A Nicolás Culela todavía no le cae la ficha. El sábado pasado le ganó al argentino Damián Blaum, su ídolo, una carrera de 21 kilómetros de natación en aguas abiertas en Paraná. Pero 13 horas de viaje de ómnibus después ya estaba entrenando con la mira puesta en los Juegos Odesur de Playa de Rosario y el lunes retomó normalmente sus tareas como guardavidas en el Cantegril Country Club donde además es profesor de natación.
Noviembre del año pasado lo vio reaparecer con todo en el Sudamericano de Lima donde terminó 15º en la prueba de 10 k tras recuperarse de un desgarro abdominal que lo tuvo cuatro meses parado.
“Nueve de esos 10 kilómetros los hizo, junto con Maximiliano Pacot, en el pelotón de avanzada. Esa actuación más este triunfo en Paraná indican que Nicolás está al mismo nivel competitivo que la elite del continente”, explicó a Referí su entrenador desde julio de 2016, Nelson Corbo.
“Los 21 k de Villa Urquiza-Paraná hasta 2015 era une etapa de Copa del Mundo de la FINA que salió del calendario por los enormes costos que se exigen para el seguro. Compitió Pilar Geijo, la argentina que es cuatro veces campeona del mundo y recordista del Río de la Plata, que viene segunda en el ranking mundial de mujeres, el juvenil Santiago Petruchi que venía de correr la maratón Santa Fe-Coronda y Damián Blaum, de 37 años, que tiene el récord de 88 kilómetros de la Hernandarias Paraná, al igual que Geijo que tiene el récord femenino”, contó por su parte Culela.
“Cuando empecé en aguas abiertas Blaum fue mi referente, con 17 años ya le ganaba a Carlos Scanavino que tenía 30, es cuarto en el ranking mundial y tiene cuatro vicecampeonatos del mundo, hace 15 años está entre los mejores 10 del mundo, es olímpico, bajó una hora el récord del Río de la Plata. Y tiene el plus de la experiencia que en este deporte es todo”, explicó Culela.
Formado en Campus de Maldonado con Diego Chiriff como entrenador, Culela fichó por Olimpia en noviembre de 2015. Con Corbo entrena a distancia y distribuye sus horas de piscina entre el Campus y el Grand Hotel que tiene una pileta de 24 metros.
“Para manejar bien los ritmos no se entrena en aguas abiertas”, explicó el nadador que es seis veces campeón nacional (2011 a 2015 y 2018).
Y el ritmo es la clave de este asunto: “Con Nelson nos dimos cuenta que, salvo con los fenómenos mundiales, tan lejos no estamos en temas de ritmo y eso me fortaleció mucho la cabeza. De cara a Paraná había entrenado bien los ritmos para los 21 kilómetros y salí del primer metro a liderar la carrera, no hice drafting y le corrí de igual a igual a Blaum. Para mí en los personal plasmar el entrenamiento en una carrera es un plus impresionante, tan lejos de la elite no estoy”, comentó.
“Yo, con 26 años, me siento mucho mejor que con 20. Sobre todo para manejar las corrientes en las competencias”, expresó Culela.
Las aguas abiertas entrañan el peligro de la naturaleza. En 2010, en una prueba realizada en Encarnación, en el río Paraná, varios nadadores murieron arrastrados por la corriente.
“Hay que respetar las corrientes y creo que uno de mis puntos fuertes es saber calcular y usar buenas estrategias”, explicó el nadador que es padrino de la Asociación de diabéticos del Uruguay y de Uruguay por Livestrong.
Uno de los mayores sustos de su carrera se lo llevó en los Juegos Odesur de Playa 2014 disputados en Vargas donde vio una enorme manta raya en el fondo del mar Caribe. “Iba en el pelotón y era muy difícil que nos atacara, pero no dejó de asustarme”.
“Esa agua es transparente, en Paraná el río es amarillo y en Belén nadé en el Amazonas donde hay mucho tronco, ramas y donde se recomienda no orinar por la presencia de pequeños peces que pueden entrar por la uretra”, recordó.
“En Viedma siempre había un lobito de mar que corría a la par de los nadadores: hermoso”.
Culela ya se prepara para su segunda presencia en los Odesur de playa y para este año hará otra vez historia, junto a Maximiliano Pacot, disputando en su disciplina el Mundial de deportes acuáticos en Corea del Sur.
Los desafíos parecen ser el motor de su carrera. Quiere cruzar el Río de la Plata, hacer el cruce del río Uruguay y tirarse de la meseta de Artigas cuesta abajo hasta recorrer 100 kilómetros llegando al club Remeros de Paysandú. “Scanavino lo hizo, son 15 horas y pueden llegar a ser 20 si no nadás bien”, explicó.
Culela, quien disputó sin éxito un preolímpico en Setubal para intentar clasificar a Río 2016, comentó que a la competencia interna de aguas abiertas le faltan kilómetros: “Solo la de Punta del Este es de 4.000 metros, el resto son de 1.600 o 2.000 metros”.
Su mayor orgullo, ahora, es que la Copa de Villa Urquiza-Paraná, ahora tiene su nombre y el de Uruguay. Un mojón para la historia: nunca antes un uruguayo había ganado una prueba internacional a nado abierto.
110 carreras lleva disputadas desde 2011 entre etapas del Campeonato Nacional y pruebas paralelas y nunca se bajó del segundo puesto. Ganó seis de nueve campeonatos y tiene el récord de pruebas ganadas en las carreras de Náutico, Malvín, Pocitos, Punta del Este y Pirápolis. En Paysandú ganó en tres de sus cuatro participaciones y aspira alcanzar el récord de nueve triunfos de Carlos Scanavino.
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