Camilo dos Santos

Robert Silva: “No comparto que la reforma educativa vaya a ser tibia”

El presidente de la ANEP promete que para 2025 va a tener “totalmente transformada” la currícula de la educación obligatoria y señala que los que critican el grado de avance “se adelantan”

Tiempo de lectura: -'

14 de agosto de 2022 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

El presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Robert Silva, defiende el rumbo de la reforma y promete que para 2025 va a haber cambios notorios en la educación, cuyo impacto se verá a partir del próximo gobierno. A continuación, un resumen de la entrevista que mantuvo con El Observador.

La educación es el rubro que recibió más recursos en la Rendición de Cuentas, aunque no todos los que pidió. ¿Qué evaluación hacen de los números asignados?

Nosotros en la previa tuvimos diálogo con el Ministerio de Economía, y eso fue informado a todo el Codicen. Generamos un diálogo que tuvo dos consecuencias: primero que se entendiera la necesidad de recursos; segundo, que tuviéramos partidas de recursos por Rendición de Cuentas y otras partidas de recursos por fuera. Recibimos US$ 30 millones por partida, y aparte se nos confirmó que tendremos US$ 22 millones por fuera de la rendición.  

Eso último son partidas por una sola vez.

Nos dan US$ 22 millones para atender requerimientos para 2023 y 2024. Entre ellos un plan integral de seguridad en los centros educativos. Vamos a establecer un complemento y profesionalización de nuestro plan de seguridad, con la adquisición de equipamiento tecnológico y la contratación de centros de monitoreo. Hay cosas que son por única vez pero nos van a permitir quedarnos con ese equipamiento e instalar esa seguridad.

En la discusión interna en ANEP, una de las discusiones era cuál debía ser la principal prioridad: si poner los recursos en salarios e inversiones, o en la reforma. ¿Cuál diría que es la prioridad?

Logramos priorizar las dos cosas. Anep intervino en la asignación en torno de US$ 110 millones de dólares hasta 2025 para recuperación salarial de docentes. Intervino en la discusión y en los recursos. A la vez logramos que se asignaran recursos en tres políticas fundamentales. Una es el tratamiento de inequidad, a través del plan focalizado de centros María Espinola, que asegura recursos para esos 60 centros. En segundo lugar, el fortalecimiento de los equipos de dirección: recursos para premiar la formación, para atender el trabajo en contextos vulnerables, y recursos para aumentos salariales diferenciales. El tercer punto tiene que ver con la transformación curricular, que quizás es el pedido más grande de recursos. Son tres líneas de acción claras que logramos atender más allá del aumento salarial. 

¿Qué puntos quedaron afuera?

Quedó afuera atender el déficit de UTU. Cuando recibimos el gobierno teníamos una diferencia cercana a los $ 600 millones en obligaciones salariales sin tener recursos. Lo hemos ido cubriendo y nos quedan $ 360 millones que corresponden a UTU. No se nos atiende tampoco el tema de extensión horaria para auxiliares de servicio, ni temas de necesidades de infraestructura.  

Dentro de la discusión sobre qué priorizar había un trasfondo político, en el sentido que algunos planteaban que los salarios o inversiones dan resultados visibles, mientras que con la transformación curricular y la reforma hay más dudas respecto a qué resultados concretos habrá en 2024 o 2025. ¿Cómo lo ve usted?

Todos sabemos que la transformación de la educación es un proceso que comienza en un gobierno y debe continuar en los siguientes. Hay políticas o acciones que pueden no tener rédito político, pero que son necesarias y sustantivas. Hay algunas políticas educativas cuya implementación puede no ser comprendida a cabalidad por la sociedad en su conjunto, pero son necesarias en el cambio. Un ejemplo es la transformación curricular. Me han dicho: ¿cómo se explica la transformación curricular? ¿en qué impacta en nuestras vidas? Es difícil de explicar, pero es sustantiva. Si la educación no cambia qué enseña y cómo lo hace, no va a poder impactar en la inequidad interna que tiene, ni en la escasísima culminación de ciclos educativos. 

Pero hay dos cosas ahí. Por un lado lo difícil que eventualmente sea explicar su importancia, y por otro la discusión de cuántos de esos cambios difíciles de vender efectivamente se van a llevar a cabo. De acá a 2025, ¿a qué se puede comprometer?

Nosotros de aquí a 2025 vamos a tener  transformado curricularmente nuestro sistema educativo obligatorio en su totalidad, desde educación inicial hasta educación media superior. Va a haber un marco curricular nacional que estamos a punto de aprobar. Va a haber progresiones de aprendizajes vinculadas a diez competencias, formación y desarrollo profesional en el marco de esa transformación para los docentes, un nuevo plan educativo, nuevos programas. Todo eso lo vamos a tener en 2024 y 2025. Lo que va a generarse después son los impactos. Voy a poder evaluar los impactos de la transformación curricular en el gobierno próximo. Pero la transformación curricular la vamos a tener hecha. Vamos a tener también los 60 centros María Espínola. También habrá estabilidad para los docentes: ya el año que viene va a haber muchos liceos y escuelas técnicas que van a tener docentes por más de un año, por tres años. 

¿Cuál es ese número?

Estamos hablando de un porcentaje muy importante que aún no está determinado, pero van a ser muchísimos liceos y escuelas técnicas. Estamos trabajando para que decenas de centros educativos tengan la posibilidad de que docentes elijan horas por tres años. Eso a partir de 2023. Y lo vamos a desarrollar en los años siguientes. Vamos a estabilizar los equipos. Y va a haber –después de décadas– concursos para todos los institutos de formación docentes y para centros educativos de media. En 2023 vamos a hacer concursos para que docentes de Secundaria y UTU puedan cambiar de grado más allá de la antigüedad.

El compromiso por el país señalaba que la transformación curricular debía abarcar la educación de 3 a 18 años. Sin embargo bachillerato no forma parte de esta primera etapa. ¿Por qué?

En el 2023 la transformación integral va desde inicial hasta media básica. En bachillerato no descartamos la posibilidad de tener alguna experiencia situada que atienda los requerimientos sobre todo de bachilleratos de Secundaria. 

¿Pero esa transformación curricular va a estar? Porque se ha postergado.

Sí, sí, va a estar a 2025. Asumimos ese compromiso.

Durante años se discutió que la reforma debía atacar como uno de los puntos centrales el abismo que hay entre sexto de escuela y primero de liceo, pasando de una maestra a una decena de profesores. Eso no forma parte de lo que se planea a 2025. 

Vamos a ver. 

Por lo menos en el documento inicial no está incluido, y Adriana Aristimuño dijo que quedará para otro momento.

Acá hay varias cosas a distinguir. Tú puedes tener 10 o 13 profesores como se tiene hoy, y un maestro en el grado anterior, pero que exista diálogo interciclo. Que a su vez exista vínculo curricular entre lo que aprendés en sexto y lo que esperan de vos en primero de liceo. Nosotros tenemos que cambiar el asignaturismo no dialogante. Tenemos que pasar a la lógica del trabajo sectorial, que los alumnos sean evaluados por los aprendizajes y la aplicación que hacen de los mismos. En esa lógica estamos. 

Varios académicos o expertos en educación han cuestionado cierta modestia de la reforma que se plantea.

Yo creo que se adelantan. El gran cambio que estamos haciendo, y vamos a concretarlo, es que estamos pensando en clave sistémica. En el gobierno anterior se hizo un marco curricular, pero después Primaria hacía su plan con su perfil, Secundaria el suyo, y así.

A lo que iba es que muchos ya consideran que la reforma va a ser tibia.

Yo respeto las opiniones, pero creo que no. La lógica de hablar de transformación es que se trata de un proceso de cambio permanente. Si se gestan mal, seguramente las reformas sean  tibias o más de lo mismo. Cuando se generan de una manera distinta, como estamos haciendo ahora, estoy convencido que va a tener un gran impacto.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.