Las tarifas de UTE tendrán un ajuste promedio de 3,5% que estará vigente desde el próximo 1° de enero. La corrección se sitúa sobre casi la mitad de la inflación proyectada por el Poder Ejecutivo para 2023 que se ubica en alrededor de 6,7%. Esta propuesta fue aprobada por la mayoría del Directorio y tuvo el voto en contra de la representante del Frente Amplio (FA), Fernanda Cardona.
Cardona compartió que el ajuste de las tarifas sea en promedio por debajo de la evolución esperada del IPC para el año próximo (6,7%) y que además refleje la evolución estimada de los gastos de las empresas, pero no estuvo de acuerdo en que el aumento rija para los hogares.
La representante del FA propuso que las tarifas residenciales, en todas sus categorías (Residencial Simple, Doble Horario, Triple Horario y TCB), no tuvieran aumento en enero.
En ese sentido, argumentó durante la reunión del Directorio que entre los clientes residenciales hay 70 mil hogares que durante la pandemia “acumularon cuantiosas deudas” y recién en octubre quedó operativo un plan de financiamiento de sus consumos vencidos, donde no se les condonó consumo, sino que se les exoneró la carga financiera que significaba las multas, los recargos y los intereses de financiamiento, según la constancia de acta a la que accedió El Observador.
También se refirió a la problemática de los clientes que durante el año perdieron la Tarifa Básica de Consumo y “no recibieron el alivio del Bono Social por no pertenecer a ningún Plan de Mides”. Así “vieron más que duplicado el monto de su factura por el mismo nivel de consumo”, expuso.
“Por otro lado, están los grandes clientes que pertenecen a los sectores productivos dedicados al riego (básicamente arroceros), el sector lácteo, los vitivinicultores, las industrias electro intensivas, y otros clientes puntuales, que recibieron durante el año más de US$ 10 millones por concepto de bonificaciones sobre sus consumos reales o sea que UTE les regaló energía”, apuntó.
Según la directora del FA en UTE, en 2023 se debía “mirar a los hogares”, el grupo de clientes a quienes en términos comparativos “les pesa más en su día a día el gasto en energía, con una canasta de consumo con precios crecientes y pérdida de salario real”. “Este sector aún no ve reflejado el derrame que según la teoría imperante, deberían provocar en la economía los sectores productivos”, apuntó la directora.
La propuesta realizada por Cardona consideró la evolución esperada de la inflación (6,75%), de los salarios (9,5%) y del dólar (2.5%), además de un nivel de inversiones similar al de 2022 (US$ 200 millones), exportaciones a la región por US$ 130 millones y versión de resultados por US$ 65 millones.
“Con ajuste de 0% para las tarifas de los clientes residenciales, UTE como empresa pública se pone del lado de la gente y además de apoyar a los hogares que con sacrificio están saliendo de la situación de morosidad, le da un mensaje directo a los clientes residenciales que son los clientes cautivos, reconociendo su rol de sostén de la empresa pública y que son los que no pueden elegir algo diferente a UTE alegando irse a un mercado ficticio”, argumentó. Esto último en relación a la nueva modalidad de clientes libres por las que han optado grandes consumidores privados.
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