Leonardo Carreño

Una economía más grande, pero con problemas para crecer

Con el cambio metodológico, el PIB pasó a perder prácticamente dos puntos de crecimiento en los últimos tres años

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18 de diciembre de 2020 a las 05:03

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Una economía más grande, pero con una tendencia al estancamiento más prolongada de lo que mostraban los números. Esas son algunas de las conclusiones que surgen de la última actualización de Cuentas Nacionales.

Se trata del principal set de indicadores de la economía uruguaya, que entre otros tantos elementos que dan sustento al análisis de los economistas, tiene como indicador estrella al Producto Interno Bruto (PIB).

La última revisión no solo actualiza el año base de 2005 a 2016, sino además recoge un conjunto de buenas prácticas y recomendaciones internacionales a la hora de registrar la contabilidad nacional, afina algunas decisiones metodológicas y extiende el alcance a nuevos sectores que en la última década pasaron de ser marginales a mover la aguja de la economía local.

El cambio de base de por sí es un cambio significativa. La base de cálculo del PIB determina el momento en el cual se toman los precios para determinar la estructura de la economía. De ahí en más, la variación se calcula en volumen físico –es decir, en cantidades–, pero conforme pasa el tiempo y los precios relativos cambian, mantener una estructura obsoleta puede llevar a conclusiones erradas. De ahí que arrimar al presente el año base, es una buena noticia.

Algunos cambios relevantes tienen que ver con la manera en la cual se considera el valor generado por el sistema financiero, que contribuye a engrosar el tamaño de la economía –y se alinea con recomendaciones internacionales–, los cambios en la estructura de costos del sector agropecuario, el crecimiento en importancia de la exportación de servicios –en particular, de desarrollo tecnológico– y la baja en el precio de los servicios de transmisión de datos.

Pero pasando raya, ¿qué tanto más grande es la economía uruguaya vista a través de este nuevo artefacto? Comparemos los últimos 12 meses que se calcularon con ambas metodologías: el año móvil cerrado en junio de este año. 

Al tipo de cambio promedio de ese período, la nueva metodología da un PIB equivalente a US$ 56.310 millones en ese período, frente a los US$ 51.040 millones de la metodología anterior, lo que implica un tamaño 10,3% mayor.

Si bien puede parecer un dato anecdótico –en definitiva, lo importante es la trayectoria y no tanto el nivel–, esta diferencia permite mirar con menos severidad algunos indicadores en alerta. Por ejemplo, el déficit fiscal. Si se calculaba un déficit fiscal de 5,8% en relación al PIB con la metodología anterior, con la nueva contabilidad nacional pasa a reducirse en medio punto. Lo mismo sucede con la deuda pública cuando se la mira en términos del PIB, pasa a tener una reducción de 10% que en cierta medida alivia las tensiones a los ojos de los evaluadores externos.

Otro elemento relevante en la comparación es la trayectoria reciente de la economía uruguaya, que con el cambio metodológico pasó a perder prácticamente dos puntos de crecimiento en los últimos tres años.

Durante 2017 y 2018, la corrección fue de prácticamente un punto por año a la baja –de 2,6% a 1,6% en 2017 y de 1,6% a 0,5% en 2018–. Por el contrario, en 2019 la economía uruguaya ganó una décima de crecimiento con el cambio de metodología –de 0,2% a 0,3%–. Si se considera el primer semestre de este año en términos interanuales, la economía uruguaya cayó 7,1% con la nueva metodología y se contrajo 6% con la anterior.

Esto no cambia sino que refuerza el diagnóstico que manifestaban en los últimos años los economistas: la economía se había estancado incluso antes de que lo reflejaran los datos de Cuentas Nacionales.

La actualización publicada por el BCU no permite ir más atrás de 2016, pero luego de una recesión transitoria que muestra la antigua metodología durante 2015, las tasas de crecimiento de la economía permanecieron en un terreno moderado. La novedad, que reafirma la percepción que manifestaban varios de los más destacados analistas de coyuntura en su momento, es que el estancamiento comenzó en 2018 –cuando la economía comenzó a crecer por debajo del 1% anual–, y no en 2019 como mostraba la metodología anterior.

En definitiva, los números refuerzan el diagnóstico de una economía en problemas para crecer previos al escenario de pandemia. Y esos problemas permanecerán aun cuando la esperada vacuna se lleve consigo el escenario actual de restricciones e incertidumbre que acaparan la agenda económica.

 

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