Vulcanforms

Se avecina un nuevo auge tecnológico

La sabiduría convencional nos dice que el auge tecnológico ha terminado. El colapso del Silicon Valley Bank (SVB) ha inquietado a la comunidad inversionista

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30 de marzo de 2023 a las 16:00

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Por Rana Foroohar

Puede que la tecnología de consumo ya no sea un área en crecimiento, pero la digitalización de la industria acaba de empezar

La sabiduría convencional nos dice que el auge tecnológico ha terminado. El colapso del Silicon Valley Bank (SVB) ha inquietado a la comunidad inversionista, y el sector tecnológico ha experimentado una corrección conforme han subido las tasas de interés. Pero yo argumentaría que estamos a punto de entrar en una nueva edad de oro de la innovación y la inversión tecnológicas. La diferencia es que, esta vez, no se tratará de los consumidores, sino de la industria.

Tres cuartas partes de los US$100 billones del producto interno bruto (PIB) mundial se componen de industrias tradicionales — como la fabricación, el transporte, la logística y la atención médica — que aún no se han visto profundamente transformadas por la tecnología. Esta situación ahora está cambiando gracias a lo que Greg Reichow — un inversionista de capital de riesgo y socio de Eclipse Ventures, una firma de Palo Alto que ha invertido US$3.8 mil millones en la transformación digital de industrias físicas — denomina "evolución industrial".

Hace dos semanas, yo visité en las afueras de Boston una de las 70 compañías en la cartera de Eclipse. VulcanForms, una empresa de fabricación aditiva (AM, por sus siglas en inglés), toma el modelo de la fábrica River Rouge de Henry Ford — en la cual el acero entraba por un extremo de la cadena de producción y por el otro salían los coches acabados — y lo reproduce en múltiples industrias mediante la impresión 3D con metales para crear piezas.

VulcanForms puede producir decenas de miles de piezas para un motor a reacción en un día y luego pasar a fabricar implantes médicos o componentes electrónicos de consumo en cuestión de horas. "El conocimiento de cómo fabricar la pieza vive en el software", afirma Reichow. Esto le permite a un fabricante digital como VulcanForms convertirse en un equivalente a River Rouge para múltiples industrias. Los grandes clientes industriales pueden concentrarse en sus actividades principales de investigación y desarrollo (I+D), ventas y mercadotecnia, en lugar de en la producción, la cual, en teoría, ahora pudiera externalizarse no a cientos de proveedores en docenas de países, sino a fábricas individuales situadas en cualquier lugar donde se encuentren los clientes.

Es un gran cambio, y la fabricación es sólo una parte de él. El deseo de la mayoría de las compañías de aumentar la resiliencia de sus cadenas de suministro, unido a la digitalización de la industria, ha incrementado la capacidad de producción local en sectores estratégicos. Un impulso legislativo para hacerle frente al cambio climático bien pudiera crear un nuevo auge tecnológico en el sector industrial. Se están recaudando numerosos fondos de inversión para apoyar el crecimiento de empresas "startup" de alta tecnología en manufactura avanzada, movilidad, energía y otras áreas asociadas a la reindustrialización.

"Todo lo que vemos a nuestro alrededor, a excepción de nosotros mismos y de los alimentos que cultivamos, está fabricado", señala el profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) John Hart, quien es cofundador de VulcanForms. "Ahora, después de la pandemia, varias fuerzas se están alineando para transformar la forma en que fabricamos las cosas. Nosotros entendemos la necesidad de tener cadenas de suministro ágiles. Estamos conscientes de cuán importante es la producción para nuestra seguridad económica y nacional. Y, en tercer lugar, necesitamos descarbonizar, lo cual requerirá el crecimiento de nuevos sistemas de fabricación a escala".

Dado que áreas como la industria, la energía y el transporte son responsables del 70 por ciento de las emisiones de carbono, cambiar la forma en que fabricamos las cosas será crucial para alcanzar los objetivos del cambio climático. Imprimir capas de metal, por ejemplo, requiere una fracción de la energía y de la carga de carbono que supone cortar piezas de un bloque de material sólido.

Los inversionistas en tecnología ven enormes oportunidades en este cambio. La exasesora de la Casa Blanca en materia de política de la cadena de suministro Elizabeth Reynolds — quien pasó gran parte de los dos últimos años solucionando los problemas de los puertos y la escasez de fórmula para bebés — ha dejado la administración Biden para unirse a Unless, un fondo de inversión que planea invertir hasta US$100 millones al año en empresas "startup" concentradas en la transformación industrial. Esto incluye aspectos como la fabricación aditiva y la ciencia de los materiales, pero también sensores, robótica, inteligencia artificial (IA) y software que ayudarán a digitalizar la gran cantidad de pequeñas y medianas compañías industriales de EEUU.

En la actualidad, esas empresas tienden a estar extremadamente aisladas. Pero en el mundo que imaginan personas como Hart, Reynolds y Reichow, estarían conectadas como lo están los consumidores en Internet, capaces de compartir recursos e información de forma eficiente en una nueva red industrial inteligente. Las oportunidades de productividad y de crecimiento son evidentes. "No se trata de filtros que permitan convertir gatos en perros", dice Reynolds. "La innovación tecnológica en torno a la reindustrialización es muy diferente, y estamos en el umbral de una auténtica revolución en esa área".

De hecho, yo creo que nos encontramos en un punto de inflexión similar al de 2007. En aquel entonces, la introducción del iPhone provocó un enorme crecimiento de la tecnología de consumo. La "economía de las aplicaciones" evolucionó y cambió por completo nuestra forma de comunicarnos, trabajar, jugar y comprar. Las empresas están a punto de experimentar algo similar, un cambio largamente anticipado y acelerado por el desacoplamiento, la pandemia y la guerra en Ucrania. Es una transformación que cambiará la naturaleza de nuestra economía. También es una de las principales razones por las que todavía tengo una posición larga en el Nasdaq, a pesar de que todavía puede haber una mayor corrección a corto plazo.

Una cuestión sin resolver es si la nueva revolución industrial será una revolución sin empleo. El talento tecnológico está empezando a emigrar del software de consumo a la industria. Pero la IA, junto con las drásticamente reducidas necesidades de mano de obra humana de las fábricas de alta tecnología, ha reducido el número de personas necesarias para realizar este trabajo. Aun así, cabe señalar que la economía de las aplicaciones ha creado categorías laborales que antes no existían. Si tenemos suerte, una nueva revolución industrial hará lo mismo de formas que aún están por imaginarse.

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