Una ley sancionada en 2018 que reconoce los derechos de las personas transgénero y prohíbe su discriminación y acoso, ha generado nuevos debates en Pakistán, un país donde la homosexualidad se sigue considerando un delito.
La ley de protección de los Derechos de las personas transgéneros que ya tiene cuatro años de vigencia en el país, garantiza el derecho a autoidentificarse como hombre o mujer o una combinación de ambos géneros y a tener un documento registrado con la identidad asumida, incluyendo pasaportes, documento nacional de identidad, licencia de conducir y certificados de instituciones educativas.
Pero pese a que la ley tiene plena vigencia, nuevos debates han agitado las redes sociales, especialmente a partir de críticas a una cláusula que estipula “una persona transgénero tendrá derecho a ser reconocida según su identidad de género autopercibida”.
Las críticas sobre esta cláusula han motivado que el senador Mushtaq Ahmad Khan, perteneciente al partido religioso Jamat e-Islami, presentara una petición ante la corte federal Shariat que, en forma separada de las cortes civiles, examina si las leyes cumplen con normas del Islam.
El senador le dijo a DW que había pedido que el item referido al derecho de los interesados por optar autodefinir su género, debía corregirse y ser reemplazado por la indicación de que la decisión debería ser considerada por una junta médica. “Permitir el cambio de género es un aspecto controvertido en la ley”, afirmó.
La modificación ya había sido propuesta en el Senado por Kahn en noviembre de 2021, pero fue rechazada por la entonces ministra de Derechos Humanos Shireen Mazari.
Por su parte, el ministro federal de Justicia, Azam Nazeer Tarar, le expresó a DW que la ley había sido votada en forma unánime por todos los partidos políticos para proteger a la marginalizada comunidad transgénero y garantizarle derecho a la educación, la herencia, la salud y el empleo. Agregó que la ley había sido previamente objeto de consulta con el consejo de ideología Islámica, un cuerpo con rango constitucional para asesorar al gobierno en cuestiones islámicas.
En 2009, la Suprema Corte había dictaminado que los “hijras”, el nombre dado a las personas transexuales, podrían tener documentos de identidad con la denominación de “tercer sexo”, pero en la práctica, la comunidad transgénero siguió siendo marginal y enfrentando una abierta discriminación en la educación y el trabajo.
Según el censo nacional de 2017, en Pakistán había en ese momento 10.000 personas transgénero, pero los grupos de derechos humanos afirman que esa cifra no es correcta y la realidad debe estar más cercana a 300.000 personas transgéneros en el país.
El abogado de derechos humanos Osama Balik afirmó que antes de la ley de 2018 -que considera un paso adelante importante- las leyes reconocían solamente dos sexos en Pakistán, hombre y mujer, y aquellos que no entraban en ninguna de las dos clasificaciones estaban expuestos al aislamiento y la discriminación.
Pese al avance representado por la ley, que fue apoyada plenamente por la comunidad transgénero, los abogados y activistas defensores de los derechos de la comunidad han expresado su preocupación porque el gobierno no ha actuado lo suficiente para asegurar que se garantice una verdadera igualdad para todos a los que deben llegar los beneficios establecidos en la ley.
Las preocupaciones de la comunidad se basan en que los sectores religiosos conservadores califican a la ley como un intento clandestino de permitir la unión matrimonial entre personas del mismo sexo.
El abogado Malik señala que la ley se refiere solamente a los derechos integrales que garantizan la igualdad para con las personas transgénero, “no hay ninguna mención al matrimonio igualitario en la ley” explica Malik.
Farzana Bari, una activista por los derechos de la mujer, le dijo a DW que la protesta de los religiosos “es una petición inútil para dar marcha atrás con la identidad de género, basada en argumentos inválidos”.
En Pakistán, las personas transgénero suelen estar marginadas de la vida social, muchas viven en comunidades cerradas y el único camino de subsistencia es el trabajo sexual, el baile, el canto o el pedir limosna.
Según Bari, son vulnerables a ataques indiscriminados y en los últimos años casi 100 transgéneros han sido asesinadas solamente en la provincia Khyber Paskhtunkhwa.
“Exigimos un censo de la comunidad transgénero y urgimos al gobierno a no ligar el tema de nuestros derechos con la religión”, agregó la abogada Bari.
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