La noche del 13 de octubre de 1981 fui con mi finado padre al estadio a ver a Peñarol. Fue uno de los peores partidos que le vi jugar en su ilustre historia, con tantas copas acumuladas en sus vitrinas. Cayó 0-1 frente al Cobreloa chileno, quedando eliminado en semifinales de Copa Libertadores. Quedamos destrozados, congelados en ese instante miserable, porque “no se piensa en el verano cuando cae la nieve”, según dice la canción. Después del partido, pensando en que debía sacar algo en limpio de todo aquel desánimo, fui a buscar a Washington Cataldi, uno de los mejores presidentes que tuvo la institución. Lo encontré saliendo del palco. Creo no haberlo visto jamás tan agobiado. Le propuse hacer una entrevista para El País de los Domingos, donde por entonces tenía una página ese día de la semana, por mucho tiempo la portada. Le informé que la entrevista sería sobre esto: cómo vive un triunfador las derrotas de las cuales es uno de los responsables.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá