Ino Guridi
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > PASARÁ

"Todos los músicos que son relevantes honran el lugar de donde vienen, como Rosalía o Bad Bunny"

Nieta de Mauricio Rosencof e hija de Renzo Teflón, Ino Guridi busca rescatar el legado de su familia y la tradición de la música uruguaya con su proyecto solista
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19 de abril de 2023 a las 05:02

Cuando uno mira la historia de la música uruguaya, se encuentra con que algunos de los nombres que dejaron huella en ese camino son los que agarraron algo propio, local, como el candombe, la murga o la música folclórica, lo juntaron con lo que estaba sonando a nivel internacional en ese momento —la música beat, el rock, lo que fuera— y pasándolo por un filtro propio, crearon algo diferente y personal. Los uruguayos, por distintas razones, muchas veces dimos por sentados a esos creadores. Ahora hay artistas que están haciendo eso con la música y la cultura de sus países respectivos (el ejemplo más patente es la española Rosalía) y obsesionando al mundo. Pero también hay creadores jóvenes que están trazando un camino similar acá en la República Oriental. Que se ofrecen para sumarse a esa cadena que va pasando la antorcha de generación en generación. Que dicen “yo hago música uruguaya”.

Ahí está Ino Guridi, que acaba de lanzar su disco debut, Pasará, donde el pasado y el presente se cruzan de forma perfecta, para crear una amalgama particular donde todo es reconocible pero nada se parece a nada. Donde uno detecta que hay candombe, murga, rock, electrónica, reguetón y pop, todo remixado para confeccionar un cóctel sabroso. Cabe aclarar, sin embargo, que aunque se trata de una ópera prima, Guridi no es ninguna neófita, sino que la música tiene una presencia en su vida que se enlaza con la historia familiar.

Su abuelo materno es el escritor Mauricio Rosencof, y su padre es el fallecido músico Renzo Guridi, más conocido como Renzo Teflón, líder de la banda Los Tontos. A esos nombres más célebres se suman una madre y tíos que también consumían mucha música, conformando una escuela particular para Ino, que a los 11 años “ya había hecho todos los deberes” en cuanto a descubrir textos y sonidos que sus congéneres todavía ni conocían.

La artista dice que se “tiende a idealizar mucho a los hijos de, sobre todo en Uruguay, donde creemos que por eso se te dan distintos privilegios", y que en su caso sucedió lo opuesto. "Tuve una vida familiar bastante dura, por eso rescato esta escuela que fue para mí tener un abuelo escritor que me pasaba libros a rolete, un padre, madre y tíos que escuchaban me ponían mucha música a mi alcance, y que los disfruté desde siempre y lo supe aprovechar”, contó.

Hasta ahora, había optado por no crear música bajo su propio nombre, sino bajo el nombre Isla Panorama, un proyecto que ahora, con 29 años, decidió dejar atrás. “No quería que se me compare, y tener el apellido expuesto podía generar eso. Ahora, con mi padre fallecido, mi abuelo que tiene 90 años y lo admiro muchísimo, me gusta que se entienda que vengo del privilegio de tener una familia muy culta, para ser quien soy y también para darle seriedad a mi trabajo artístico”. Ese proceso de cambiar de un seudónimo a su propio nombre y apellido también tiene que ver con saltar de lo instrumental a la canción pop, con letra.

El camino que llevó al disco Pasará tardó tres años, y empezó en Santiago de Chile, donde Guridi vivía. Un taller con el productor chileno Álex Anwandter fue el disparador definitivo para superar la vergüenza de sentir que no tenía una voz apta para el canto. De ahí en adelante hubo un proceso lleno de giros y cambios, atravesado además por su regreso a Uruguay, la pandemia (que la obligó a tener que producir el álbum ella misma, una situación no deseada pero forzada por los hechos), y una larga investigación.

“El disco tenía otro nombre y otras canciones. Con la única con la que partí fue con Días, que ya venía de la etapa de Isla Panorama. Entonces el desafío era que todas las canciones que fueran parte del disco tenían que ser igual o mejores que Días”, recordó Guridi. “Creo que maté dos discos enteros jugando a competir entre esas canciones, entraba una en el disco, otra, después aparecía una tercera que sacaba a otra”.

 

“En ese proceso me quedé sin nombre de disco, porque estaba menos definido el concepto o el sentimiento total. Lo único que me importaba era que fueran canciones con sustancia. Que se sustenten por sí mismas, que es lo que yo considero que es el pop. Creo que es algo muy difícil de lograr, la gente subestima mucho el pop, y no hay género que no lo tenga. Viene de lo popular, y creo que tiene que ver con que es la forma más clara de transmitir un mensaje, ese poder de síntesis es difícil, y me encanta”, agregó.

¿Cómo fue el proceso de determinar “esto va a salir con mi nombre”?

Conversando con Ernesto Tabárez, de Ete & Los Problems. Me dijo "para mí este disco no es Isla panorama, para mí es Ino Guridi. Como todas las mujeres uruguayas que han hecho discos, Estela Magnone, Silvia Meyer, Vera Sienra, vos sos Ino Guridi". Y yo le dije que era un atrevido, pero que lo iba a pensar. Porque soy muy plástica con las opiniones y me gusta mucho que me desafíen lo que pienso. Que gane la mejor idea, lo mismo que hice con el disco. Y tuvo todo el sentido.

Mirar atrás

Ino Guridi

Durante el taller con Álex Anwandter, el productor chileno le preguntó a la artista uruguaya algo que sería clave en el proceso del disco. "¿Cómo vas a escribir bien letras en español si no lees poesía en español?".

Guridi se volcó entonces a la lectura de poesía uruguaya, pero también de algunas otras obras, como los textos taoístas del filósofo chino Lao-Tse. “Cuando empecé a entenderlo me partió la cabeza, porque entendí que las imágenes poéticas son esas cosas que uno no llega a poder expresar del todo con palabras, entonces uno las tiene que generar, y eso ya lo hacía con la música”, consideró la cantante.

Ya establecida de nuevo en Uruguay empezó la zambullida en poesía, música y hasta pinturas hechas por autores locales. Con la década de 1980 como punto de partida –una de las razones clave fue que es el momento en el que empiezan a editarse con regularidad discos de artistas mujeres—, Guridi recorrió la obra de Mariana Ingold, Silvia Meyer, Jaime Roos, Washington Benavides, Serafín J. García, Carlos Vaz Ferreira, Juana de Ibarobourou, Delmira Agustini.

Además de ese “quién es quién” de la cultura nacional, hubo también un acercamiento a la poesía de Nancy Bacelo, una amiga de la familia (madrina de su madre, de hecho), con la que generó una conexión particular.

La razón de ese proceso investigativo fue claro. “Componer es que te baje una data, desordenada, a la que le faltan partes. Son 10 minutos. Después tenés que transformar eso en una canción, que es un proceso largo y de trabajo, que no es tan divertido. Es como reconstruir un mapa del tesoro que está hecho paté. Que el inconsciente estuviera bien alimentado me aseguraba que lo que me saliera a mí quizás estuviera un poco más cerca de lo que venía haciendo. Porque sigo sintiendo que no soy una gran escritora ni nada, de hecho, es un proceso que recién empieza, me siento motivada a hacer muchos discos en el futuro porque quiero seguir mejorando”, dice la autora de Pasará.

¿Cómo se refleja esa investigación en el disco?

En La Isla está en el ritmo de candombe con máquinas electrónicas. La canción Moras está hecha en honor a Esta noche, del disco 7 y 3 de Jaime Roos, porque en esa investigación me gustaba mucho la unión de lo uruguayo con la música electrónica, o lo uruguayo con las máquinas, y uno de los ejemplos más claros es ese disco de Jaime Roos, donde decide suplantar la batería por una caja de ritmos. Charlando con Luis Angelero, que terminó haciendo el masterizado de mi disco, me comenta que la caja de ritmos Roland 707 que usó Jaime Roos para ese disco era de Jorge Nasser y ahora la tenía su hijo, Francisco. Lo contacté sin conocerlo, y él de forma muy amable y generosa me la prestó. Para mí fue un momento muy emocionante, porque además el baterista de mi disco es Francisco Etchenique, hijo de Gustavo Etchenique, baterista histórico de Jaime. Francisco Nasser es el hijo de Jorge, que fue el bajista de 7 y 3. Y yo la hija de Renzo Teflón. Ya esa situación, con la nueva generación, fue muy emocionante. Fue surreal grabar eso. Y después invité a Jorge Nasser a grabar el bajo. Me daba mucha vergüenza, era algo que nunca había hecho hasta ahora, contactar a gente que no conocía en pos de una visión de que un músico tenía que estar ahí por tal razón. Y Jorge, muy amablemente, me dijo que le pasara el tema y veía. Lo escuchó y me dijo "que bueno, tiene pila de onda, dale, hagámoslo". Y también fue muy emocionante, fue un honor. Hablamos un montón de Jaime y de nuestra mutua adoración por él. Y lo bueno de todo esto es que siento que Moras es una de las mejores canciones del disco, que suena mucho a tango, a candombe canción, representa mucho todo eso de Uruguay, pero no deja de ser un tema Ino Guridi, porque puedo investigar y nutrirme de muchas cosas, pero lo que sale tiene que venir de mí y ser honesto.

¿El proceso del disco te cambió el vínculo con la cultura uruguaya?

Yo vivía arriba de la casa de mi abuelo Mauricio, entonces un par de veces de niña me crucé a Jaime Roos en el patio de mi casa y me dio mucho miedo porque era muy alto. Pero un día, cuando tenía 15 años, salí con un amigo en auto, y en el auto tenía un casetero, donde puso Lo que no te di. Y dije "pah, esto está buenísimo, ¿qué es?" y me respondió "Jaime Roos". Entonces me puse a escucharlo. Los primeros discos de Jaime siempre me gustaron mucho, y además escuchaba Tótem, El Kinto, Opa, crecí escuchando a Eduardo Mateo porque mi madre lo escuchaba mucho en casa, a Los Tontos, obviamente (risas). En ese sentido siempre tuve un vínculo con la música uruguaya, creo que lo que este disco hizo fue aumentar mi conocimiento al respecto y aumentar mi espectro de géneros. Lo que siento es que todos los músicos que son relevantes de alguna forma honran el lugar de donde vienen, pienso en Rosalía y lo que hizo con el flamenco, en Bad Bunny con el reguetón, tienen mucho que ver a veces con su identidad, que es el lugar de donde son. Me hizo estar más atenta a eso. Sumarme a la cadena de músicos uruguayos. Soy fiel creyente de que tenemos de los mejores músicos del mundo y que como somos tan pocos no pudieron ser todos escuchados. Eso es algo que también lo viví con mi papá. Entonces ahora seguramente haya una fiebre mundial de música uruguaya, que ya está empezando a pasar entre coleccionistas, con la cantidad de música editada fabulosa que hay. Poder decir que ahora forma parte de la música uruguaya me es una gran responsabilidad. Quiero tratar de no irme solo al pasado, lo que más quiero es leer el presente e imaginarme el futuro y poder plasmarlo en la música de ahora sin dejar de honrar esa historia. Me encantaría que hubiera 20 proyectos más de relectura de la música uruguaya. Con Gardel ya fuimos moda mundial, y creo que ahora podemos serlo de nuevo, ser tendencia. Con toda la data que tenemos, hay mucho para dar desde acá. Creo mucho en eso.

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