C. Dos Santos

Michelle Suárez: una firma portada con orgullo que terminó siendo una sentencia

Primera mujer trans en recibirse de abogada y en asumir en el Senado, la carrera de Michelle Suárez fue tan vertiginosa en su ascenso como en su caída

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15 de diciembre de 2017 a las 05:00

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La firma de Michelle Suárez Bertora, al igual que su autora, no pasa desapercibida. Nace con timidez en la "M" pero enseguida gana altura en la fina "H" cursiva. La "S", ubicada casi en el medio, da una vuelta por el nombre de pila y llega hasta el segundo apellido, escrito en imprenta. Hay tres bucles en cada una de las cuatro 'E'. Al lado de su firma, cualquiera parece diminuta.
 
La abogada de 34 años y senadora suplente del Partido Comunista estampa siempre el nombre que eligió a los 15 años, y con sus dos apellidos para honrar la memoria de su fallecida madre, que siempre la apoyó incondicionalmente.
 
Es en ella que Suárez pensó en tres momentos trascendentes de su vida. La primera vez fue el 11 de agosto de 2010, cuando se convirtió en la primera mujer trans en obtener el título de abogada. La segunda fue el 10 de abril de 2013, en las gradas del Senado, cuando se aprobó la ley de matrimonio igualitario, un proyecto salido de su puño y letra. La última vez fue el pasado 10 de octubre, otra vez en la Cámara Alta, pero esta vez sentada en una de las treinta bancas. Las tres veces pensó en lo que le habría dicho su madre, fallecida en 2009, antes de que la carrera de su hija comenzara a andar a pasos acelerados.
 
El vértigo con el que avanzó la carrera de Michelle Suárez parece más pronunciado en la caída. A solo dos meses de su juramento ante el Senado, fue obligada a dejar su cargo y su reputación se vino abajo. Primero fue un informe de Santo y Seña, que recogía testimonios de exclientes que la acusaban de estafa. En ese programa aparecía también la historia de un hombre que perdió la patria potestad en 2014, a raíz de una firma suya que, según advertía, no había sido escrita por él. Junto a esa firma aparecía la de Suárez.
 
 
Este miércoles, una pericia caligráfica confirmó que la primera abogada trans, redactora de la ley de matrimonio igualitario y primera mujer trans en ocupar una banca en el Senado, falsificó al menos tres firmas en ese expediente.

A mi manera

Criada en Salinas, Michelle Suárez tuvo una infancia feliz y una adolescencia angustiante. Pese a su cuerpo de varón, Michelle siempre se sintió una niña y sonreía cuando la llamaban "señorita" porque tenía rasgos femeninos.
 
El primer gran paso lo dio a los 15 años, cuando se atrevió a exteriorizar lo que sentía como su verdadera identidad. Fue entonces cuando decidió ser ella y no él. Su madre, como reconocimiento, le regaló unas caravanas, según contó en 2010 al portal 180. Cuando terminó el liceo, eligió volcarse a la carrera con la que siempre había soñado y convertirse en abogada, un título que hasta entonces le era esquivo a la población trans de Uruguay.
 
Y pese a que su peripecia en la Universidad de la República estuvo repleta de obstáculos –con un profesor que la llamaba por su nombre masculino, otro que la dejaba fuera de clase por ser trans, y otro que no le aceptaba los exámenes por estar firmados con su nombre femenino–, logró recibirse en apenas seis años. El nombre se lo cambió oficialmente en 2009, el mismo año en que murió su madre. Eligió el nombre de una tía segunda, llamada Michelle.
 
Cuando recibió el título de abogada, Michelle Suárez Bertora acaparó por primera vez la atención de los medios de comunicación, que seguirían sus pasos hasta el día de hoy.
 
 
Enseguida se acercó al Colectivo Ovejas Negras, donde se desempeñó como asesora jurídica y desde el cual militó para impulsar el matrimonio igualitario.
 
Federico Graña, activista LGBT, afiliado al Partido Comunista y actualmente director de Promoción Sociocultural del Mides, la conoció por esos días y se deslumbró con su inteligencia. "Enseguida la vi como una tipa muy capaz y con mucha fuerza", recuerda.
 
En 2011, Suárez ofició como abogada en un juicio que marcaría un precedente. El 21 de mayo de ese año, el activista LGTB Fernando Frontán se encontraba en el boliche Tres Perros cuando un guardia le pidió que se quitara la caravana si quería permanecer en el local. Frontán se negó y fue obligado a abandonar el recinto, alegándose "políticas de la casa". El activista llevó su caso a juicio y contrató a Suárez como representante.
 
La jueza Gabriela Merialdo terminó procesando sin prisión a uno de los propietarios del local por el delito de "violencia privada", explicando que había incurrido en "actos de desprecio y discriminación". Según Frontán "el caso fue exitoso por el trabajo" de Suárez, a quien calificó como "una abogada brillante" y una "excelente profesional académica".
 
Con esos atributos, Suárez se puso al hombro el proyecto de ley de matrimonio igualitario, que terminó siendo aprobado en el Parlamento en 2013. En ese día histórico para el movimiento LGTB, Graña, Frontán y Suárez coincidieron en las gradas del Senado.
 
 
"Fue un día espléndido. Para quienes habíamos trabajado en eso desde el principio, era recoger la cosecha de lo sembrado", recuerda Frontán.
 
Según Graña, el proyecto redactado por Suárez, que terminó convirtiéndose en ley, "es muy diferente a los proyectos de matrimonio igualitario" porque "resignificó" el viejo Código Civil.
 
"No era un parche y eso fue mérito de Michelle", afirma. Suárez, consciente del tamaño de su aporte, aún ve a esa ley como a un hijo.
 
Por su cercanía con algunos militantes del Partido Comunista, Michelle decidió afiliarse a esa colectividad y comenzar una carrera política. Junto a Graña, encabezaron un proceso de transformación en un partido históricamente hostil a la comunidad LGBT.
 
Sin embargo, los referentes de esa comunidad ahora temen que "el error" de Suárez termine manchando no solo la reputación de la primera abogada trans sino de todo el movimiento social.
 
 
"El aporte que hizo ella al movimiento, aunque es importantísimo, ahora quedó claramente cuestionado por el error que cometió", lamentó Graña ante la consulta de El Observador.
 
De todas formas, advirtió que "muchas de las reacciones en vez de estar vinculadas a lo judicial se centran en su figura".
 
Basta entrar a los comentarios en los portales de noticias, seleccionar una nota que nombre a Michelle Suárez, y leer los comentarios de los lectores referidos a su condición sexual.
 
En 2015, el grupo Buenos Muchachos escribió un tema dedicado a Michelle Suárez Bertora, la abogada trans. Allí, casi profético, Pedro Dalton canta después del estribillo: "abogado de Dios / te lo puedo afirmar / que saber qué es la ley / no asegura justicia".
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