El presidente Luis Lacalle Pou fue a la ciudad de Libertad, en San José, para celebrar los 150 años de su anversario. Allí, luego los actos y un desfile cívico-militar y de caballería gaucha, fue enfrentado por una mujer enojada.
“Mis hijas merecen seguir estudiando y no aguantar los recortes que hizo, porque el pescado no se lo vende a cualquiera, porque medio país no le cree, porque es un sinvergüenza y porque lo que mis compañeros del Frente Amplio no se animan a decir yo sí se lo digo”, arremetió la ciudadana.
Ante esos dichos, el mandatario le consultó su nombre; Natalia Curbelo se lo mencionó y replicó: “¿Tiene algún problema, me va a hacer una ficha o qué?”.
“No, no”, respondió Lacalle, mientras continuaba sacándose fotos con los demás presentes. “Con respeto podemos escucharnos todos”, añadió el jerarca.
Curbelo le dio la razón, pero le increpó que él “no escucha”. Por otro lado, señaló que realizó un desfile cívico-militar que “desde la dictadura no se veía”.
“La gente lo va a disfrutar”, le replicó el presidente. “Lo disfrutó”, dijo ella; “¿sabés qué pasa? Los militares no tienen la culpa tampoco. Lo que mata es el atropello, nada más”.
El diálogo entre ambos terminó allí, justo cuando el resto del público comenzó a vitorear al mandatario. “Viva Lacalle”, aplaudieron.
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