Un incendio que comenzó este lunes en la Isla de Pascua causó un perjuicio "irreparable" al dañar unos 80 moáis, las icónicas estatuas de piedra que se erigen por todo este territorio insular chileno en el océano Pacífico, dijeron este viernes las autoridades.
El incendio, que arrasó unas 100 hectáreas del Parque Nacional Rapa Nui y ya fue extinguido, afectó al volcán Rano Raraku, alcanzando la cantera en la que la antigua civilización de indígenas Rapa Nui fabricaba sus moáis. En el lugar, hay unas 416 de estas esculturas en diversas fases de fabricación.
Las maquinarias de los bomberos no pudieron acceder al lugar debido a las características geográficas, explicó el alcalde de Isla de Pascua, Pedro Edmunds, en una rueda de prensa en Santiago, donde se encontraba por actividades oficiales.
Las llamas, el humo y el agua ocasionaron que cerca de un centenar de los moáis que alberga la cantera se vieran afectados por el incendio, agregó el alcalde.
Uno de ellos resultó completamente calcinado y "su daño es irreparable", dijo Edmunds. "Se va a quedar ahí, tal cual, hasta que avaluemos el daño y recurriremos a la humanidad a ver qué solución aplicar".
Las autoridades no descartan que el incendio haya tenido un origen intencional.
Las estatuas moai son, sin duda alguna, el principal recurso turístico de la Isla de Pascua. Entre los años 700 y 1600, los habitantes de este famoso enclave chileno situado en la Polinesia construyeron más de 900 monolitos que hoy están repartidos por todo el islote. A pesar de que la mayoría de ellos fueron tallados junto al cono volcánico Rano Raraku, se pueden encontrar numerosos ejemplares por toda la isla. Desde entonces, los equipos de conservación han conseguido mantener la mayoría de ellas en perfectas condiciones.
Según explica la Brigada de Protección Ambiental (BRIPA), el incendio ha provocado varias alteraciones químicas en la composición de la piedra que debilitan su superficie. Por el momento, las autoridades evalúan que este incendio ha afectado a decenas de estatuas moai. No obstante, todavía están evaluando los daños para establecer su alcance: "Se calcula en varias decenas de moai afectados, pero se requerirá un análisis completo para evaluar daños no solo en los moáis y las canteras, sino también en otros monumentos del área arqueológica", informaron.
Pero el incendio no sólo ha afectado a los moáis, también ha repercutido de forma negativa en la biodiversidad de la isla con la destrucción de numerosos nidos y polluelos que podrían poner en riesgo algunas de las especies autóctonas de la región como el tavake, de acuerdo con un estudio preliminar conjunto de la BRIPA y el Corporación Nacional Forestal (CONAF).
Desde el punto de vista de las autoridades locales, el incendio ha sido una "gran tragedia" en lo que a conservación de especies se refiere porque ha sepultado un trabajo de entre 15 y 20 años: "Veníamos manteniendo una población relativamente estable de tavake en este sitio", afirmaron.
El incendio también ha provocado importantes daños en algunas de las plantas nativas más destacadas del humedal Rano Raraku como son la ŋa'atu o totora. A pesar de que estas no van a extinguirse, los especialistas determinan que podrían perder su posición en la isla en detrimento algunas las plantas invasoras que han llegado en las últimas décadas.
En el mismo comunicado, la BRIPA asegura que el incendio también ha contribuido al deterioro de un humedal que ya llevaba sufriendo el impacto de la sequía y el cambio climático desde hacía varios años: "Ha destruido casi todo el totoral que, como especie fitodepuradora, cumple una función esencial para mantener la salud del humedal". Entre otras cosas, esta planta previene la evaporación excesiva del agua y que el humedal pudiera secarse en los próximos años como consecuencia de las numerosas sequías a las que se ha enfrentado recientemente.
"Esta quema fue producida por los productores ganaderos por los pastizales. Todo indica esto", afirmó el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela.
Edmunds advirtió sobre la falta de guardaparques, debido a una reducción de presupuestos en medio de lo que calificó una situación de "abandono de la isla" por parte del gobierno central, y atribuyó a ello el rápido avance de las llamas.
Ubicada unos 3.500 km al oeste del continente americano y en medio del océano Pacífico, la Isla de Pascua está habitada por unas 8.000 personas.
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