Los inversores y analistas de Wall Street son cada vez más pesimistas por el escenario de las acciones estadounidenses

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Los inversores se alejan de las empresas estadounidenses y apuestan por las europeas

Lo hacen movidos por el temor a un “aterrizaje duro” de la economía de los Estados Unidos y los malos balances de las compañías. La movida, que también beneficia a los mercados emergentes, se da en la previa de las reuniones de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo
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31 de enero de 2023 a las 05:00

En la antesala de las reuniones que mantendrán los comités de política monetaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) y el Banco Central Europeo (BCE) desde hoy y hasta el jueves, los inversores que apuestan por los activos bursátiles de empresas con base en la economía real comenzaron a dejar Wall Street para volcarse hacia las acciones que cotizan en las bolsas europeas. Así lo indica un informe del Bank of America, que señala que las plazas del Viejo Continente recibieron US$ 3.400 millones en flujos de capital en los últimos cinco días.

El flujo a favor de Europa llevaba 48 semanas seguidas de fugas, debido a los temores de recesión que asoman en los Estados Unidos, según el análisis elaborado por el grupo de estrategas de la entidad y difundido por las agencias de noticias especializadas en el mundo financiero. Dinámica que también favorece a los mercados emergentes, que recibieron en el mismo lapso inversiones por unos US$ 7.900 millones.

La contracara: las bolsas estadounidenses, que exhibieron ingresos por sólo US$ 300 millones, el primer dato positivo en un mes, según el Bank of America, que cita datos de EPFR, firma que monitorea los movimientos globales de dinero. Según la entidad, las acciones europeas resultan cada vez más atractivas con relación a las de Wall Street debido a que los economistas consideran más probables un descenso de la inflación en Europa, dato al que se suma la reapertura de China y un alivio en la crisis energética que atraviesa el continente.

Los inversores y analistas de Wall Street son cada vez más pesimistas por el escenario de las acciones estadounidenses, no sólo por el panorama de una posible recesión sino también por los últimos balances que presentaron las compañías y la dura política de la FED, que luego de subir las tasas un 0,50% para ubicarla en un rango de entre 4,25% y 4,50%, el mayor nivel desde 2007, se apresta esta semana a anunciar un nuevo aumento.

Según el Bank of America, cada vez hay más signos de un “aterrizaje duro” de la economía estadounidense. En otras palabras: que la FED no logrará al mismo tiempo subir las tasas, bajar la inflación y evitar que la economía caiga en recesión. “Otro endurecimiento de las condiciones financieras en esta próxima primavera (boreal) podría llevar a la economía estadounidense a una recesión, cuando crece a una tasa del 7% en términos nominales”, advierte el informe.

La necesidad de subir las tasas es criticada por algunos economistas. Son los que enfatizan que la principal fuente de la inflación actual fueron las restricciones por el lado de oferta relacionadas con la pandemia y los cambios en el patrón de la demanda, y no el exceso en la demanda agregada creada por el gasto público en plena pandemia. La lectura agrega que aumentar las tasas de interés podría hacer más daño que bien, al tornar más costoso para las empresas invertir en soluciones para superar las actuales limitaciones que exhibe la oferta de bienes y servicios.

Por lo pronto, el informe del Bank of America señala que el índice S&P 500, considerado el más representativo de la economía real de los Estados Unidos, está muy cerca de caer a un nivel en el que los inversores comenzarían a deshacerse masivamente de las acciones estadounidenses. Una visión que coincide con otros datos difundidos por los bancos HSBC, Barclays, Goldman Sachs y Morgan Stanley, los cuales, además de Europa, hacen eje en los mercados emergentes como nuevo destino de los fondos.

“En cada década hay un nuevo líder en el mercado. En los 2010, eran las acciones de los Estados Unidos y de las tecnológicas de gran capitalización, mientras que los líderes de esta década claramente pueden ser las acciones internacionales y de los mercados emergentes”, indicó esta semana Jitania Kandari, subdirectora de inversiones y directora de investigación macroeconómica para mercados emergentes de Morgan Stanley.

La tendencia parece confirmada por el índice MSCI, que reúne las acciones más representativas de los mercados emergentes. En lo que va del año, el índice acumula una ganancia del 8,6%, en contraposición con el 4,7% del índice equivalente de los Estados Unidos. Según el punto de vista de Kandhari, cada vez existe una mayor divergencia entre el tamaño de capitalización del mercado bursátil de los Estados Unidos y la participación relativa cada vez menor del país en la economía global, lo que lleva a los inversores a repensar sus carteras y a considerar que las acciones de sus empresas están sobrevaluadas.

Lo que se viene

El camino restrictivo de la FED, uno de los más agresivos en décadas, comenzó en marzo del año pasado cuando dispuso un primer incremento del 0,25% en unas tasas que, hasta entonces, se ubicaban en niveles cercanos a cero con el objetivo de sostener la economía durante la recuperación post pandemia. En mayo, subió la tasa un 0,50%, y luego, en las reuniones de junio, julio, septiembre y noviembre, las elevó un 0,75% en cada ocasión.

De esta forma, la inflación anual, tras alcanzar un récord en cuarenta años del 9,1% interanual en junio pasado, comenzó a moderarse y en diciembre último se desaceleró al 6,5%. La expectativa sobre la reunión que finalizará el miércoles es que la FED reduzca las subas con un alza del 0,25%. Criticada inicialmente por endurecer su política monetaria demasiado tarde, ahora es criticada por estar excediéndose con los incrementos.

"Incluso con la reciente moderación, la inflación continúa alta y la política necesita ser lo suficientemente restrictiva por un tiempo para asegurar que la inflación retorne al 2% de forma sostenida", evaluó hace dos semanas la vicegobernadora de la FED, Lael Braindard. Otros funcionarios, como los titulares de las reservas de Dallas y Philadelphia, Lorrie Logan y Patrick Harket, manifestaron su apoyo a una suba del 0,25% y consideran que "los días de los aumentos de 75 puntos seguramente ya pasaron".

Los economistas especulan que la FED hará otra suba de tasas del 0,25%, y luego las dejará sin modificaciones, aunque la duda pasa por cuánto tiempo esperará hasta comenzar a reducirlas. Algunos funcionarios creen que la política restrictiva debe continuar por un tiempo para evitar un resurgimiento de la inflación.

También el BCE se prepara para volver a subir sus tasas y apunta a nuevos aumentos para hacer frente a una inflación en la zona euro, que sigue siendo elevada. Tras años de dinero barato, la institución presidida por la francesa Christine Lagarde aplica desde mediados del año pasado una política de tasas altas para enfriar la economía y frenar así la escalada de precios provocada por la guerra en Ucrania y la salida de la pandemia.

La vuelta a una relativa calma en los mercados de la energía permitió que la inflación bajara en diciembre por segundo mes consecutivo, hasta el 9,2% interanual, aunque se mantuvo muy por encima del objetivo del 2%. Sin embargo, la inflación llamada subyacente –que excluye la energía y los alimentos– volvió a subir en diciembre hasta el 5,2%. El lado positivo: que los datos recientes parecen atenuar los temores de una recesión, que hasta hace poco se creía inevitable.

Gracias a la mejora de las cadenas de suministros, la reapertura de la economía china tras el levantamiento de las restricciones sanitarias y el apoyo gubernamental, la actividad en la zona del euro se recuperó en enero luego de seis meses de contracción. “En este contexto, y frente a la persistencia de la inflación subyacente, Lagarde no tiene más remedio que reafirmar su compromiso de diciembre de un aumento de 0,5 puntos porcentuales, que debería continuar en marzo", dijo a la agencia de noticias AFP Frederik Ducrozet, economista jefe de Pictet.

Esta nueva suba situará la tasa que remunera la liquidez bancaria no distribuida en forma de crédito hasta el 2,5% y la tasa de las operaciones de refinanciación a corto plazo hasta el 3%, el nivel más alto desde noviembre de 2008. "La razón para una suba de las tasas de 0,50 puntos es clara. El trabajo del BCE está lejos de haber terminado", apuntó en declaraciones a AFP Carsten Brzeski, economista de ING.

En lo inmediato, la FED, más avanzada en las medidas de endurecimiento, buscaría un equilibrio ante una inflación que parece ceder y una economía que se ralentiza. El BCE, en tanto, viene a la zaga y debería, según los analistas, subir las tasas a un ritmo sostenido para alcanzar los niveles restrictivos de su par estadounidense. La discusión, como siempre, se da entre halcones y palomas, pero siempre en el carril de la ortodoxia, un sendero que en Europa expresa con absoluta claridad el influyente presidente del Banco Federal alemán, Joachim Nagel.

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