Los por qué de subas y bajas en los ingresos netos de los ganaderos

Esto porque, aunque el 2021 quedará en la historia como un muy buen año, en el año contable que va de julio 2020 a junio 2021 el ingreso ganadero tuvo una leve caída.

El efecto pandemia se hizo sentir durante el segundo semestre de 2020 y el comienzo de 2021 y pesó más que el muy buen último trimestre del ejercicio.

Aun bajando en dólares, es un muy buen resultado en términos históricos y un récord en pesos constantes.

Los productores ganaderos que participan de este tradicional análisis obtuvieron un promedio de ingresos de capital de US$ 77 por hectárea durante el ejercicio 2020/21, 5% menos que los US$ 81 en el período 2019-2020, pero 54% más que el promedio de los últimos 20 años. Cabe recordar también lo muy altos que fueron los precios en la prepandemia, en el segundo semestre de 2019.

En pesos constantes, los ingresos fueron de $ 3.266 por hectárea, 10% más que en el ejercicio anterior y 30% más que el promedio histórico.

El resultado fue “muy parecido al año pasado, que tuvo los valores máximos del período, y con valores destacados”, dijo Molina en la presentación realizada el martes.

A pesar de un clima adverso en varias zonas y de la pandemia, los dos años consecutivos de resultados muy por encima del promedio de los últimos 20 años muestra que ha empezado una nueva ganadería.

La estabilidad que da China y las transformaciones locales hacen la diferencia.

La baja en dólares se explica por varias razones. El precio promedio del ganado y la lana es menor que los del ejercicio anterior, que tuvo un muy buen período en la prepandemia, en el segundo semestre de 2019.

En la zona oeste, la que recibió más lluvias, en el ejercicio pasado subió la dotación ganadera, tanto por vacunos como por ovinos en las 150 empresas analizadas. La tasa de extracción crece, al igual que la productividad. Crece en 97 kilos por ha con un máximo de 154 kilos por ha. Pero eso no compensa la baja de precios de los productos. Hay más producto bruto, pero crecen los costos perjudicando la relación insumo/producto.

En líneas generales, los resultados se mantienen.

La suba de los fertilizantes también incidió en el aumento del costo de las praderas, ya que los kilos necesarios para pagar el gasoil se mantuvo en niveles bajos y sin variantes relevantes respecto al ejercicio anterior.

También hay una leve suba de las rentas.

Los resultados productivos en el este son inversos: menos dotación y menos productividad, que en su total se ubica en 100 kg/ha, 2% menos que el ejercicio anterior.  No cambia la suba de costos. El ingreso de capital cae de US$ 89 a US$ 73 por ha, en tanto que la baja del ingreso de los arrendatarios, (ingreso neto) cae de US$ 46 a US$ 27 por ha.

El análisis de las carpetas verdes muestra resultados que para los establecimientos de ciclo completo son muy distintos según la distribución de lluvias.

En la región este-noreste-centroeste bajaron los ingresos, y en la zona norte-litoral norte se mantuvieron o subieron mínimamente (1%). Pero no todo es clima. En las empresas del norte y litoral norte vuelven a incidir favorablemente las lanas finas.

Molina destacó que “la combinación de alta dotación ovina y muy buena productividad de lana fina, tanto por hectárea como por animal, defienden muy bien los resultados”.

En la zona norte y litoral norte el producto bruto crece 6%, de US$ 176 a US$ 187, los costos crecen 12% y la relación de insumo/producto se vuelve algo más adversa, aunque Molina destacó que siguió siendo favorable.

El ingreso de capital subió 1%, de US$ 91 a US$ 92 por hectárea en comparación con el ejercicio anterior, mientras que el ingreso neto para los arrendatarios se mantuvo incambiado en US$ 62.

La producción fue de 97 kilos de carne vacuna por hectárea (5% más) vendida en promedio a US$ 1,72 en pie (4% menos), y hubo un aumento general de costos, de 12%.

La productividad mejoró, si bien colocaron la producción a menor precio, vendieron más kilos de carne vacuna, de carne ovina y de lana. Los precios de la lana bajaron entre 12% (lanas finas) y 37% (lanas gruesas).

En la zona este cae el producto bruto 7%, desde US$ 181 por hectárea a US$ 169, con menos kilos de carne vacuna, igual cantidad de kilos de carne ovina y la misma producción de lana, con precios inferiores en todos los rubros.

Los costos crecen 4% y, como consecuencia, el ingreso de capital en las empresas ganaderas desciende 18% desde el ejercicio anterior al último: bajó de US$ 89 a US$ 73 por hectárea.

El ingreso neto de los arrendatarios cae desde US$ 63 a US$ 46/ha, es decir 27%. 

En las empresas criadoras las diferencias regionales se diluyen. 

Para las empresas criadoras en el norte y litoral norte la norma es la estabilidad respecto al ejercicio anterior.

El ingreso de capital sube de US$ 69 a US$ 70 por hectárea en promedio (+ 1%) y el ingreso neto de los arrendatarios se mantiene en 43 US$/ha.

Los resultados de ingreso de capital para los criadores de la zona este-centroeste y noreste se vieron afectados por el déficit hídrico.

La mayor diferencia en el desempeño de ambas zonas fue los kilos de carne producida. Los ganaderos del norte produjeron más kilos, compensando en parte la baja de precio de venta en la primera parte del ejercicio.

En el este-noreste-centroeste los productores produjeron 2% menos por hectárea (88 kilos) y los ingresos por hectárea bajaron de US$ 80 a US$ 70 por hectárea, pero fueron las únicas empresas que vendieron a mejores precios que en el ejercicio anterior, US$ 1,93 por kilo en pie, con un componente importante de venta de terneros en abril y mayo, cuando la hacienda comenzó a recuperar valor.

Las tendencias del ejercicio

El clima, como factor de mayor impacto, fue “poco favorable para el ejercicio ganadero, con una primavera 2020 muy amarreta en precipitaciones, y más en el este-noreste-centroeste que en el norte y litoral norte; las lluvias fueron muy pobres para estas empresas ganaderas con un componente importante de pasto natural”, indicó.

El dólar prácticamente sin movimiento en todo el ejercicio –creció 1,3%– no jugó a favor del productor, considerando una inflación de 7,5% en el período julio 2020-junio 2021 que no permitió licuar costos en pesos pasados a dólares.

Además, los costos de producción subieron y bajaron los precios de producción respecto al ejercicio 2019/20:  ganado gordo (-9,5%), ternero (-9,3%), cordero (-9%) y lana (-12% finas -37% gruesas).

Los precios del ganado mejoraron sobre el final del ejercicio, tanto en el gordo como en la reposición y el cordero.

En cuanto a las relaciones de costos, excepto el gas oil –que se abarató en la relación de kilos de producción necesarios para adquirir el insumo–, los precios de todos los demás insumos se incrementaron.

Comparando con 2019/20, en 2020/21 los productores necesitaron más kilos de sus productos para costear salarios, praderas, verdeo invernal, ración para recría y la canasta familiar.

Como síntesis, el director general del IPA afirmó que los ingresos de capital bajan respecto al período anterior, “pero en términos históricos estamos en valores 50% por arriba del promedio de los últimos 20 años en dólares corrientes, y 30% en pesos constantes”.

Según explicó Molina “las empresas se las ingeniaron para hacer frente a la situación (pandemia y sequía), desarrollaron capacidad de adaptarse a contextos no del todo favorables y tener la necesaria resiliencia para no salir tan malheridas”. Esto último, reafirmó, es el objetivo final de la información brindada.