Placeres, Sendic y Almagro: las tres apuestas fallidas de Mujica

La decisión de Luis Pacheco de solicitar el procesamiento de Placeres significó el último proyecto fallido para el expresidente, que antes había visto como fracasaron sus pronósticos acerca de Almagro y Sendic.

El fiscal de Crimen Organizado entendió que Placeres cometió un delito de conjunción de interés personal y público por actuar desde el Parlamento en beneficio de Envidrio, una empresa autogestionada a la que formalmente renunció en 2014, pero continuó dirigiendo. Desde su banca en la Cámara de Diputados, Placeres propuso y aconsejó al Poder Ejecutivo que realice “esfuerzos” para buscar todos los instrumentos y mecanismos para lograr financiación de Envidrio, y luego votó el proyecto de ley que en abril de 2018 permitió al Ministerio de Trabajo extender por un plazo de 90 días el subsidio por desempleo de los trabajadores.

Según el fiscal, no lo hizo “por razones históricas o sentimentales, como se alega, sino en un rol directriz y de gestión en varias áreas de la empresa ya sea operativas, de producción o de los recursos humanos”.

Militante del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN-T) durante toda su vida, su relación con Mujica se inició hace veinte años, cuando Cristalerías del Uruguay –germen de Envidrio– cerró sus puertas y los trabajadores iniciaron una huelga que duró 407 días. Placeres fue uno de los sindicalistas destacados en ese momento y al poco tiempo pasó a vivir en la chacra del exguerrillero, siendo uno de sus protegidos.

En 2005 fue electo edil por el MPP y en 2010 con Mujica como presidente se transformó en uno de los intermediadores de los negocios con Venezuela. En esos cinco años, viajó más de 80 veces al país caribeño, algunas veces junto a los dueños de Aire Fresco, otra empresa a la que la oposición le achaca haberse beneficiado de su relación con el MPP, a pesar de que la Justicia archivó el caso en 2018.  

Placeres renunció a su banca para someterse a la Justicia sin fueros argumentando que no incurrió en “ninguna falta” y que eso lo podía probar, lo que fue destacado por sus compañeros del MPP como un gesto que “enaltece la política”, mientras que Mujica ha decidido llamarse a silencio.

El “adiós” a Almagro y el “pollo” vicepresidente

La popularidad y el reconocimiento mundial del que gozaba Mujica al final de su mandato propiciaron que Almagro –su canciller– llegara hasta el sillón principal de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Pero una vez en Washington, la postura del diplomático comenzó a chocar con las del Frente Amplio, que cinco años después lo expulsó tras sus dichos sobre la posibilidad de una intervención militar en Venezuela. “Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido”, le había dicho el tupamaro en una carta en el 2015.

La postulación de Almagro había causado sorpresa en la OEA, ya que se produjo seis meses antes de que se iniciara el proceso de sucesión y Uruguay no figuraba en la lista inicial de la carrera por el cargo. Así lo reconoció en su momento a El Observador el delegado uruguayo ante el organismo, Millton Romani, quien dijo que había sido una “sorpresa buena” porque contaba con el “visto bueno” de muchos “países y miembros de la sociedad civil”.

El lobby regional de Mujica fue fundamental para que el político, que había tenido una carrera ordinaria en el Servicio Exterior (fue embajador en China y antes había salido en misión a Alemania e Irán), terminara ganando la nominación. En una entrevista con Búsqueda en 2018, Mujica reconoció que había cometido un “grave error”. “Almagro fue elegido al frente de la OEA porque yo lo impulsé con mucha fuerza y trabajé mucho para que eso ocurriera. El tiempo me mostró que fue un grave error, del cual me arrepiento profundamente”, dijo.  

En tanto, la relación con Sendic fue un poco diferente. Durante su Presidencia, Mujica lo definió como su “pollo” y en los cinco años de gobierno le hizo constantes guiños para posicionarlo como la renovación del Frente Amplio y ubicarlo al frente de la Asamblea General.

En febrero de 2011, cuando las elecciones del 2014 estaban ya en el horizonte, Vázquez dijo que le gustaría “enormemente” que fuera su compañero de fórmula. “Sería un excelente compañero. Me gustaría Sendic como candidato”, señaló. El mensaje fue interpretado por Mujica, que dos días después lo hizo suspender un viaje a Paysandú y lo llevó a almorzar a un bar céntrico de la capital. Cuando a la salida le preguntaron si habían hablado de las candidaturas, el presidente dijo que no, pero Sendic reconoció que lo habían conversado, que Mujica veía la fórmula con “simpatía” y que estaba “dispuesto” a ocupar el lugar que sus “compañeros del Frente Amplio” decidieran.

Apadrinado por Mujica y con el guiño de Vázquez, Sendic apalancó su candidatura como número dos. En junio de 2014, la 711 fue la más votada en las internas del Frente Amplio y el deseo de Mujica se cumplió. Pero una vez en el cargo se supo que había mentido en sus estudios –no se recibió con honores de una licenciatura en genética humana en Cuba– y se conocieron gastos con la tarjeta corporativa mientras estaba al frente de Ancap que provocaron que terminara renunciando, aunque para esa época ambos líderes ya le habían soltado la mano.