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Setiembre ha llegado

La primavera nos encuentra sumergidos en una pandemia, sin embargo, en las buenas y en las que denominadas malas situaciones, hay esperanza

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04 de septiembre de 2020 a las 05:01

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Gustavo Adolfo Bécquer, el gran romántico, no tuvo ocasión de ver despuntar nuestras primaveras. A millones de mujeres y de hombres que habitamos en el hemisferio sur, la naturaleza nos lleva de la mano a la luz y al color. El acercamiento nos permite contemplar todo un mundo que resurge calladamente. Es primavera.  

No me pondré sentimental pero la primavera tiene encanto. Es la estación que precede al verano y nos envuelve. Los españoles utilizan una frase que es simpática: “tú eres de piso”. “Piso” son las viviendas de apartamentos. Pueden estar ubicados en la planta baja, en un barrio o en las alturas de un gran edificio. A  “los de piso” difícilmente les llamará la atención algunos temas, porque y con todo respeto, “son de piso”.

La primavera nos encuentra sumergidos en una pandemia. Sin embargo en las buenas y en las denominadas malas situaciones, hay esperanza. Me perdonarán y me pondré un poco cursi. Los amantes de la ópera, recordarán conmigo, las palabras con las cuales Rodolfo y Mimí mencionan a la primavera. No olvido tampoco a las familias norteamericanas que aguardan pacientemente cada año la aparición de las cerezas en los jardines cercanos al Capitolio el día de la primavera.  

Pero, para nosotros, setiembre encierra una fecha que está junto al corazón oriental. El 23 de setiembre  de 1850, murió Artigas, lejos de la patria. Con el tiempo sus restos mortales llegaron a nuestra capital. Sin embargo, pasaron algunos años para que la urna de madera con una cruz cincelada, encontrara un sitio de honor. La fe colabora y he visto muchas veces a mujeres y hombres detenerse para santiguarse respetuosamente. Los imito. Esos huesos contuvieron el alma y el cuerpo de un hombre. No está sólo. La guardia castrense, con su uniforme colorido nos representa a cada una y a cada uno de los orientales.

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