Jorge Señorans y Luis Inzaurralde, autores de <i>Quinquenio</i>
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Estilo de vida > LITERATURA

Por qué Mazurkiewicz no dejaba entrenar a Darío Silva con ropa roja y otras anécdotas del Quinquenio

El libro Quinquenio ilustra el detrás de escena de un hecho clave en la historia reciente de Peñarol y del fútbol uruguayo
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28 de septiembre de 2017 a las 05:00
Una mano abierta, extendida y que apunta al cielo. Para el hincha de Peñarol ese gesto es más que un saludo, es un símbolo de una de las hazañas más importantes de la historia del club, porque simboliza los cinco campeonatos uruguayos obtenidos de forma consecutiva entre 1993 y 1997: el quinquenio.

Los periodistas de El Observador Luis Inzaurralde y Jorge Señorans escribieron el primer libro específico sobre esos años, en el que, a través de entrevistas y fundamentalmente anécdotas, pintan el panorama de este hito, por qué sucedió y cómo era vivido por los diferentes actores. Antes de la presentación de Quinquenio. La historia por sus protagonistas, prevista para la hora 19 de este jueves en la Feria del Libro, sus autores explicaron el proceso de trabajo y el significado de la obra para el hincha carbonero.

¿Cómo nace la idea de escribir sobre el quinquenio?

Luis Inzaurralde: En un grupo de amigos del liceo de Whatsapp, cada vez que Nacional ganaba y los hinchas bromeaban con los de Peñarol, estos les respondían con el "tenemos un quinquenio". Yo estaba en un año sabático, con la cabeza más fresca, y tuve la idea. Era un motivo de orgullo para el hincha, porque es el escudo contra cualquier derrota. Busqué bibliografía y no había nada específico de ese período más allá de un resumen estadístico publicado por El Observador en 1997. Este no es un libro partidario, sino que busca analizar el contexto de un hecho histórico en el fútbol uruguayo. Y a Jorge lo invité porque ya hemos hecho varios libros juntos.

Jorge Señorans: A mí me costó tomar la decisión de sumarme. Una editorial ya me había planteado hacer algo con una fecha de un club y quedó en una idea. Me costaba dar el paso porque acá te etiquetan como hincha si hacés un libro así. Pero empecé a analizar y ahora permanentemente te tildan de cualquier cosa, y si es por eso no escribís de nada. Me interesaba la veta de hacerlo con profesionalismo y respeto. Y los entrevistados también lo hacen, siempre hablan con respeto.

¿Cómo fue la búsqueda de anécdotas?

LI: Charlando largo y tendido. Hay que confiar en los entrevistados, en que se vayan abriendo, charlar muchas horas. Las entrevistas eran de dos horas. Con (Jorge) Fossati hablamos siete horas. Y con Gregorio Pérez tres veces. Por otro lado, hay algo clave que es juntar a tres. Si hablás con uno solo te dice que hay otro que se acuerda. Entre ellos, cuando son varios, se van retroalimentando.

JS: A mí cubrir el quinquenio por el diario me permitió tener el conocimiento de muchas cosas que fui acumulando, incluso algunas en la computadora. Habitualmente recopilo mucho material que sé que en
algún momento me va a servir. Y de las charlas, obvio.

¿Ayudó que hayan pasado 20 años para que los protagonistas se abran y cuenten cosas más íntimas?

LI: Sí, se abren más. Cuando los temas son calientes se guardan para no herir susceptibilidades, acá están más desinhibidos, y cuentan intimidades que hace 20 años no contaban o estaban reservadas. Como la anécdota de Martín Rodríguez con (Carlos) Soca, con quien no quería dormir porque había jugado en Nacional. En ese momento hubiera sido tapa en cualquier diario y un escándalo; hoy es una anécdota, porque pasó el tiempo y sirvió hasta para unir al grupo.

JS: Hay otra de (Ladislao) Mazurkiewicz y Darío Silva, al que no dejó ir a entrenar porque tenía ropa roja, azul y blanca cuando lo pasaron a buscar. En ese momento era un escándalo, y al contarlo hoy no pasa nada.

¿Cómo decidieron incluir a los hinchas, algo que no es muy habitual en este tipo de libros donde el foco se suele poner más en los jugadores, dirigentes y entrenadores?

LI: Los queríamos involucrar en el libro. Porque ya es algo de los hinchas, no solo de los jugadores que estuvieron en esos cinco años. Llamamos al club, y nos comentaron que había una peña que se llamaba Segundo Quinquenio. Son como 30 muchachos, que en esos años eran niños y adolescentes de entre 9 y 15 años. Y es la mirada desconocida del quinquenio, porque la de (Antonio) Pacheco o (Pablo) Bengoechea ya la conocés.

¿Cómo se balancea la historia del quinquenio con el personaje del expresidente de Peñarol José Pedro Damiani, que es tan único y con tantas historias?

JS: Que su participación sea solo cuando lo pide la historia. Si en la narración se requería que interviniera, como cuando sancionan a (Nelson) Olveira, lo metíamos. O si era una anécdota referida al vínculo con los jugadores, o en los viajes del club, como cuando viajan a China. Nos vimos muy acotados en el tema dirigentes, porque muchos fallecieron, pero él era la figura principal, y tuvo un rol clave, sobre todo en el último año con la audición partidaria, donde iba y lanzaba frases y mensajes.

LI: Es el padre de todo esto. El que recibe un club muy comprometido económicamente y con solo tres movidas cambia todo. Trae a Gregorio Pérez, y con un presupuesto acotado le trae los jugadores que pide, como Bengoechea, que tenía un contrato por tres meses. Hoy lo decís y sería polémico o hasta gracioso, y en ese momento lo aceptó. Así de frágil era la situación. Y se solidifica con la visión de Damiani, el planteo de Gregorio, y los jugadores, que estaban muy identificados con el club y se juntaron con una camada de juveniles muy buena. Se dio todo, pero al principio no sabían que pasaba todo eso. Hubo una cuota de suerte también.

¿Hay un posible paralelismo con la selección uruguaya desde la llegada de Óscar Tabárez?

LI: Sí en el sentido de que al principio estaba muy mal y logran levantarlo. Pero ahí el proyecto lo trae Tabárez, no un dirigente. Aunque los dos tienen como eje más que un proyecto una idea, un concepto.

JS: Creo que la comparación va por el lado de la elección de jugadores y la transmisión de un gen, una identidad propia del equipo. La selección la tiene y los líderes la transmiten a los que vienen de abajo con determinadas cosas, como que la camiseta no puede tocar el piso. Y en Peñarol pasó algo parecido, los líderes transmitieron con pequeños detalles. Dar el mensaje de la importancia de la camiseta que defendés.

¿Fue el último momento del fútbol uruguayo más folclórico?

LI: Sí, era un fútbol profesional, muy respetado, con objetivos claros, pero con el folclore que existía en Uruguay, incluso con esa carga política que tiene el fútbol en Uruguay.

JS: El libro muestra cosas que hoy no podrían pasar; que los jugadores vayan a jugar a las bochas, o que se junten debajo de un árbol a comer una bandeja de pizza que les hizo la cocinera de la concentración. Más allá de que cambiaron los tiempos, da la sensación de que es el último episodio del fútbol folclórico uruguayo, bien entendido. Que el preparador físico les pusiera un ladrillo arriba del auto para recordarles que tienen que comprar la casa primero, un mensaje simbólico. Hoy lo primero que les dan es el auto. Ahí se quedaban a patear después del entrenamiento, hoy se van cuando termina porque están apurados. Salvo excepciones, tipo Diego Forlán.

¿Cuál es el mayor descubrimiento para el hincha que lea el libro?

LI: Me parece que el hincha lo va a entender desde un lado menos pasional, porque en la cancha ya lo vivió. Va a interpretar los hechos y va a descubrir no solo las historias (porque es un cuento con hechos reales) y entender por qué se dio esa hazaña. Con perspectiva. Es una mezcla de sensaciones entre lo que viviste ahí y lo que entendés por las historias que te cuentan.

JS: Si hay algo que pocos saben es que la imagen de Bengoechea con la camiseta 5 y la mano extendida que se integró al imaginario del quinquenio tiene una historia diferente a la pensada. La revelación está en el libro y creo que es una de las más destacadas.

Ficha técnica

Nombre: Quinquenio. La historia por sus protagonistas
Autores: Luis Inzaurralde y Jorge Señorans
Páginas: 400
Editorial: Ediciones B
Precio: $ 590

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