GIAN MASKO / AFP

Perú en la encrucijada

Perú en la encrucijada. Por Ricardo Peirano, director de El Observador

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25 de julio de 2021 a las 05:00

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En un marco de gran crecimiento económico, parece que ser presidente en Perú es una tarea delicada y difícil de llevar a término. Aparte del caso de Alberto Fujimori, que dio un golpe de estado y gobernó entre 1992 y 2000 y cumple pena de prisión de 25 años en un cuartel, a sus sucesores no les ha ido mucho mejor. Alejandro Toledo (2001-2006) se encuentra en arresto domiciliario en Estados Unidos a la espera de saber si se lo extradita a Perú o no por un caso de lavado de activos. Alan García, (2006-2011 que fue su segunda presidencia) se suicidó en 2019 cuando iba a ser detenido por la policía por cargos de corrupción por coimas de Odebrecht, empresa que tuvo también que ver en los problemas de Toledo, y de los que vinieron después. Ollanta Humala (2011-2016) tiene que ir a juicio junto a su esposa Nadine Heredia por el caso Odebrecht. Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) renunció a su cargo por el escándalo Odebrecht y se encuentra en arresto domiciliario. Martín Vizcarra (2018-2020), que completó el período de Kuczynski, se encuentra inhabilitado políticamente y es investigado por recibir sobornos. La firma brasilera Odebrecht tuvo, además de los problemas en Brasil, la capacidad de llevar a la cárcel a cuatro presidentes peruanos en los últimos 20 años. Un record inigualable.

Ahora le toca el turno al maestro Pedro Castillo, que viene del Perú profundo y carece de experiencia política (y seguramente de contactos con Odebrecht). Castillo acaba de ser confirmado como ganador de la segunda vuelta a Keiko Fujimori, hija de Alberto, por mínima diferencia (44 mil votos en 17 millones válidos) y asume la presidencia el próximo 28 de julio. Desconocido hasta hace unos meses viene con una agenda muy reformista y extremista. Por de pronto quiere convocar a una asamblea constituyente para redactar una constitución desde cero como hicieron Venezuela, Bolivia y Ecuador y se apresta a hacer Chile. Su partido, Perú Libre, liderado por Vladimir Cerrón, propugna nacionalizaciones y estatizaciones por doquier. El propio Castillo ha demostrado en algunas entrevistas un descornamiento total de los principios más básicos de la economía y de la política internacional. Ha prometido atacar los monopolios pero no ha sido capaz de definir correctamente uno solo de ellos en Perú.

Es verdad que el gran crecimiento de Perú ha sido desparejo y que no ha derramado hacia todos los sectores, en especial los indígenas situados en el interior. Pero tirar por la borda las cosas buenas que se han hecho, no parece la forma más adecuada de solucionar el problema social. Lo que sí hay que erradicar de pleno es la corrupción que asuela el sistema político, como lo demuestran los presidentes enjuiciados.

Algunos nombramientos de la última semana han generado un poco más de tranquilidad. Ya se comienza a hablar de renegociación impositiva con las compañías mineras y no su nacionalización. Y se descartan controles de precios y de importaciones.

Además Castillo no tiene mayoría propia en el Congreso. Solo lo apoyan 42 de los 130 miembros. Ello ya le hará la vida difícil para llevar adelante sus iniciativas más controvertidas. Pero más difícil será convocar a una Asamblea Constituyente, ya que se requieren 66 votos y no parece haber demasiado ánimo reformista en otros partidos, incluso en partidos de izquierda.

Con todo, hay mucha preocupación en ámbitos empresariales que comienzan a diseñar estrategias para proteger sus inversiones o dejar de invertir en el país hasta que se aclare la situación. Pero ciertamente el clima de inversión no es nada propicio en un país cuya economía cayó más de 10% en 2020. Y si bien se estima una recuperación similar para este año por el alza del precio del cobre, es difícil que se generen los empleos perdidos.

En todo caso, la llegada de Pedro Castillo pone a Perú en una encrucijada y no solo económica ya que, por ejemplo, su apoyo a la Venezuela de Nicolás Maduro es muy claro. Vladimir Cerrón es además acérrimo defensor del régimen cubano, donde vivió 10 años. Movimientos importantes en la geopolítica del continente, que ya sufre los de Chile y Colombia. Toda una película para ver y desear que termine bien para Perú y los demás países.

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