AFP

Senadora, ¿y la primera enmienda?

Elizabeth Warren, ex precandidata presidencial de Estados Unidos, pidió a Amazon que "deje de vender información errónea sobre las vacunas Covid-19"

Tiempo de lectura: -'

12 de septiembre de 2021 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

La senadora por el Partido Demócrata Elizabeth Warren, ex precandidata presidencial en las primarias que ganó Joe Biden, uno de los pesos pesados en el Senado y representante de los sectores más radicales de su partido, envió hace unos días una carta a la empresa Amazon exigiendo que el gigante del e commerce mundial “deje de vender información errónea sobre las vacunas Covid-19 y tratamientos” a través de productos dudosos vendidos en el sitio web. Según el New York Times, la carta, dirigida al director ejecutivo de Amazon, Andy Jassy, y fechada el 7 de septiembre, “afirma que el algoritmo de búsqueda de la empresa de comercio minorista on line contribuye a la difusión de información errónea sobre Covid-19 al promover en la lista de best-sellers del sitio libros que están plagados de falsedades sobre la pandemia y las vacunas”.

La preocupación de la senadora Warren por la salud pública es encomiable, como seguramente lo es la preocupación del resto de los senadores. Y muy encomiable es la preocupación de que se distribuya o difunda información adecuada acerca del virus y de sus tratamientos. De hecho, aunque es innegable el éxito de las campañas de vacunación es muy poco lo que se sabe en cuanto a la cantidad de dosis necesarias, a la duración de la efectividad de las mismas. Es enorme el salto que la ciencia y la medicina han dado en poco más de un año pero aún son muchas las incógnitas que el virus y sus mutaciones generan. 

Y por más que la eficacia de las vacunas ha quedado demostrada para evitar casos graves, internaciones en CTI y fallecimientos, la vacuna no inmuniza por completo a la persona que puede contagiarse levemente e incluso contagiar a otras personas.

De ahí que sea natural la búsqueda de otros tratamientos alternativos aunque hasta el momento ninguno de ellos haya recibido la aprobación de las principales revistas científicas o las autoridades médicas de la salud. 

Por ello se generan, en mayor o menor medida, los movimientos anti vacunas. Muchas veces sin fundamentos científicos y en otros casos por motivos ideológicos. No es por casualidad que hay más vacunados en Estados Unidos en los estados en los que ganó Biden que en los que ganó Trump en las recientes elecciones americanas. 

O sea que hay muy diversas teorías y explicaciones sobre el efecto de las vacunas y de otros tratamientos para el Covid. Y ello puede generar confusión o, lo que es peor, algunas de esas “guerras culturales” que están tan de moda en estos tiempos y que no conducen a nada salvo a denostar a quien no piensa de la misma manera. En definitiva, a no aceptar que haya opiniones disidentes o que esas opiniones no se puedan expresar públicamente.

A eso parece apuntar la senadora Warren en su crítica a Amazon. La gran tienda de comercio on line publica todo tipo de libros. Y quizá los algoritmos llevan a que determinadas palabras de los mismos los posicionen mejor cuando alguien realiza una búsqueda sobre el tema del tratamiento del Covid 19 y los efectos de la vacuna.

Pero ¿tiene una librería, por más grande y digital que sea, que velar y mirar por la veracidad del contenido de los libros que vende? ¿Debe aplicar censura y excluir de la tienda aquellos libros que no parecen seguir las recomendaciones más convencionales? ¿Debería hacer lo mismo un librero tradicional en su pequeña tienda con todos los libros que llegan? ¿Qué criterios aplicaría para censurar libros? ¿los que se apartan de las corrientes mayoritarias? ¿los de mal gusto? Y sobre todo: ¿Debería el buen librero revisar toda la mercadería que llega a su almacén antes de ponerla a la venta? 

Parece un disparate a nivel del pequeño negocio. A la senadora Warren no le parece un disparate a nivel del gigante del comercio digital que puede cambiar algoritmos y promover tales o cuales libros, o incluso censurar por completo otros usando la Inteligencia Artificial o el Big Data. Pero el problema es el mismo: ¿puede o no una pequeña librería o una gran cadena digital vender los libros que quiere o tiene que ceñirse a las normas que la senadora Warren entiende correctas?

En función de la Primera Enmienda de la Constitución Americana, que prohíbe al gobierno aprobar leyes que impidan a los ciudadanos estadounidenses ejercer la libertad de religión, expresión, prensa, reunión y tener la capacidad de solicitar una reparación de agravios, no se puede prohibir la venta de tal o cual libro. No se puede exigir al librero, sea una pequeña tienda física o un gigante digital, vender tal o cual libro y ponerlo en el escaparate o en el fondo de la estantería.

Sería violar la libertad de expresión y, además en la práctica, impondría una pesada carga sobre el comerciante sin ningún criterio claro para llevarla a cabo.

Las discusiones sobre el mejor tratamiento del Covid-19 seguirán por algún tiempo más. Pero no se puede prohibir la difusión de tal o cual libro y tal o cual tratamiento. Las autoridades sanitarias harán llegar sus recomendaciones a la ciudadanía y cada uno actuará en función de su libertad responsable. 

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.