Julio Rezende arma su itinerario –por ahora– imaginario: las cuevas de las Siete Hermanas en las laderas de Arsia Mons, el Valles Marineris, el Monte Olimpo y los polos sur y norte. No habla de su país –Brasil– ni de su planeta, sino de uno que desearía (y se prepara para) visitar: Marte. “Al llegar realizaría actividades extravehiculares y turismo marciano”, dijo con seguridad a Cromo.
Este profesor de la Universidad de Rio Grande do Norte (UFRN) ya pisó un terreno similar. Pasó dos semanas en la Mars Desert Research Station (MDRS, la pionera, ubicada en Utah, EEUU), un hábitat de simulación para la exploración superficial de Marte. De ahí salió con una idea: construir la primera en su tipo en América Latina. Y lo hizo. “En breve la especie humana habitará más de un planeta”, afirmó. Más vale entonces estar preparado.
Rezende llegará a Uruguay en marzo para participar de la Campus Party, un festival de innovación y tecnología que tendrá lugar en Punta del Este, donde contará la historia de Hábitat Marte.
Esta estación está ubicada en la zona rural de Caiçara do Rio do Vento, a 100 kilómetros de Natal. No obstante, el paisaje es muy distinto al de ese destino de playa: allí es un terreno semiárido, salpicado con cactus y arbustos, con una media pluviométrica de 520 milímetros al año, repartidos, fundamentalmente entre marzo y abril. Como referencia, la precipitación media de Montevideo es de 933 milímetros.
“La región ha vivido una severa sequía en los últimos siete años, condición que ha motivado la creación del Hábitat Marte, para investigar el desarrollo de hábitats autosostenibles que se ocupan de las amenazas del cambio climático”, explicó Rezende en entrevista con Cromo.
En 2018 se duplicaron las estaciones marcianas en la Tierra. Ya existían la MDRS, la Hawaii Space Exploration Analog Simulation y la HI-Seas and Flashline Mars Arctic Research Station (en Nunavut, Canadá). A estas se sumaron Hábitat Marte, la Desert Mars Analog Ramon Station (ubicada en el desierto del Néguev, Israel) y la AMADEE-18 (en Omán).
“Los hábitats lunares y en Marte necesariamente tendrán que funcionar de modo autosustentable. Esto significa: reciclar los residuos, reaprovechar el alcantarillado, generar energía y almacenarla y producir alimento. La preparación implica mucha investigación y en ese sentido los hábitats análogos a Marte, como el Hábitat Marte, pueden ser muy útiles”, señaló.
Aquí las misiones se realizan durante 48 horas con equipos de entre tres y cinco participantes. Las misiones en Utah, Hawaii o Canadá duran hasta 80 días, pero un proyecto en la isla se prolongó hasta un año.
En cada misión se recolectan muestras de suelo y minerales, se practican observaciones astronómicas, se evalúan los sistemas de apoyo a la vida, se prueban los trajes espaciales –en Hábitat Marte se usan unos cascos de moto adaptados– y se analizan los aspectos de comportamiento y humor de los integrantes, entre otras tareas.
Los miembros de la tripulación no pueden abandonar el recinto sin trajes espaciales, se enfrentan a un bloqueo total de las comunicaciones con el exterior, el agua es limitada y la alimentación es, en parte, “experimental”. Así lo indicó Rezende: “Son nuevos alimentos que estamos probando. Alimentos hechos con plantas como la moringa –un árbol originario de India que es una de las fuentes naturales más importantes de vitaminas y minerales– y alimentos liofilizados –es decir, deshidratados–.
Desde el inicio de la operación de Hábitat Marte, en diciembre de 2017, se desarrollaron varias tecnologías: un traje espacial con un módulo autónomo de enfriamiento sostenible, un sistema hidropónico de irrigación, un invernadero, una cámara de descompresión; además de protocolos sanitarios y de seguridad y rutinas espaciales.
El equipo de la estación tiene previsto realizar 12 misiones durante este año. Pero la más difícil no implica ninguna tarea en el laboratorio, sino que se trata de conseguir financiamiento. Una inversión hasta ahora postergada es la instalación de paneles solares.
“El desafío es tener un ambiente vibrante con la participación del Estado y de la sociedad, con uno cooperando con el otro para el desarrollo de una sociedad enfocada en innovación, teniendo el espacio como un área como puerta de entrada para importantes carreras académicas y profesionales”, dijo Rezende.
Desde la segunda misión, realizada en enero de 2018, se ha investigado cómo el Hábitat Marte podría colaborar con los Objetivos del Desarrollo Sostenible, en particular los relacionados con el agua potable y el saneamiento. Y eso no es para el planeta rojo, sino para las regiones semiáridas y áridas que no tienen el mismo color que el planeta azul. En este aspecto, las misiones se concentran en desarrollar técnicas, procedimientos y tecnologías de reutilización del agua. Por ejemplo, en la estación se utiliza también la moringa para limpiar el agua. Un prototipo de purificador será probado en marzo. Además, la tripulación debe seguir un estricto protocolo que indica usar toallitas húmedas o de papel para lavar los platos o no afeitarse todos los días.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá