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Uruguay-Venezuela, de partido fácil a batalla de provocaciones, insultos y trompadas

La extraña rivalidad que se fomentó en mayores entre uruguayos y venezolanos y se trasladó peligrosamente a los juveniles
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31 de enero de 2019 a las 05:03

Corría el año 2001 cuando los uruguayos escucharon hablar por primera vez del relámpago de Catatumbo. Del viento que atravesaba la cancha de arco a arco. Y del calor infernal de una ciudad hasta ese momento desconocida en el mapa futbolero: Maracaibo.

Aquella noche del 14 de agosto marcó un antes y un después. Significó el quiebre de la historia. Venezuela se aferró al “sí se puede” que se hizo eco por todo el país. La vinotinto derrotó 2 - 0 a Uruguay por primera vez en las Eliminatorias.

Ya nada fue igual. El paso de los años fue generando una rivalidad inexplicable con la que, hasta entonces, era considerada la cenicienta del continente.

Venezuela encontró el zapatito, se lo colocó y se empezó a vestir la para fiesta. Con una extraña particularidad: los partidos con Uruguay se empezaron a jugar bajo un clima de tensión y agresividad. Como no le pasa a los venezolanos con ningún otro país del continente.

Al punto tal que ni el clásico con Argentina se juega con ese nivel de adrenalina. Otro tanto le ocurre a los charrúas, de un tiempo a esta parte, con los chilenos.

Tal vez, llevados por aquello de que Uruguay es un país chico, con escasos habitantes, o por la fama de la garra charrúa, estos equipos empezaron a salir a plantear los partidos desde otro lugar.

Como lo denunció Fabián Coito el martes tras el juego por el Sudamericano Sub 20, desde la provocación.

Los ejemplos abundan. El dedo de Jara a Cavani o el hiriente insultó de Rafael Dudamel a Suárez en las eliminatorias del clasificatorio para Rusia 2018.

El estilo Dudamel

Los problemas entre uruguayos y venezolanos se incrementaron en los últimos tiempos con la llegada de Rafael Dudamel a la conducción técnica de la vinotinto.

Su estilo provocador. Sus gestos al borde de la cancha. El hablar con los rivales para sacarlos del partido, incrementó el clima hostil en los partidos.

Fue así como en octubre de 2016 Dudamel se encaró con Suárez en pleno partido de las Eliminatorias.

Rafa le empezó a gritar al salteño cada vez que se arrimaba a su banco. Y en la cortita Suárez le devolvía alguna frase. En un momento Dudamel comenzó a gritarle al cuarto árbitro: “¡no lo ves, no lo ves! Me está hablando”.

Cuando terminó el primer tiempo Dudamel lo fue a buscar a Suárez generando el enojo del capitán Diego Godín que se llevó al salteño del lugar.

Con el paso de las horas se hizo público el insulto del técnico de Venezuela al 9 de la celeste: “muerto de hambre”.

Antecedente juvenil

El hecho es que estas situaciones se trasladaron a nivel de juveniles donde la rivalidad adquiere otros tintes porque se trata de jóvenes que están en etapa de formación. Al punto tal que Fabián Coito (DT de la Sub 20 de Uruguay), reveló que le dijo a sus dirigidos en el entretiempo del partido del martes: “Hablamos de que no podíamos caer en la provocación, era algo que ya sabíamos que iba a suceder”.

Y agregó: “A veces los chiquilines en la formación tienen algunos desequilibrios emocionales, pero no es una queja. Cada uno con su estilo y es respetable la forma en que cada uno encara la forma de formar a los futbolistas juveniles”.

Las cosas no quedan solo adentro de la cancha. En 2005 se agarraron a trompadas los jugadores de las selecciones absolutas en la manga neumática y el fisioterapeuta celeste Richard López fue retirado en camilla con un corte en la cabeza. En 2009 hubo incidentes entre periodistas en Venezuela.

Y hace dos años se tomaron a golpes de puño los juveniles de ambas selecciones en el hotel Ramada de Suwon (Corea) donde se encontraban disputando el Mundial.

Tras algunos comentarios subidos de tono se trenzaron en una trifulca.

El incidente comenzó a la hora 21 de Corea, cuando las dos delegaciones habían bajado al espacio común para cenar. Si bien en principio solo se miraron feo, luego algunos futbolistas cruzaron insultos y llegaron a las trompadas, de las que participaron también miembros técnicos de la delegación para intentar separar.

A los 10 minutos del incidente la Policía de Suwon se hizo presente en el hall del Hotel Ramada para devolver la calma mientras el resto de los huéspedes no daba crédito a lo ocurrido. Las autoridades de FIFA manifestaron su descontento con lo ocurrido.

Aldo Gioia, presidente de la delegación, contó detalles del incidente a Referí: “Fue un gran problema que estuviéramos todos juntos en el mismo hotel. Se cruzaron las delegaciones en el hall y ya desde ese momento hubo insultos. Algunos jugadores corrieron, hubo empujones y se tiraron piñazos pero yo estaba lejos porque estaba con Wilmar Valdez y Gianni Infantino en una recepción. Procuramos informamos un poco más. Con la gente de Venezuela tenemos una buena relación y ya hablamos con FIFA para descomprimir un poco la situación”.

El hecho generó que la FIFA abriera un expediente disciplinario.

Consultado sobre la magnitud de los incidentes, el presidente de la delegación de Uruguay cerró diciendo: “Hubo corridas, empujones, insultos y algunas piñas. Participó casi todo el plantel de Venezuela contra seis o siete jugadores nuestros, que justaron se quedaron el hall del hotel para saludar a sus familiares”.

Las provocaciones del martes

El martes, el partido entre uruguayos y venezolanos por la ronda final del Sudamericano Sub 20, volvió a tener esa mezcla de sal y pimienta.

El técnico de Uruguay, Fabián Coito, reveló que pidió a sus dirigidos no entrar en las provocaciones de los jugadores venezolanos en el partido que igualaron 1 a 1 por la primera fecha del hexagonal final.

Coito expresó que los partidos con Venezuela se hacen particularmente duros y, sin mencionarlo, le apuntó al estilo de conducción de su técnico Rafael Dudamel.

“Es parte del juego y cada uno con su estilo, en definitiva, el tiempo dice quien está en lo cierto. Los resultados se ven cuando estos futbolistas concretan en primera división que en definitiva es el gran objetivo porque esto es un resultado que queda nomás para la anécdota”, dijo Coito en clara alusión a Dudamel pese a que no lo mencionó.

En este mismo certamen, el técnico de Venezuela tuvo un incidente con un jugador de su equipo que despertó comentarios.

La imagen del técnico de la Sub 20 de la vinotinto dándole una cachetada al jugador Jorge Yriarte recorrió el mundo provocando polémica.

Los futbolistas se estaban hidratando cuando Dudamel llamó la atención a Yriarte y terminó dándole una cachetada y un empujón en el pecho.

El chico no reaccionó, por el contrario, le dio una palmada a su entrenador en el brazo como señal de haber recibido el mensaje.

Lío en un hotel

Estas actitudes no son nuevas en Dudamel que en setiembre de 2016 vivió un incidente en Montevideo previo al partido con Uruguay por eliminatorias. El DT fue denunciado por agredir a otra persona en un hotel.

Según el parte policial al que tuvo acceso The Associated Press, la denuncia fue realizada por un ciudadano colombiano que también habría estado trabajando para organizar la estadía venezolana en Uruguay hasta que fue desvinculado de la tarea. Dudamel y el denunciante discutieron en el lobby del hotel Hyatt de la capital uruguaya.

Según el parte, el colombiano Jairo Alberto Arciniegas, lanzó un golpe de puño que Dudamel bloqueo y al cual respondió con una trompada que impactó en el pómulo izquierdo de agresor.

Dudamel dio a conocer un comunicado según el cual “lamentablemente una persona que quiso sacar provecho de su apoyo a la selección nacional en su último viaje a Barranquilla agredió al dirigente Jesús Berardinelli, a quien tomó por sorpresa, cuando intentó hacerlo conmigo tuve que defenderme”.

La realidad es que, al margen del estilo de su conductor de turno, los partidos de uruguayos y venezolanos, se han transformado en un duelo intenso donde reina la agresividad y la provocación.

El clima, de acuerdo a lo que se traduce de los resultados, es netamente favorable a los venezolanos que se las terminan ingeniando para lograr  su cometido de sacar de foco a los charrúas. No en vano, Venezuela, aquella que era la Cenicienta del continente, se terminó transformando en un karma para la histórica celeste.

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