Estamos en un período de transición hacia la movilidad eléctrica, en el que abundan la desconfianza y el miedo (con o sin motivos). Poco a poco, se comprueba que la electricidad en la movilidad vino para quedarse.
Tarde o temprano una gran cantidad de vehículos eléctricos inundarán nuestras calles. De hecho, la consultora BCG pronostica que para el 2035 más de la mitad de las ventas de vehículos a nivel mundial serán eléctricos.
Pero ¿los miedos de los potenciales compradores son reales? ¿Es posible transitar tranquilamente con un eléctrico en Uruguay?
Para responder estas preguntas, Fabricio González, head de Quantik Lab, recorrió 1.000 kilómetros del territorio uruguayo en condiciones adversas.
González partió desde Montevideo hacia la ciudad de Rivera, a 500 kilómetros de distancia, y luego retornó al punto inicial. Lo acompañó su familia (esposa y dos hijos), por lo que el auto estaba cargado al máximo.
El vehículo eléctrico era de la marca BYD, modelo E2, que según el fabricante cuenta con 400 kilómetros de autonomía. El desafío era que la única forma de carga se encontraba en puestos públicos o privados disponibles en la ruta; es decir, no llevaron cargador de emergencia.
El viaje presentó algunas condiciones adversas: fue en julio, en pleno invierno, con temperaturas que rozaban los cero grados, viento y lluvia.
Uno de los primeros inconvenientes con los que se encontraron fue en una estación de servicio de Durazno: al llegar, dos autos estacionados (tradicionales) bloqueaban las plazas de carga eléctrica. Tuvieron que conversar con la gerencia del lugar y, tras 30 minutos de espera, por fin accedieron al cargador. Sin embargo, era un cargador lento (7 kw), lo que les implicó 4 horas de carga para recién continuar el viaje al día siguiente.
Otro de los problemas fue la disponibilidad de cargadores cercanos. Rumbo a Tacuarembó, se encontraron con otro vehículo eléctrico en la ruta; más que una anécdota, el miedo a que este segundo auto ocupara el único cargador en varios kilómetros a la redonda comenzó a acechar. Esto (que finalmente no ocurrió) habría implicado esperar durante horas a que este vehículo completara su carga para recién arrancarla suya.
Un aspecto clave de los cargadores, además de la cantidad, es el mantenimiento. A la ida, localizaron uno en Tranqueras (a 30 km de Rivera) que no estaba operativo. Esto podría ser un gran problema para alguien que no tenga conocimiento de cómo manejar las velocidades: cuanto más rápido avanza un auto eléctrico, más batería gasta.Por eso, para grandes distancias, es necesario rebajar la velocidad, para no agotar la carga antes del destino o del próximo cargador.
Por su parte, una de las sorpresas fue la topografía del camino: las pendientes pronunciadas al llegar a Rivera fueron críticas para el consumo de la batería. Para este tipo de vehículos existe una funcionalidad que se llama freno regenerativo, que genera energía eléctrica a partir de la energía cinética que se produce cuando el auto frena o aminora la velocidad.
En el caso de esta travesía y la ruta con pendientes empinadas, la regeneración de batería no era suficiente: al subir se observaba una potencia de consumo de los 22 kw, mientras que en el descenso se regeneraban 14 kw.
Asimismo, aunquesuene sorprendente, el factor climático afecta la autonomía del vehículo, que puede reducirse hasta en un 45% respecto a la que indica el fabricante. En este viaje, González se enfrentó al frío, viento y lluvia, lo que (sumado al auto con cuatro pasajeros y su equipaje) disminuyó la autonomía de 400 km a casi 200 km.
La respuesta corta es que no. Si bien en teoría se pueden hacer, en la práctica hay demasiados riesgos.
Con el tiempo, habrá cada vez más vehículos eléctricos en las rutas; por tanto, la infraestructura deberá crecer para asegurar que los viajeros lleguen a destino. Además, los conductores deben asegurarse de que los adaptadores o cables sean compatibles con todos los cargadores.
Por su parte, aunque se vaya recuperando batería de a poco, si el vehículo carga a 7kw en los cargadores lentos, los tramos largos se hacen lentos de recuperar. Si, en cambio, se contara con carga de 22kw o 40kw (carga rápida), la experiencia se asemejaría a la de repostar combustible en una estación de servicio. Bajar al baño e ir por un café, en unos 15 o 30 minutos, puede dar el porcentaje necesario para seguir unos cuantos kilómetros más, en lugar de quedarse horas para completar 200 km.
Se puede afirmar que Uruguay está en transición hacia la movilidad eléctrica. Pero este viaje también comprueba que, aun planificando un trayecto extenso, situaciones inesperadas (como la escasa disponibilidad de carga en el norte del país) pueden alterar los planes en pocos minutos.
Además de mucha autonomía, se necesita infraestructura de carga con un desarrollo y mantenimiento apropiado para sortear estos imprevistos. Si bien crece cada año a pasos agigantados, para recorrer varios kilómetros con tu eléctrico, aparte de planificar, vas a precisar que la suerte esté de tu lado.
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