EITAN ABRAMOVICH / AFP

Nuestra cordialidad

Antiguamente las cosas se tomaban con mucha responsabilidad y si una autoridad debía hacer un viaje por carretera, era corriente que lo siguiera “un coche de respeto”, que iba solamente con su conductor

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08 de mayo de 2020 a las 05:00

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Los días transcurren y el tiempo pasa dejando sus huellas. Son las mismas de toda mujer y de todo hombre cuando las ocupaciones habituales les llevan a trabajar con intensidad a lo largo de los días. No me pongo sentimental sino que alabo el trajín de nuestra vida cotidiana en estos tiempos llenos de incertidumbre en el mundo todo y, que por lo  tanto nos afecta también.

Hemos inaugurad un tiempo nuevo. Una pandemia nos acompaña. Pero deseo con todas mis fuerzas que nos abandone pronto. Bien sé que la ciencia está empeñada en ello y, que nuestro país nos cuida y protege a cada una y a cada uno de sus hijos como una madre buena.

En tanto, como expresa una canción , “La vida sigue igual”. Es una aventura que nos toca vivir. Para los creyentes tiene otras connotaciones. No sé por qué pero me han venido a la cabeza unos términos que, para los muy jóvenes, les parecerá antediluviano. Antiguamente las cosas se tomaban con mucha responsabilidad y si una autoridad debía hacer un viaje por carretera, era corriente que lo siguiera “un coche de respeto”, que iba solamente con su conductor.

Lo del “coche de respeto” lo podemos tomar también en estos momentos de pandemia. Vale la pena seguir las indicaciones médicas generales y atesorar, además, las prescripciones de los facultativos.

Las personas mayores recordamos la llegada de la penicilina y no fue antes de la muerte de Artigas. Para mí, como para millones de personas, trajo una solución impensable para nuestros antepasados. Por eso, cada día, aparecen noticias y adelantos, sobre posibles medicamentos para tratar el mal que hoy nos aqueja.

En tanto, aguardamos con ansiedad las noticias de nuestros Departamentos y de nuestra ciudad capital. La cordialidad está unida al afecto. Somos cordiales “por nacimiento” y se  fortalecerá cada vez mas. Basta asomarse a los hogares que pueblan nuestra querida tierra y así volver a sonreír.

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