los bonos soberanos que van desde dos meses a 30 años de plazo rinden menos del 1% anual. Sin embargo la Reserva Federal dobló la apuesta, anunciando que su capacidad de intervención en el mercado es ilimitada, que lo continuará haciendo y que las tasas de interés se mantendrán bajas por lo menos hasta el año 2022. Y así fue como los operadores de bonos obtuvieron la confirmación de que la tendencia alcista para los bonos corporativos y algunos soberanos había llegado para quedarse por un tiempo. En las próximas entregas explicaremos el por qué.

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