Avenida Italia y Centenario, el lugar del crimen

Nacional > JUICIO ORAL

Un procedimiento "abusivo" y "aberrante" que terminó con una ejecución: el juicio a un policía acusado de matar a un joven tras una persecución

El caso fue en 2021 y está en etapa de juicio oral. El sospechoso, que estaba desarmado, terminó con un tiro en la cabeza y la Fiscalía sostiene que fue un homicidio
Tiempo de lectura: -'
16 de octubre de 2023 a las 05:00

—He ido a otros abatimientos y nunca hubo, jamás, esa ansiedad que había ahí —describió la primera enfermera en asistir al herido.

Ella iba sentada en una ambulancia que casualmente pasaba por Avenida Italia y Centenario el 10 de abril de 2021. Iba sentada adelante, del lado de la ventana y concentrada en sus mensajes de texto y en cómo se iba a ir al terminar su turno, al que le restaban solo unos minutos. La tranquilidad de los pensamientos rutinarios la cortó en seco el ruido de un choque. Sacó los ojos de su celular y pudo que ver un auto BMW gris y de alta gama había terminado parando a contramano a unos metros. Del auto, pensó, salía humo. 

La enfermera nunca había visto un abatimiento así porque para la Fiscalía de Homicidios de 2o Turno no fue un abatimiento. Fue un homicidio a manos de la Policía. Una ejecución.

Cuando se acercó a asistir al herido, junto a la médica y el chofer de la ambulancia que la acompañaban, vio que el humo no salía del auto, si no de la cabeza del joven de 24 años al que le habían disparado.

La médica que lo asistió describió en el juicio, cuya primera semana presenció El Observador, que aquella situación a la que llegó a los segundos era "caótica" y reiteró que, a diferencia de otras ocasiones, en los agentes policiales primaba el nerviosismo.

Eso, a juicio de la teoría fiscal, era producto de lo que había pasado minutos antes. Eso que hace que el oficial del caso (de Asuntos Internos), Adrián Álvarez, abra grande los ojos y suba las cejas cuando se le pregunta si el procedimiento policial fue ajustado a derecho.

Después de la expresión que permite imaginar su respuesta, aprieta la boca para poder decir con claridad: "(El procedimiento) fue bastante abusivo o aberrante, excedió los límites de ponderación policial que debían haberse tomado".

Pero llegar a esa conclusión llevó tiempo. La investigación del crimen estuvo casi un año a cargo del Departamento de Investigaciones de la Zona Operacional II sin mayores avances. Habiendo notado eso, la fiscal Mirta Morales pasó el caso a la órbita de Asuntos Internos (que investiga la corrupción policial) y advirtieron que no todos los patrulleros que habían estado en la persecución figuraban en el registro, que no todas las armas habían sido debidamente periciadas (de hecho, el arma del sospechoso de cometer el homicidio no fue analizada), se contaminó la escena violando "la regla de oro" y no se había hecho un esfuerzo serio por buscar testigos en una zona tan transitada como esa. 

En base a esas premisas fue que la fiscalía que lidera Morales acusó a un policía por el homicidio del joven (Policía no 2) y a otros dos por el encubrimiento del crimen (Policía no 1 y Policía no 3). Pidió una pena de siete años de cárcel para el autor material y cuatro para los otros dos. El juez Huberto Álvarez será quien determine si considera que la teoría de la fiscalía está probada. Ello contra el esfuerzo de la defensa de los acusados que insisten en su inocencia. 

***

Cronología del crimen según la teoría fiscal

Una comunicación por radio indicando que había una orden de Interpol de tomarle los datos a un vehículo y su conductor terminó en un disparo que acabó con la vida de un joven de 24 años. 

El operativo comenzó a las 17:02 en José Pedro Varela y Valladolid, en frente al Instituto Nacional de Ortopedia y Traumatología (INOT), cuando el móvil Romeo Bravo 34 identifica el auto BMW gris de alta gama y presumen que el conductor es un joven con antecedentes penales por receptación (adquirir cosas robadas). 

Quien iba como acompañante del móvil se bajó para cumplir con la orden, pero cuando el conductor del BMW lo vio retomó la marcha. Para evitarlo, el policía desenfundó su arma y le tiró a una rueda. Fue el primer disparo de la tarde.

El agente declaró en el juicio que vio por el parabrisas trasero (el auto tenía vidrios negros) que el conductor tenía un arma en la mano. Pero no se le incautó ningún arma al conductor y no se ve por las cámaras de videovigilancia que se hubiera deshecho de ella.

Como le erró, comenzó una persecución en la que, a pocas cuadras, cuando el BMW va a tomar la calle Lamas, se suma otro móvil, el Romeo Bravo 70, que es quien realiza la mayoría de la persecución. El patrullero lo sigue de atrás durante varios minutos y varias cuadras, algunas de las cuales tomaron a contramano. En cuatro oportunidades, el policía, que era ambidiestro, saca medio cuerpo para afuera mientras maneja y dispara con la mano izquierda, lo que genera que se rompa el parabrisa trasero del BMW.

De lo que se cruzó por la cabeza del joven en ese momento, se sabe poco. Salvo que llamó una vez a su madre. Le dijo que lo estaban persiguiendo y ella le suplicó que parara. En las llamadas, cuenta ella, transmitía lo asustado que estaba.

Todo hasta que llega a la intersección de avenida Italia y Centenario (que estaba siendo reformada para construir el túnel) y termina estacionando por la senda que va hacia el Centro, pero a contramano (mirando hacia el Este). Hay distintas versiones sobre por qué se detuvo. Lo que se sabe es que a las 17:07 volvió a hablar con su madre, quien le insistió en que por favor se detenga, pero además, al llegar a ese punto, se llevó puesto unos balastros que igual lo obligaron a detener la marcha.

Antes de detenerse, a las 17:07:33 se lo vio ingresando a la zona de construcción del túnel y a las 17:08, por comunicación radial, el móvil Romeo Bravo 70, que lo persiguió durante todo el recorrido y ejecutó varios disparos, aventuró un buen resultado. "Ya lo vamos a detener", dijo uno de los policías a bordo. 

Pero eso, que iba a ser el final, lo transformó en principio la incorporación del móvil Romeo Bravo 23. Abordo de él iban dos de los policías enjuiciados por el crimen del joven, quienes bajaron a avenida Italia por la calle Sambucetti.  En imágenes de cámaras de videovigilancia se puede ver como el Policía no 2, que iba del lado del acompañante, empuña su arma y le apunta desde donde estaba sentado al lugar del conductor. El móvil policial quedó estacionado casi en paralelo al auto BMW (ver infografía), por lo que, desde su ventana, tenía una visión clara de la víctima.

A juicio del oficial de Asuntos Internos que llevó adelante el caso, la imagen que se aprecia luego a que el Policía no 2 empuñe su arma en dirección a la víctima, es del joven en el "interior del vehículo realizando una acción que lo impulsa hacia atrás apreciándose un posible movimiento dentro del auto en el asiento del chofer y un efecto de salida de gases u otros elementos en la ventanilla en el lado derecho delantero del acompañante".

El humo del que hablaba la enfermera.

***

Avenida Italia y Centenario, el lugar del crimen

—Lo vi claro, fue indignante — decía, pausado, la médica que terminó atendiendo al herido, pero antes fue testigo del homicidio. Lo hacía con la mirada perdida, como quien intenta teletransportarse a una escena pasada. Que busca recordar lo que vio, lo que olió, lo que escuchó y que, en medio de todo eso, relata qué fue lo que sintió. 

Ella, a diferencia de su compañera enfermera, no iba mirando el celular. Iba sentada adelante y en el medio, entre el chofer y la enfermera, entonces no tenía otra que mirar hacia adelante.

Así, recuerda que venían por la senda de Avenida Italia hacia el Centro. Que era plena pandemia de Covid-19 y venían de lavar la ambulancia. Ya estaban casi por terminar su turno. Que venían jorobando, intentando distenderse.

El chofer fue aminorando la marcha porque estaba en rojo el semáforo del cruce con Avenida Centenario. Para ella, la escena cotidiana se cortó cuando empezaron "a escuchar detonaciones". "Nos generó miedo", recordó, antes de decir: "Cuando el auto paró, atrás pararon los móviles policiales, bajó un policía, le disparó. Lo vi claro. A 20 o 30 centímetros por ahí. Fue muy indignante. El muchacho no hizo nada. Estaba solo agarrado al volante. Nunca se dio vuelta. Y le disparó, literalmente. Le disparó a nivel, podría decirle, parietoccipital. Detrás de la oreja izquierda y ya está".

Era algo que no se esperaban y que recuerdan al detalle porque nunca lo habían vivido. "Estamos acostumbrados a ver baleados. Pero es eso, ya están baleados cuando nosotros llegamos", describió la médica, para ilustrar a fiscales, juez y abogados sobre lo que le generó la imagen, que podía relatar al detalle.

Ese momento de shock duró poco. Un policía se acercó a golpearles la puerta de la ambulancia y decirles en tono "alarmante, exigente, con un estrés bárbaro" que bajaran a ayudarlo. La respuesta de la médica fue dura.

—Le diste vos –recordó que le dijo. Hizo una pausa en la que cambió su tono inquisitivo a uno algo más lúgubre y continuó la frase que había dicho ese día — Ahora los tiempos los manejo yo.

***

Cuando lo asistieron, el joven ya estaba perdiendo masa encefálica y su situación era irreversible. Sin embargo, los tres integrantes del personal de la salud lo subieron a la ambulancia, trancaron la puerta e intentaron hacer todo lo que pudieron. Inclusive llevarlo hasta la Médica Uruguaya para que lo asistieran. 

A la doctora le llamó la atención que los inusuales nervios y estrés del principio se convirtieron en un extraño desinterés. "Estamos acostumbrados a trabajar con policías y bomberos. Habitualmente ellos están cerca de la ambulancia. Si bien yo la tranco porque quiero trabajar en paz, me hago mi mundo aparte y no me importa lo que pase afuera, ellos siempre están. Ahora estábamos solos. ¡Tenía un herido de bala! ¡No era cualquier cosa! Y en ese momento... No sé... No éramos equipo. Tenemos que trabajar en equipo en la calle. Así nos enseñan", relató.

"Cuando hay tantos móviles, siempre nos abren sirena así estemos a media cuadra, acá abrimos sirena nosotros y llegamos solos. Estábamos solos y era un herido de bala", indicó. 

Afuera, según la teoría fiscal, los policías también habían hecho mundo aparte. Para ese entonces estaban allí los tres patrulleros que participaron de la persecución, el Romeo Bravo 32 y el móvil en el que iba el mando jerárquico más importante en la escena, el Policía no 3, y su compañero. 

Aunque a juicio del Ministerio Público —y así lo declaró el oficial de Asuntos Internos que lideró el caso— lo que hubiera correspondido era desarmar a todos los oficiales que estuvieron en la escena y mantener todo inmaculado hasta que llegara Policía Científica. Eso no fue lo que pasó. El Policía no 3 —también acusado de encubrimiento— preguntó a los policías quién disparó y solo algunos entregaron sus armas. Los oficiales que iban en el Romeo Bravo 23 —de donde presuntamente salió el disparo mortal— no fueron desarmados y, violando la "regla de oro" de mantener las escenas del crimen sin alteraciones, ellos dejaron el lugar antes de que llegara Policía Científica. Según ellos, porque el Policía no 3 los había autorizado dado que no habían participado de la persecución.

A su vez, nunca notificaron por radio que se habían sumado al caso. Su intervención tampoco constaba en el parte policial. 

En las cámaras de videovigilancia, también se ve al conductor del Romeo Bravo 23, el Policía no 1 (compañero del que supuestamente disparó) levantar algo del piso y guardárselo. Presumiblemente se trate de una vaina del proyectil que le causó la muerte. Por eso la fiscalía lo acusa, también, de encubrimiento. 

La indagatoria del Departamento de Investigaciones de Zona II no fue fructífera. No relevaron demasiados testimonios de la escena y el caso parecía empantanarse. Frente a ellos, fue que el Policía no 2, hoy acusado del homicidio, declaró que siempre había apuntando su arma a 45 grados (es decir hacia abajo o hacia arriba) y que no había disparado.

En la imagen proyectada en el juicio se lo ve apuntando a 90 grados, o sea, directo a la cabeza de la víctima. 

***

En el juicio, los policías no 1 y 3 guardan silencio, pero el no 2, acusado de disparar, se muestra mucho más ansioso. Mira su celular, toma nota de lo que dicen los testigos con ayuda de una tabla —cómo si pretendiera buscar el punto débil de la declaración— y en al menos dos oportunidades, quiso hablar.

La primera vez, pretendió mostrar un cuadro específico del video que estaba siendo proyectado, pero desde su celular. La Fiscalía, con vehemencia, se negó dado porque no había ingresado el video de manera formal. 

Pero antes de que las fiscales terminaran de manifestarse en contra de eso, el Policía número 2 ya había caminado varios metros y había llegado hasta el frente del salón. Quejándose, volvió a sentarse cuando el juez Álvarez entendió que el argumento de la Fiscalía era atendible. 

Ellas —la fiscal titular, Mirta Morales, su adscripta, Micaela Dávila y la representante de la Unidad de Litigación, Valeria Bovio— sabían que a él había que tenerlo controlado. 

Tiempo antes habían detectado que en su cuenta de TikTok, en la que sube videos de motos, de él mismo y del uniforme policial que dice extrañar, había subido una publicación en la que hacía una especie de reflexión sobre la Justicia en Uruguay, que, a su juicio, se estaba "equivocando mucho". Pero, cerraba el mensaje con una amenaza: "Fiscalía de Homicidios, te queda poquito", escribió, acompañado de un emoticón que hacía una guiñada. 

Así lo transmitió el equipo fiscal al juez Álvarez en una reunión privada que mantuvieron con él y con los abogados de los imputados; y también al fiscal de Corte, Juan Gómez, quien dio cuenta de lo sucedido al Ministerio del Interior.

En los alegatos de apertura (donde cada parte le cuenta al juez qué cree que sucedió), la fiscalía se extendió sobre el desarrollo de una persecución policial "desprolija irracional y desproporcionada" en la que se alteró la escena del crimen con el fin de encubrir un homicidio.

Pero las defensas de los policías utilizaron sus alegatos para apuntar a ella con fuertes críticas. Leite afirmó que acusaban a su cliente sin "el más mínimo atisbo de prueba" y aseguró que le había dado "dos oportunidades" para que lo sobreseyeran . "No habla bien de nuestro sistema de justicia que se lleve a alguien a juicio sin pruebas", aseguró. Por su parte, Álvaro Méndez, abogado del Policía no 3, advirtió que "hay muchos claroscuros que no se han rellenado" y que "una cosa es que haya un responsable y otra es que esté" en esa sala.

Cuando oyen a los abogados decir eso, a las fiscales parece que no les genera nada. Continúan con lo que hacían: escribiendo, tomando agua o tecleando en la computadora. Lo único que hizo a Morales sacar los ojos del papel en el que escribía fue cuando Leite dio una explicación sobre la participación de su cliente en el caso.

A él, la Fiscalía lo acusa de entorpecimiento y señalan que levantó algo del piso y lo guardó, algo que presumiblemente es una vaina. El abogado aseguró que lo que recogió del piso fue un guante de látex que estaba tirado. Eso hizo a la fiscal levantar la vista y buscar, en un gesto, a su adscripta en señal clara de incredulidad. 

Será el juez Álvarez el que tenga la última palabra. Ya transcurrió la primera semana del juicio (fue la primera de octubre) y la siguiente etapa comienza el próximo martes. Aún resta declarar a una serie de peritos, balísticos, accidentológicos y forenses. Estos son de especial relevancia porque son los que determinarán si el disparo que mató al joven lo pudo haber ejecutado alguna otra persona que no fuera el Policía no 2. 

Mirta Morales, la fiscal del caso. Archivo.

***

Después de una defectuosa investigación por parte del Departamento de Investigaciones de Zona II, tomó el caso Asuntos Internos y el oficial del caso Álvarez no utilizó eufemismos a la hora de calificar qué pasó esa tarde de 10 de abril de 2021. Como policía desde hace más de dos décadas, dice saber que lo que pasó no estuvo bien y hace su mayor esfuerzo porque al juez eso le quede claro.

Pero lo que no estuvo bien, para él, no fue el presunto disparo mortal del Policía no 2 al joven desarmado. Fue todo. Haberle disparado en el INOT. Haber emprendido una persecución a toda velocidad y a disparos en plena ciudad, tomando calles a contramano. Haber violado la escena del crimen. 

Hay una "ponderación que debe realizar el policía al momento de dar cumplimiento a lo solicitado". "¿A qué me quiero referir con esto? Dentro del accionar policial y la ley de procedimiento policial, la acción policial debe tender a evitar el daño mayor. No es lo mismo la actitud que se debería tomar para un registro e identificación a que si el vehículo hubiera estado pedido por un copamiento reciente en el cual se presume que las personas están armadas. Este caso es un registro de vehículo e identificación de persona", explicó. 

Así, continuó desarrollando que de hecho uno de los patrulleros terminó interceptando a punta de pistola a otro BMW gris que circulaba por la zona, el que resultó llevar abordo a una familia con un bebé. Lo ejemplificó para advertir que se podría haber herido a otros inocentes.

"No estábamos ante un piquete o un control policial en el que vehículo se diera a la fuga, no estábamos ante una alerta de RPR que estableciera un riesgo inminente para los policías ni para terceros. Es más, podría decir que es la policía la que desencadena, por medio del disparo de arma de fuego, la persecución que se podría haber evitado. Se podría haber evitado porque está el sistema de cámaras por todo Montevideo", continuó.

La Policía tiene que neutralizar los riesgos. Pero en este caso, para Álvarez, el riesgo no lo generaba este joven de 24 años con antecedentes penales por receptación. 

—Quien genera el riesgo es la policía —insistió. 
 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...