El tedio optimiza la creatividad y acelera una serie de procesos mentales que nos permiten resolver problemas internos
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07 de mayo de 2022 a las 05:04
Empezó siendo una sensación: aquel letargo expandido, la percepción de que el tiempo se estiraba y se enroscaba en formas nuevas, cedió. Las horas muertas, pero muertas de verdad, empezaron a escasear. La rutina salpicada de espacios en blanco se llenó de ruido y las pantallas se colaron por todos lados para marcar presencia y una verdad inexorable: que ya no hay motivo, razón y causa lógica para el aburrimiento. No más. No existe. No debe existir. El tedio está obsoleto. Solo se aburren los bobos. O los que no pueden seguirle el tranco al estado carnívoro y omnipresente del capitalismo, a la optimización de los tiempos y a la volatilidad casi esquizofrénica de los tiempos que corren.
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