AFP

Pagos a los pobres de Brasil impulsan popularidad de Bolsonaro

Las donaciones de US$100 al mes han compensado el mal manejo de la pandemia por parte del presidente, dicen los analistas

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03 de septiembre de 2020 a las 13:52

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Bryan Harris

En los seis meses transcurridos desde que Brasil sufrió los primeros embates de la pandemia de coronavirus, la nación más grande de América Latina pasó de una crisis a otra, desde la caótica respuesta del sistema de salud pública al covid-19 hasta las investigaciones federales sobre el presidente Jair Bolsonaro y su familia e incluso a las advertencias sobre un golpe militar.

Sin embargo, conforme comienza a estabilizarse el impacto del virus — tras haber causado hasta ahora más de 120,000 muertes e infectado a casi 4 millones de personas — la popularidad del líder derechista brasileño ha repuntado hasta alcanzar nuevos niveles máximos, lo cual pone de manifiesto su resistencia política mientras se prepara para la reelección en el año 2022.

En una encuesta de Datafolha publicada el mes pasado, el 37 por ciento de los encuestados le dio a la administración de Bolsonaro un índice de aprobación positivo, en comparación con un 32 por ciento en junio, el índice más alto desde que el ex capitán del ejército asumió el cargo en enero del año pasado. Casi el 50 por ciento de los encuestados dijeron que no culpaban al presidente de 65 años — quien ha criticado las medidas de distanciamiento social, expulsado a dos ministros de salud y se ha enfermado de covid-19 — por el número de muertos. Los índices de aprobación sugieren que Bolsonaro pasaría a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de dos vueltas del país.

Según los analistas, el programa de donaciones de dinero para los pobres, el atractivo del presidente como alguien "ajeno" a la política, sus partidarios entusiastas y la debilidad de la oposición del país contribuyen a explicar esta fortaleza relativa.

En abril, el equipo económico de Bolsonaro implementó un programa que ha distribuido alrededor de US$100 al mes a millones de las personas más pobres de Brasil, más que los ingresos normales de muchos.

Con un costo de alrededor de US$10 mil millones mensuales, el programa está inflando la deuda de Brasil, pero está produciendo dividendos políticos. El apoyo a Bolsonaro se ha disparado entre los ciudadanos más pobres y en regiones más pobres como el noreste — hasta alcanzar el 35 por ciento este mes — en comparación con el 22 por ciento en diciembre, según una encuesta de Datafolha. Esto compensa con creces su decreciente apoyo entre los brasileños ricos, quienes se han cansado de su política enconada.

"A pesar de los casos de corrupción que enfrenta y la gestión totalmente desastrosa de la pandemia, aún podría ganarse el voto de los votantes más pobres", dijo Isabela Kalil, profesora de la Facultad de Sociología y Política de São Paulo.

Señaló que el presidente — quien nunca había mostrado interés en la pobreza y desigualdad desenfrenadas de Brasil antes de la crisis — se ha adjudicado la propiedad del estipendio, a pesar de que el congreso fue el que aprobó la legislación.

Una comunicación tan eficaz es fundamental para comprender su popularidad, según Aline Burni, investigadora política de la Universidad Federal de Minas Gerais. El presidente ha logrado en gran medida desviar la culpa de la crisis del coronavirus hacia sus oponentes políticos, incluyendo los alcaldes y gobernadores, dijo.

"Ha logrado crear narrativas que no aparecen en los principales medios de comunicación. Está constantemente en modo de campaña, siempre haciendo énfasis en sus credenciales como una persona ajena a la política", dijo.

Bolsonaro también se ha beneficiado de una mejoría en su relación con el congreso y la corte suprema. Después de alcanzar un trato con un poderoso bloque político conocido como el Centrão que evitaría cualquier posibilidad de un voto de juicio político en su contra, el presidente ha evitado el enfrentamiento con las instituciones de la nación.

En cambio, la administración se ha vuelto a enfocar en la agenda económica, incluyendo la discusión de una importante reforma tributaria y políticas para superar la recesión provocada por la pandemia.

La falta de una oposición unificada lo ha ayudado, sobre todo en el congreso, donde los partidos políticos han hecho poco para obligar al presidente a rendir cuentas por su manejo de la pandemia.

"La pandemia de Covid ha desempeñado un papel en esta falta de movilización de la oposición", dijo Burni. "Bolsonaro está en las calles, pero la oposición no, principalmente porque se toman en serio las medidas de distanciamiento social".

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