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27 de abril 2025 - 5:00hs

Mientras el actual presidente Yamandú Orsi intenta superar la primera crisis de su gobierno que se llevó puesta a una de sus ministras más cercanas, no sin dolores de parto, un triunfal expresidente Luis Lacalle Pou volvió a subir las escaleras del Directorio del Partido Nacional para marcarle el paso de los suyos.

Sin duda fueron los hechos políticos de la semana, que muestran los momentos que atraviesan el actual y el expresidente. Uno con su liderazgo forjado y con la capacidad de decidir dónde pararse en los próximos cinco años, el otro con el desafío de construirlo, al tiempo que gobierna. Ese será el tema de esta newsletter EnClave.

Dos estilos y dos momentos

La reaparición de Lacalle Pou y el mensaje que transmitió a los blancos estuvieron cargados de simbolismos. Tanto el lunes, en el directorio del Partido Nacional, como el martes, en un acto por la campaña departamental en Minas, Lavalleja, el expresidente transmitió la misma idea, que tomó la decisión “personalísima” de no ocupar cargos ni estar en primera línea “pero sí empujar el carro".

Esa imagen de ponerse detrás tiene que ver con el momento político en el que está y en cómo se proyecta para estos cinco años.

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Por primera vez, un dirigente nacionalista logró ser validado como único líder de los blancos y esa realidad que lo coloca en posición ventajosa también le trae desafíos por no tener contrapesos internos.

Ese liderazgo lo construyó a través de un camino de años que empezó a forjarlo tras la derrota de 2014 y el “porrazo” que se pegó al perder la elección con Tabaré Vázquez, quien logró encasillarlo en la “pompita de jabón”. Pero luego, mientras la izquierda cometía el error de menospreciarlo, Lacalle fue construyendo su liderazgo que terminó de consolidar en la Presidencia, con el manejo de la pandemia pero también al lograr mantener a la coalición unida hasta el final y porque demostró que tiene talla de político.

Y si bien su gobierno no estuvo exento de errores y algunos horrores, logró sobrepasarlos sin embarrarse, y entregó la banda presidencial con altos valores de aprobación.

Ese recorrido, lo coloca donde está hoy. En la posición que simbólicamente describió como empujar desde atrás sin necesidad de ponerse en primera planta de las luchas diarias, de los cruces parlamentarios y del rol de opositor al gobierno de Orsi.

Ese fue el mensaje, en el que no dio puntada sin hilo, que transmitió a los blancos. Como te contó Santigo Soravilla en esta nota en la que reconstruyó el encuentro del directorio, "bajó línea" sobre cómo deberá ser la conducción del partido en este período, les trazó el objetivo de tratar de ganar los más posible en mayo, habló de 2029 y del rol de los blancos como oposición con la Rendición de Cuentas como “primera batalla”.

También fue elocuente el “palo” al Frente Amplio al afirmar que se habían "preparado para ganar pero no para gobernar", con lo que abonó el relato opositor de que la administración Orsi viene gobernando lento y sin tomar decisiones, en contraposición a su gestión que arrancó a todo vértigo.

A su vez este jueves, fue presentado como asesor del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) el think tank liberal, dirigido por figuras del Partido Nacional como Hernan Bonilla ahora y antes Agustín Iturralde. Según se informó desde el CED, el exmandatario trabajará allí en la "la formación de líderes para el sector público”, "asesor senior de investigaciones e informes elaborados por el CED" y "conferencista nacional e internacional sobre políticas públicas y desarrollo”.

El expresidente intentará desplegar estadismo. Él medirá el aceite de la opinión pública para definir cuándo y cómo salir. Mientras tanto, quien dirija el partido desde el Directorio tendrá que hacerlo con “profesionalismo” y para eso tendrá que dedicarse exclusivamente al partido por lo tanto si los elegidos son Javier García o Álvaro Delgado tendrán que renunciar al Senado.

Ese modelo de conducción “a lo Fernando Pereira” le ha dado resultado al Frente Amplio porque logró devolver entusiasmo a la militancia a través de “el FA te escucha” y con una conducción fuerte, la fuerza política contribuyo al triunfo de Orsi. Por eso tampoco da lo mismo a quién se elija para ocupar ese rol en el Partido Nacional.

Por último, si bien pasó el mensaje de que en 2029 estará, sabe que sólo no puede y no faltó la alusión a la coalición, otro de los desafíos para estos cinco años que es mantenerla unida y perfilada para dentro de cinco años.

Lacalle Pou dijo que “tendrán que comprarse muchos kilos de yerba, discutir, escuchar mucho y ver aquello que dijo Herrera de que las disputas blancas y coloradas van a ser parte de la historia”, según relató el senador Sebastián Da Silva en entrevista con En Perspectiva.

El ejemplo de Salto, donde efectivamente puede ganar la Coalición Republicana que votará bajo el mismo lema, Montevideo y Canelones, con chances casi nulas y nulas, puede resultar significativo para 2029.

Yamandú Orsi en Soriano por el bicentenario de la Cruzada Libertadora
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Del otro lado del espectro político, con el peso que le da ejercer la Presidencia, tenemos a un líder emergente como es el presidente Orsi.

Está claro que no es Lacalle Pou ni en estilo ni en carpeta política, tampoco es el líder indiscutido de todo el Frente Amplio, ni siquiera de MPP, pero tiene cinco años por delante para construir ese liderazgo.

Por eso las decisiones que tome serán fundamentales para ir en ese camino y el mojón del caso Cairo no fue menor. Se estrenó en su mandato de la peor manera que puede estrenarse un presidente: perdiendo a una de sus ministras más cercanas por un grave error que nadie en su sector advirtió.

La noticia divulgada por el programa La Pecera, conducido por Ignacio Álvarez, sobre que el terreno en el que vive la entonces ministra de Vivienda y en el que construyó varias viviendas para ella y su familia, no fue regularizado durante 25 años y deben impuestos, generó un escándalo.

Aunque no actuó con la celeridad que el caso hubiera requerido, si bajamos la vara de la exigencia, hay que reconocer que lo hizo a su medida y tomó la decisión correcta.

Enmarcado en la personalidad del presidente, dubitativa y reflexiva, aunque al principio se había dejado llevar por “la barra del MPP” que optó por blindar a Cecilia Cairo, luego de consultas varias, de escuchar el sentir popular y de analizarlo, se dio cuenta que mantenerla en el cargo era agrandar el error y que las consecuencias para su gobierno iban a ser peores.

Para intentar pasar la página este lunes, tras el segundo consejo de ministros en el que se presentó a Tamara Paseyro, la sucesora de Cairo, hubo algunos anuncios. Sin embargo, el más trascendente que fue la noticia de posibles enterramientos en el Comando General de la Armada, en el Puerto, luego fue relativizado por el propio fiscal de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe que dijo que “no hay nada concreto”.

De hecho en la web de Presidencia, la noticia fue la ratificación del "compromiso del Gobierno con la búsqueda de restos de detenidos desaparecidos". El prosecretario de la Presidencia, Jorge Díaz, el único representante del Ejecutivo en la conferencia, dijo: “Para la izquierda, el tema de los derechos humanos, del pasado reciente, de los desaparecidos es un eje vertebral, forma parte de nuestro ADN. Este tema nos moviliza profundamente y estamos dispuestos a ‘poner toda la carne en el asador’ para encontrar hasta el último de nuestros desaparecidos”.

Volviendo a Orsi y su liderazgo, mucho se ha hablado de que gobierna en equipo y de que el suyo no será un mandato personalista, como el de Lacalle Pou sino "orquestal". "El presidente se asimila así a un director de orquesta que no toca cada instrumento, sino que permite que cada componente despliegue el talento individual del que sea capaz", decía el politólogo Mauro Casa en La Diaria.

Esa forma de conducirse puede traerle ventajas, como vimos en la campaña en que quedó blindado al aparecer poco, pero también puede jugarle en contra, si se tiene en cuenta también que sus "alfiles", el secretario de la Presidencia, Alejandro Sánchez, y el prosecretario Jorge Díaz tienen proyección política y están en construcción de sus propios liderazgos, cada uno con su propio perfil y en distintas fases.

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