Aecio Neves,
candidato socialdemócrata que quedara en segundo lugar detrás de Dilma Rousseff en las pasadas elecciones presidenciales de
Brasil, fue contundente: "la salida del PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño) cierra la tapa del ataúd de un
gobierno moribundo".
Neves, junto a dirigentes políticos de otros partidos, participó de una conferencia de prensa en Brasilia en la que manifestó que la ruptura en el gobierno del partido aliado al Partido de los Trabajadores significa el golpe de gracia para el gobierno de Rousseff. "El gobierno de (Dilma) Rousseff terminó. (...) La partida del PMDB, en mi apreciación, provocará la de otras fuerzas que aún apoyan al gobierno", declaró el político opositor.
Neves, que perdió las elecciones de 2014 por un estrecho margen, expresó que tal como sucedió en 1992 con la destitución del entonces presidente Fernando Collor de Mello, en caso de que se produzca la destitución de Rousseff, todos los partidos deberán colaborar con el gobierno provisorio hasta 2018. "Nos cabe dar sustento político a la transición", declaró, y aseguró también que Michel Temer, actual vicepresidente y quien eventualmente ocuparía el lugar de Rousseff, "deberá demostrar que está en condiciones de mantener el apoyo, aceptando una agenda dura, que no será fácil para el país".
"Tenemos la responsabilidad del día siguiente. Nuestra primera alianza debe darse en torno a un programa mínimo, de emergencia", afirmó Neves.
Pese a que Aecio Neves se reunió con Temer la semana pasada, descartó tener algún interés en obtener un cargo ministerial. "No está en mis prioridades", expresó.
Cuatro de los partidos presentes en la conferencia de prensa (Demócratas, Partido Socialista Brasileño, Partido Popular Socialista y el partido Solidariedade) que apoyan al gobierno de Rousseff, rechazaron las acusaciones contra la mandataria y contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, y calificaron el proceso de Impeachment (juicio político) como un golpe de Estado.
La cúpula del PSDB discutirá el próximo lunes con el expresidente Fernando Henrique Cardoso una potencial transición y el programa que debería implementarse para paliar la feroz crisis económica que sacude a Brasil.