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6 de marzo 2023 - 5:00hs

La Armada ocultó las verdaderas circunstancias en las que una de sus lanchas se dio vuelta y estropeó así su costoso equipamiento electrónico. 

Se dijo a la prensa que la lancha auxiliar del ROU 51 “Isla de Flores” se accidentó en un ejercicio de remolque en el puerto de Montevideo. En verdad, la lancha se dio vuelta en el marco de un procedimiento para llevar mar adentro a tres embarcaciones obsoletas que los mandos habían decidido hundir en medio del Río de la Plata.

Nunca se informó que eso había acontecido.

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Más allá del inconveniente, las tres vetustas naves fueron hundidas a 180 millas náuticas al sureste de Montevideo tras ser cañoneadas por los barreminas Temerario (ROU 31) y Audaz (ROU 34).

Mientras la operación hundimiento seguía su marcha, la lancha volcada fue remolcada -dada vuelta- hacia el puerto de Montevideo.

Una vez en el puerto, los marinos intentaron sacarla del agua, izándola con una grúa. Pero otra vez algo no se hizo bien, la embarcación primero se elevó, pero luego cayó y se golpeó contra el agua, agravando sus daños.

El episodio ocurrió en noviembre. Fuentes de la Armada dijeron que se ordenó guardar silencio a todos los que habían tenido participación en estos sucesos.

“Ejercicio de entrenamiento”

En actividad desde 1956, las lanchas de patrulla y salvamento de Prefectura ROU 70 y 71 estaban ancladas en el muelle de la Escuela de Especialidades de la Armada, en el Cerro, ya declaradas fuera de servicio. Otra idéntica, la ROU 72, aún navega. Más allá de su nombre, sus dimensiones exceden lo que coloquialmente se entiende por “lancha”: tienen 22,65 metros de eslora (longitud), 5,24 de manga (ancho) y 1,65 de calado.

Otra lancha menor, la Edarra, estaba –también desafectada- en el mismo embarcadero.

Para sacarlas de la base del Cerro y entregarlas a los barcos que las remolcarían hacia el lugar fijado para hundirlas, los oficiales a cargo de la operación decidieron usar a la lancha de búsqueda y rescate ROU 51, uno de los navíos más modernos de la fuerza, cuya función no es el remolque.

Esa embarcación tiene una lancha auxiliar en su popa.

Según el capitán Alejandro Chucarro, encargado de Relaciones Públicas de la Armada, la lancha auxiliar fue arriada para facilitar la acción de remolque y terminó dándose una vuelta de campana.

Chucarro no pudo explicar exactamente cómo ocurrió eso.

“Yo no estaba presente cuando fue el remolque. Pero estimo que esta embarcación pequeña se arrió para poder hacer el remolque. No sé cuál fue la maniobra exacta. Sé que hizo agua y al hacer agua, bueno, dio vuelta de campana”.

En cambio, otras fuentes de la Armada que pidieron mantener el anonimato dijeron que la lancha auxiliar fue usada para sacar del muelle a las naves viejas y se la chocó contra una roca.

 La tripulación fue rescatada, pero todo el equipamiento electrónico de la lancha se arruinó. Boca abajo, la lancha auxiliar fue remolcada hasta el puerto de Montevideo. El Observador accedió a un video que así lo muestra.

Una vez que la lancha auxiliar del ROU 51 estuvo en el puerto (semisumergida y dada vuelta), se la trató de izar con la grúa del buque ROU 21 Sirius. Pero otra vez hubo un error, el peso fue mal calculado, y las lingas se rompieron, provocando que la lancha auxiliar cayera y golpeara contra el agua, agravando los daños que ya le habían provocado.

Este último episodio fue imposible de ser ocultado a la opinión pública por haber ocurrido en pleno puerto de Montevideo, pero las explicaciones que se dieron no fueron las verdaderas.

A El Observador se le dijo en aquel momento que la lancha se había dado vuelta “en la entrada al puerto cuando realizaba tareas de adiestramiento de personal”.

El portal Defensa, sin citar fuentes pero basándose evidentemente en información de la Armada, señaló que la lancha auxiliar “se hundió en el puerto de Montevideo, sin motivo aparente”. Agregó: “Todo indica que habría quedado abierta o mal colocada una tapa de registro o visita”.

Por su parte, La República logró entrevistar al capitán Chucarro. El oficial dijo que la lancha “se dio vuelta campana mientras realizaban un ejercicio de remolque y esta sufrió daños únicamente en equipamiento electrónico”.

En esa nota Chucarro agregó que “esta clase de ejercicios se realizan para que el personal esté entrenado”.

Nada se dijo de que todo ocurrió en el marco de un procedimiento para hundir en el Río de la Plata a tres navíos declarados obsoletos.

Consultado Chucarro respecto a por qué no se habían informado las reales circunstancias en que la lancha auxiliar se dio una vuelta de campana y arruinó su equipamiento electrónico, manifestó: “Fue en el marco de la operación, pero no en el remolque. La embarcación no estaba haciendo remolque. Es parte de las maniobras. La explicación a veces cuando se da no puede hacerse tan al detalle”.

Permisos ambientales

En 2020 la Armada había llamado a licitación para vender como chatarra a las lanchas ROU 70 y 71, que habían servido a la institución durante más de medio siglo. La ROU 70, por ejemplo, fue la embarcación que interceptó el barco donde Wilson Ferreira Aldunate procuraba regresar al país, en 1984, durante la dictadura.

“Estuvieron mucho tiempo en el muelle de la Escuela de Especialidades. Estaban muy deterioradas, se vivían hundiendo y teníamos que reflotarlas a cada rato. Eran un inconveniente”, dijo Chucarro.

Una única empresa, Nibelstone SA, se presentó a la licitación y ofreció apenas US$ 100 simbólicos por cada una de las embarcaciones. La oferta fue aceptada, pero Nibelstone cerró y nunca se quedó con las naves.

La decisión de hundirlas fue del mando, dijo Chucarro.

Hundir un barco en medio del Río de la Plata no es algo que suela hacerse, entre otras razones porque el costo del remolque es caro, dijo un empresario naviero.

Además, deshacerse así de una embarcación requiere de permisos ambientales difíciles de obtener, dijo el subsecretario del Ministerio de Ambiente Gerardo Amarilla.

“No hay una norma específica, pero por el artículo 47 de la Constitución, la ley de impacto ambiental y el Código de Aguas, nos dan fundamento para impedirlo”, señaló, refiriéndose en general a este tipo de situaciones.

El artículo 47 de la Constitución señala que “la protección del medio ambiente es de interés general. Las personas deberán abstenerse de cualquier acto que cause depredación, destrucción o contaminación graves al medio ambiente”.

Chucarro dijo que la Armada obtuvo los permisos ambientales necesarios de parte de la Dinama, la Dirección Nacional de Medio Ambiente. Pero esta oficina no existe desde que se creó el Ministerio de Ambiente. “Se hicieron todos los trámites. La Dinama terminó autorizando. La persona que estuvo a cargo de la maniobra me dijo que estaban todos los permisos hechos”.

Consultado por el nombre de ese oficial, dijo no estar autorizado a revelar su nombre: “Es un capitán de la Armada que estuvo a cargo”.

Consultado el entonces ministro de Ambiente, Adrián Peña, dijo desconocer por completo el caso.

Peña agregó que una acción de ese tipo debió contar al menos con el visto bueno de las direcciones de Planificación –que maneja el tema residuos- y la de Impacto Ambiental del Ministerio de Ambiente, lo que no ocurrió.

Amarilla también se enteró de lo ocurrido a raíz de la consulta de El Observador.

Marisol Mallo, encargada de planificación del Ministerio de Ambiente, dijo no haber tenido conocimiento ni participación en el tema.

Varias de las funciones que antes recaían en la Dinama, ahora están a cargo de la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental (Dinacea). Su director, Eduardo Andrés López no respondió a los mensajes.

El episodio que fue ocultado a la opinión pública fue registrado en video por los propios participantes.

Filmaciones en poder de El Observador muestran como desde un barco se disparan varios cañonazos contra las viejas embarcaciones. Al comienzo se fallan un par de tiros. Luego se la impacta varias veces. No se escatimaron municiones. En la película se aprecia como a una sola de las lanchas se le disparan diez cañonazos consecutivos sin lograr hundirla.

En otro video se escucha como un tripulante festeja gritando “¡Vamos nosotros!” cuando aciertan uno de los cañonazos.

Chucarro dijo que el procedimiento se aprovechó para hacer “práctica de tiro”.

La Armada, que tiene una activa política de comunicación pública informando día a día sobre todo tipo de tareas, no emitió ningún comunicado ni por el vuelco ni por la caída de la lancha auxiliar de la ROU 51. No se informó de la magnitud de los daños provocados a esta embarcación por los dos accidentes consecutivos que padeció.

Tampoco sobre los hundimientos en medio del Río de la Plata de las ROU 70 y 71.

 

*Aclaración: Esta nota fue modificada porque en su versión inicial informaba que el hundimiento de los barcos había ocurrido a un kilómetro de la costa cuando ocurrió a 180 millas náuticas al sureste de Montevideo. A los lectores, las disculpas del caso.

 

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