Oro y arte de la rotura en un oso de plástico

En el predio de la Fundación Atchugarry, en lugar de crecer plantas, se plantan raras esculturas.

De distintos orígenes, formas y materiales, las obras conforman un paisaje onírico que se completa con la hermosa postal del campo fernandino interrumpido por una cañada.

Hoy, a la hora 20, el Parque de Esculturas dará la bienvenida a una nueva obra que dará al paisaje otro brillo.

Se trata del Oso dorado, una escultura de 2 metros de altura con la forma del animal realizado en plásticos reciclados y recubierto de mosaicos de oro 24 kilates.

La obra fue realizada por el colectivo Cracking Art: un grupo de artistas europeos que utilizan como eje de su obra el concepto de la rotura. Pero también “cracking” hace referencia al proceso mediante el cual el petróleo se quiebra en pequeñas moléculas con las cuales se crea el plástico, su materia prima. Elaborar animales de plástico a gran escala es su manera de devolver a la naturaleza lo que antes le perteneció en forma de combustible.

El grupo se hizo reconocido gracias a sus instalaciones: una invasión en el medio de la ciudad de animales o insectos de plástico. Caracoles azul brillante o pingüinos al rojo vivo fueron algunos de sus protagonistas, que le dieron a las ciudades que visitaron un shock de color además de una atmósfera más natural.

El año pasado se presentaron en la Bienal de Arte Contemporáneo de Italia-China con Guardianes rojos, un conjunto de perros colorados de 1,60 de alto que colocaron frente a la Villa Real de Monza, que fue utilizada como residencia por los reyes del entonces reinado italiano.

Sin embargo, el Oso dorado nada tiene que ver con la historia italiana ni con los reyes: que fue realizada a instancia de la marca veneciana pionera en mosaicos Trend, que llega por primera vez a Uruguay de la mano de la empresa Grassi.

La ceremonia que mostrará al público el Oso dorado es la bienvenida de la marca al país, además de una excusa para presentar el Premio Trend 2013, un concurso que invita a los artistas que quieran desarrollarse en el arte del mosaico a participar.

El primer premio será otorgado a aquel que exprese de manera más cabal el uso del mosaico Trend. Y los premios no son nada despreciables. El ganador podrá viajar a Venecia y realizar el curso de máster en mosaicos en el laboratorio Orsoni, además de exhibir su obra en la Angelo Orsoni Mosaic Gallery.

El ganador de la mención de honor así como los siguientes tres finalistas recibirán, respectivamente, 3 kilos y 1 kilo de mix de mosaico de oro.

El nuevo hábitat artístico

Además de contar con el taller del escultor y salas de exposición, la Fundación Atchugarry (que es patrocinada por Fundación Itaú), tiene en su parque una suerte de museo a cielo abierto de 25 hectáreas.

Las esculturas –algunas del propio artista y otras de escultores nacionales y extranjeros– apelan directamente a la diversidad tanto de materiales como de estilos artísticos.

Pero además de mostrar un gran abanico de posibilidades escultóricas, el parque también intenta entablar un diálogo entre lo manufacturado y la naturaleza, haciendo que el ideal de Cracking Art coincida con su nuevo hábitat.

Este mes la fundación estrenó dos exposiciones: Viaje a través de la materia de Pablo Atchugarry, una muestra que explora cómo influye el material en la concepción de la obra. También estará el artista Miguel Ángel Battegazzore con su exposición Las criaturas de Prometeo, metáforas de lo humano y Jerusalem, arte y misterio, de la fotógrafa Viviana Tagar.

Luego del 31 de enero, estas muestras darán paso a dos nuevas exposiciones. Las entradas para todas las actividades son gratuitas.