La estatal brasileña Petrobras dejará de alinear sus precios internos con los internacionales

"Los reajustes continuarán siendo realizados sin periodicidad definida, evitando pasar a los precios internos la volatilidad coyuntural de las cotizaciones internacionales y la tasa de cambio", indicó la compañía controlada por el Estado.

La empresa precisó que la decisión se traducirá en un abaratamiento del R$ 0,44 por litro en el precio medio del diésel que pagan las distribuidoras, que pasará de R$ 3,46 a R$ 3,02 (USD$ 0,61), y en una reducción de R$ 0,40 por litro de nafta, que de esta forma pasará de R$ 3,18 a R$ 2,78 ( US$ 0,56).

Adicionalmente, Petrobras anunció que venderá el cilindro de gas natural de petróleo de 13 kilogramos a las distribuidoras por un precio promedio de R$ 8,97, menor que el actual y que, si las distribuidoras transfieren íntegramente el ahorro al consumidor final, el cilindro llegará a los hogares con un precio promedio de R$ 99,87 (US$ 6,7).

"Esta es la mejor noticia. Bajamos el precio del cilindro”, comentó el presidente de Petrobras, Jean-Paul Prates, poco después de reunirse con el Ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira. Según el presidente de Petrobras, esta es la primera vez desde octubre de 2021 que el precio de un cilindro de gas vendido a distribuidoras cae por debajo de R$ 100.

De esta manera, se pone fin "a la subordinación obligatoria al precio de paridad de importación, manteniendo al mismo tiempo el alineamiento con precios competitivos por punto de venta, con miras a la mejor alternativa accesible a los clientes", agregó la empresa.

“Petrobras recupera su libertad para fijar precios. Nos liberamos de un factor único y exclusivo", dijo el presidente de Petrobras. “Era hora de brasilizar los precios de los combustibles”, evaluó Silveira, al calificar la medida como “un día de fiesta para el gobierno y para la sociedad”.

El funcionario afirmó que la nueva política permitirá a la empresa cumplir su función social, induciendo competitividad entre las petroleras, sin dejar de ser "rentable y atractiva para los inversores". El funcionario, además, calificó como una “abstracción, una mentira y un crimen contra el pueblo brasileño” la política de paridad.

Agregó también que el gobierno no interfirió en la decisión administrativa de la empresa, aunque ha estado trabajando para que las petroleras adopten un precio de referencia nacional. "Esta es una decisión interna de Petrobras y un gesto de Brasil", dijo.

Prates, por su parte, aseguró que con el “ajuste de la estrategia comercial”, Petrobras recuperará su libertad para fijar precios de acuerdo al contexto doméstico. “Nos liberamos de un factor único y exclusivo, que era la paridad con el mercado internacional”, añadió.

El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, ya había prometido durante la campaña electoral que iba a "abrasilerar" los precios, dependientes de una política que para el mandatario buscaba "agradar a los accionistas en detrimento de los brasileños", lectura que acompañó en enero pasado con la designación de Prates al frente de la compañía.

Al llegar a la presidencia, Lula da Silva decidió frenar la desinversión y la venta de activos de Petrobras iniciada en 2016, luego de la destitución de Rousseff, iniciada por Temer y continuada por Bolsonaro, período en que Petrobras incorporó la paridad del precio internacional como si fueran importados.

Es por eso que el año pasado Petrobras registró ganancias líquidas por unos US$ 36.000 millones de dólares, un 76% más que en 2021, el mayor resultado positivo para una empresa en la historia de Brasil. En ese contexto la firma, que controla el Estado pero cotiza en las bolsas de Nueva York, Madrid y San Pablo, pudo anunciar ese año que iba a distribuir “megadividendos” entre sus accionistas privados.

En la práctica, Petrobras estuvo bajo presión durante el mandato del ultraderechista Bolsonaro, quien cambió los presidentes de la compañía cuatro veces en cuatro años debido al malestar generado por las subas de los precios de los combustibles y en especial del gasoil, ya que Brasil importa el 30% de lo que demanda.

A finales de febrero, y luego de designar a Silveira al frente de la empresa, el gobierno de Lula da Silva reanudó parcialmente el cobro de impuestos federales sobre la nafta y el gasoil, suspendido por Bolsonaro, al tiempo que creó un impuesto sobre la exportación de crudo que suscitó un conflicto con las petroleras extranjeras.

“Vamos a utilizar las ventajas que tiene Petrobras a favor del país sin alejarnos del precio internacional. Cuando digo referencia no es paridad de importación, sino referencia internacional. Cuando el mercado se calienta en el exterior, con precios del petróleo y sus derivados consistentemente más altos, eso se verá reflejado en Brasil, porque brasilizar los precios significa tomar en cuenta nuestras ventajas utilizando la competitividad interna de la empresa sin sacar a Brasil del contexto internacional”, advirtió Silveira.

(Con información de las agencias AFP y Agencia Brasil)