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Sotelo: "Lo que queda por ver es la dimensión del revolcón del Frente Amplio"

El candidato al Senado por el Partido Independiente aseguró que el oficialismo "da por descontado" que perderá las próximas elecciones
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01 de octubre de 2019 a las 05:01

A pocos meses de oficializar su pase a la política, al periodista Gerardo Sotelo todavía le cuesta desprenderse de su antiguo rol. El 5 de julio el senador y candidato Pablo Mieres lo presentó como dirigente del Partido Independiente (PI) y, desde entonces, ha recorrido el país, tratando de convencer a la gente de que en un panorama sin mayorías parlamentarias –y con nuevos actores en el escenario político– la porción del electorado que obtengan los independientes será crucial.

De momento, la mayoría de las encuestadoras de opinión pública le dan al PI una intención de voto de cara a octubre de entre 1% y 2%, lo que, con suerte, permitiría a Mieres repetir la banca en el Senado. Sotelo, segundo en la lista que encabeza Mieres, es consciente de que si no llega a ser legislador ya no podrá dedicarse al periodismo como antes. Si los votos no alcanzan, seguirá trabajando en los medios, siempre y cuando ello no entre "en colisión" con el trabajo político que, asegura, seguirá haciendo desde filas independientes. A continuación, un resumen de la entrevista con El Observador. 

¿Cómo vienen estos meses de campaña después de su presentación oficial como dirigente del PI?

Muy intensos. Con mucha novedad porque, además del cambio de todas mis rutinas, está el cambio de rol. Si hay algo a lo que le dedico tiempo es a ir a medios de comunicación. No hay radio, canal de televisión o periódico del país que no me haya recibido. Me queda Rocha y Maldonado por recorrer, eso lo voy a hacer esta semana. En todos lados me sorprendo mucho. Aprendés también a ver el país y sus problemas, a la gente desde una perspectiva distinta. 

El PI, según las principales consultoras de opinión pública, tiene un promedio de 2% de intención de voto, que varía según la encuestadora, pero que está muy por debajo de Cabildo Abierto, con apenas unos meses de existencia. ¿Cómo ve la situación del PI cuando pareciera que el partido que lidera Guido Manini Ríos va a ser el cuarto con más peso en el Parlamento?

Obviamente, preferiríamos tener una intención de voto superior a la que tenemos pero la realidad es la que es. Pero si mirás cómo ha evolucionado la intención de voto, el partido viene aumentando. Con guarismos bajos, pero aumentando. Todavía falta un mes y hay un clima de incertidumbre que hace que no se sepa muy bien algunos de los resultados. Uno de ellos es cuántos votos vamos a tener nosotros. Nos encaminamos, por lo menos, a mantener el electorado. 

El problema no es que (Cabildo Abierto) te desplace del cuarto lugar porque no existe el cuarto lugar. Eso es si los ordenás por cantidad de votos. Primero, hay que ver cuánto vota Cabildo Abierto que, por lo que vemos, en buena parte del interior está teniendo un respaldo inesperado por parte de la gente. A nosotros lo que nos importa es poder hacer oír nuestra voz, nuestras razones, nuestras propuestas y que la gente comprenda que el cambio es inminente y que no da lo mismo el peso que tenga cada uno de los integrantes. No da lo mismo cuánto vote Cabildo Abierto y el PI porque dentro de los partidos que están en el cambio hay una gran distancia ideológica, pero también de conductas con respecto a la lealtad, al respeto a las normas y a las instituciones. 

¿Le parece que ese discurso del contrapeso que ejercerá el PI está convenciendo a las personas? 

Los cálculos de ingeniería electoral son para un núcleo reducido de la población. El grueso del electorado vota con ejes más bipolares. Este partido que está por el cambio entiende que no cualquier cosa es un cambio aceptable. Hay una gran afinidad argumental entre los tres partidos de oposición que se mueven en el centro. Incluso fuera de esta contienda y competencia electoral quizás sería fácil (coincidir). También con buena parte de los sectores del Frente Amplio (FA). El problema es que ellos están en el lugar equivocado. Si están en una coalición con personas impresentables, con partidos que tienen ideas indefendibles y conductas reñidas con la ética que no están dispuestos a condenar con suficiente énfasis. 

¿Es la cuestión de los dos FA de los que muchas veces se habla?

Lo que pasa es que es uno solo. A mí me duele porque veo gente a la que aprecio y respeto –intelectual y políticamente– que no terminan nunca de comprender que están terminando por formar parte de un partido que una de sus últimas hazañas fue sacar al país del TIAR por no respaldar algo tan obvio como lo que están defendiendo el resto de los países del continente en contra de uno de los regímenes más horribles que recuerda este sufrido continente. 

¿No cambia nada entonces que Daniel Martínez, así como otros dirigentes, haya reconocido que Venezuela es una dictadura?

Martínez nunca tomó distancia. Eso es pour la galerie. Más allá de lo que él piense, no está dispuesto a hacer nada para condenar a (Nicolás) Maduro y, mucho menos, para irse del Foro de San Pablo. El FA es el foro de San Pablo. Porque los sectores que están más alejados guardan silencio, no plantean romper con el proyecto de la revolución, que es el único proyecto político a largo plazo que hay en el continente. Es el único. Porque lo del neoliberalismo es un fantasma del pasado, si es que alguna vez tuvo algún proyecto. El único proyecto político de largo plazo consistente, articulado y financiado que hay en América Latina es el proyecto de la revolución comunista que encarna el Foro de San Pablo. Si le preguntás a (Mario) Bergara, Álvaro García o a Danilo Astori, probablemente, traten de relativizarlo. Si le preguntás off the record te van a decir que todo eso es un disparate. Pero están allí, lo están promoviendo indirectamente.

¿Cree que Manini Ríos debería integrar un eventual gobierno de coalición? ¿Cuál ve que sería su rol?

Ese es un asunto medular. Y no sería razonable que alguien que integra un partido con un electorado menor le diga a otro cómo tendría que hacerlo. Entiendo que Luis Lacalle Pou y, de algún modo, también Ernesto Talvi traten de no cortar los puentes con Cabildo Abierto. Nosotros no es que los cortemos, pero estamos muy lejos desde el punto de vista de las ideas y de las soluciones para los problemas. Es un punto de incertidumbre que dependerá de lo que haga la gente el 27 de octubre. 

¿No le parece que seguir criticando a Cabildo Abierto puede ser un error estratégico del PI, teniendo en cuenta que probablemente se tengan que sentar en una misma mesa?

Es que si no estás de acuerdo con las ideas, lo que corresponde es que lo digas. Nos preocupa ver como los partidos y sectores democráticos no advierten sobre algunos de los riesgos de las ideas que defiende Cabildo Abierto. Insistimos en que una coalición muy volcada hacia la extrema derecha puede dificultar incluso la elección de segunda vuelta. Es muy significativo que el FA no diga nada sobre Cabildo Abierto. ¿Cómo es posible que nadie en el FA salga a criticar a Manini por las conductas que ha tenido?

¿Por qué cree que es eso?

Porque quieren utilizarlo para fragilizar la alternativa opositora en la segunda vuelta. Es clarísimo. Están esperando para salir a partir del 28 de octubre a asustar a la gente con el regreso de los militares. No creemos que Cabildo Abierto sea eso, aunque es cierto que hay figuras en el entorno de Manini que son personas que nos generan una profunda preocupación sobre sus convicciones democráticas, sus conductas del pasado.  Pero, decir eso no es enfrentar. Es decir la verdad y advertir cuál es la estrategia del FA para no irse (del gobierno). 

¿Siente algún tipo de afinidad con Daniel Martínez por el hecho de que ambos sean masones?

No, no. Yo tengo afinidad con (Daniel) Martínez porque integramos el mismo partido hace muchas décadas. Es una persona de bien, con buenas intenciones, pero está rodeado de personas y partidos que lo van a llevar hacia un lugar al que no quiero que vaya el país. No va a ir porque no va a ser presidente. 

¿Da por descontado que el FA no va a ganar? 

El propio FA lo da por descontado. Un partido que, en la mejor hipótesis, va andar en 40% o por debajo de 40% no puede gobernar. No hay manera. El Parlamento le vota leyes que no quiere y después le levanta los vetos. Es ingobernable. ¿Cómo va a hacer un partido que ha cortado los vínculos con todo el sistema político?  La respuesta es que no piensa gobernar. Porque tonto no es. Es una persona inteligente.

Pero otra respuesta podría ser que son optimistas, piensan revertir las encuestas y hasta alcanzar las mayorías

Pero no a 30 días. El FA ya estaba lejos. El espejo, ¿cuál es? Lacalle Pou, que es el otro que está cerca de la Presidencia. ¿Qué hace? Tiende puentes. Trata de generar tranquilidad, calma en el espacio opositor porque sabe que está en el umbral de ser presidente. A mí me da la impresión de que lo que queda por ver es la dimensión del revolcón del FA. Yo creo que no va a ser una derrota dramática para un partido que pasó 15 años en el gobierno, porque es un gran actor político. El gran enigma es saber qué va a pasar con el FA. 

¿Se arrepiente de la decisión que tomó al dar el paso hacia la política?

No, no me arrepiento. Tengo una gran añoranza, todavía me cuesta –porque fue hace relativamente poco– ubicarme en este nuevo rol y saber estar fuera de la conversación en los asuntos a los que dediqué tanto tiempo. Es una decisión que no tiene marcha atrás. 

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