Pronóstico para setiembre: un mes caliente

Presupuesto, gremios en múltiples conflictos, lluvia de reclamos por recursos con fuego amigo y adversario; discusión y votación sobre desafuero de Manini Ríos, y el tramo final de las 19 elecciones departamentales y los 125 municipios: todo junto en un mes, que más que primaveral es de alta temperatura.

Recordar lo pasado cinco años atrás es un buen ayuda memoria para calibrar la importancia de esta época; fue en septiembre de 2015 cuando el Frente Amplio le perdió el respeto al que había sido líder indiscutido, y cuando el presidente Tabaré Vázquez sufrió una derrota en pulseada con los sindicatos docentes, que era celebrada en redes sociales públicas por dirigentes de partidos de izquierda. Y que además festejaban doblarle el brazo también con una votación en el Plenario para salir de las negociaciones sobre el TISA (Acuerdo sobre Comercio de Servicios con Europa y EE.UU.).

Aquel setiembre fue determinante para la suerte del tercer gobierno frenteamplista y para la desvalorización de la imagen presidencial. Vázquez no se recuperó más del tropiezo de aquel mes.

Los que aprobaban la gestión en junio de 2015 era 48% y los que desaprobaban eran 18%, con un saldo neto favorable (+30%), pero la encuesta siguiente, mostró en setiembre de ese año una caída de aprobación a 29% y desaprobación de 36%, con un saldo negativo (-7%). Desde ahí, salvo un par de meses puntuales, el saldo negativo se mantuvo hasta el mes de la elección, octubre de 2019.

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Ahora  es el tiempo esperado por la oposición para tratar de retomar iniciativa en el debate público y golpear contra el gobierno, poniéndolo ante la opinión pública como insensible ante problemas sociales, frente a demandas justas de educación, de justicia, de ciencia, de familias que dependen de salarios públicos y jubilaciones.

Lacalle Pou tiene un mes complejo. Es como estar frente al Tetris: cada pieza debe quedar en su lugar, debe encajar correctamente sin dejar espacios vacíos, y además hacerlo con la rapidez de acción que exigen fichas que caen sin pausa, y con ritmo creciente 

El Frente Amplio ha sufrido el cambio de rol y la condición de oposición que no incide en el debate legislativo, sino que queda limitado a quejarse; no logró hallar el rol de protagonismo que gozó durante los 15 años de gobierno, pero también de antes de acceder al poder, cuando se le veía como favorito y todo lo que prometía generaba interés.

El trámite de la “Ley de Urgente Consideración” mostró un oficialismo con buena articulación y eficacia en general, y una oposición desdibujada, que aparecía votando decenas de artículos, y advirtiendo sobre riesgos graves de otros, pero luego dudando si convenía o no interponer recurso de referéndum.

La “LUC” fue el primer round y fue para Lacalle Pou.

El segundo round es el Presupuesto Nacional, y la ofensiva la piden los sindicatos de maestros, de enfermeros, de judiciales, las organizaciones o colectivos vinculados a políticas sociales, la Universidad de la República, y todos los gremios de funcionarios de diversas oficinas del Estado. Tienen motivación fuerte para enfrentar al gobierno: ya no es por cuestionees ideológicas como en la LUC, sino por el fundamento del bolsillo.

Para los sindicatos docentes era grave perder representación en los consejos de Primaria, Segundaria, UTU; para el PIT-CNT era duro que se votara ley anti-piquetes y anti-cotrol obrero de fábricas ocupadas, pero eso no arrastra a funcionariado amplio, como sí lo hace el salario.

El Frente va de la mano de los sindicatos. Eso explica la salida puntillosa del diputado del MPP, “Pacha” Sánchez, que pone acento en que la baja del déficit se hará sacrificando salarios de funcionarios.

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El presidente sabe que la parada es dificil y comenzó a mover sus fichas; reunió en el Prado a todos los legisladores de partidos asociados en la coalición multicolor, para explicar la línea general del Presupuesto que se supone defenderán en el Paralmento, y para pasar un mensaje político: la alianza será exitosa, tanto para la gestión de gobierno como para las próximas elecciones, si actúa con confianza y con unidad.

Legisladores socios, no blancos, destacaron no sólo el gesto sino el contenido del mensaje, lo que de alguna manera es reconocerle liderazgo.

Los números son claros y la mayoría es holgada, lo que incluso permite que si hay alguna disidencia –como pasó con la LUC para determinados artículos- eso no conspire contra la votación.

En el Senado, el oficialismo tiene 18 votos en 31, y en Diputados 56 en 99, pero la política no es aritmética pura, y en septiembre habrá factores de irritación que hacen todo más complejo.

La votación sobre desafuero a Manini puede postergarse algunos días, por el ruido que genera el testimonio de un torturador, con una coalición que vota con disidencias y eso deja heridas.

La elección para intendentes podrá mostrar cómo la falta de unidad o de una estrategia acordada entre “multicolores”, genera victorias frenteamplistas que serían imposibles en caso en que colorados y blancos actuaran con una visión común. Todo eso deja heridas.

Lacalle Pou tiene un mes complejo: es como estar frente a la pantalla de una computadora, gastando tiempo con el “Tetris”, el rompecabezas móvil creado en 1984 por el soviético Alexey Pajitnov y que se popularizó después, convertido en juego electrónico en Estados Unidos. Cada pieza debe quedar en su lugar, debe encajar correctamente sin dejar espacios vacíos, y además hacerlo con la rapidez de acción que exigen fichas que caen sin pausa, y con ritmo creciente.

Setiembre asoma caliente y exige manejo político profesional: cada ficha en su lugar, con paciencia y sin pausa.