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5 de mayo 2024 - 5:00hs

Las 430 mil firmas recogidas por los impulsores del plebiscito contra la reforma de la seguridad social se incrustaron en la campaña electoral como un cuchillo que cada cual blande a su modo. Unos lo usan para intentar herir al Frente Amplio, otros amenazan con él a diestra y siniestra, y hay quien lo siente como un filo que le puede cortar su carrera hacia una candidatura presidencial.

Las 430 mil firmas que superan largamente las 270 mil que se necesitan para poner a consideración popular la iniciativa sindical que busca tirar abajo la reforma previsional del oficialismo –retornando de 65 a 60 años la edad de retiro y eliminando el régimen de las AFAP- disparó la reacción inmediata del oficialismo que utilizará este asunto como uno de los principales arietes para desacreditar al Frente Amplio. También fue una demostración de fuerza del Partido Comunista –principal respaldo de la precandidatura de Carolina Cosse- que embreta a la exintendenta de Montevideo, y cuestiona la postura asumida por Yamandú Orsi –el otro postulante de la izquierda- contra la recolección de firmas.

Fuera de la izquierda, el oficialismo ya le está cobrando al Frente Amplio sus diferencias internas acerca de una iniciativa que especialistas de todos los perfiles consideran peligrosa para la salud del régimen de previsión social. “Va a generar un colapso en el sistema”, resumió el precandidato nacionalista Álvaro Delgado. Uno de los allegados al postulante señaló que el debate en torno al polémico plebiscito será “central” en la campaña presidencial porque “le duele al Frente Amplio” y el país se juega mucho.

En ese sentido, Delgado habló de la “irresponsabilidad” de la izquierda por “mirar hacia el costado y decir ‘hagan lo que quieran’”

La referencia de Delgado tiene que ver con la decisión del Frente Amplio de dejar en libertad de sus sectores, postura que volverá a ser analizada luego de las elecciones internas.

Justamente la interna del Frente Amplio es un mojón donde la postura de los precandidatos acerca del plebiscito puede jugar un rol definitorio.

Son 430 mil firmas nada desdeñables las recogidas por los impulsores de la iniciativa si se tiene en cuenta que en la interna del Frente Amplio de 2019 votaron 259 mil personas. “No todos los que firmaron están con Cosse. Realizar una lectura lineal de la cantidad de firmas es un error”, dijo a El Observador un legislador que respalda a Orsi. “La cantidad de firmas es una señal de cuál es el sentir de los frenteamplistas”, replica por su lado un operador de Cosse.

Lo cierto es que el Partido Comunista y sus aliados sindicales juntaron cerca de 170 mil firmas, según informó El País. El PCU entregó unas 60 mil, el Sunca (construcción) 70 mil el Untmra (metalúrgicos) 40 mil.

Cosse postergará todo lo que pueda su definición acerca de si está de acuerdo con los que propone el plebiscito porque necesita el calor de sus aliados para afrontar la elección interna. Dice que el que se precipita se precipita, que esperará hasta que se confirmen que las firmas alcanzan y juega con la probabilidad de que la Corte Electoral termine de contarlas luego de las internas de junio.

Por lo pronto firmó para el plebiscito lo que le otorga un plus sobre Orsi –quien ya se manifestó en contra de la iniciativa-, lo que la amiga con las bases más militantes de la izquierda, esas que concurrirán en masa a definir quién quieren que sea su candidato en octubre.

Ese es un problema para Orsi, para quien no habrá octubre si no hay junio. Cosse se mantiene ambigua y es probable que si gana la interna, luego, con miras hacia las elecciones nacionales se modere y manifieste su oposición al plebiscito.

Pero en el oficialismo no esperan y, como fue dicho, golpearán una y otra vez en las contradicciones de la oposición. Las advertencias sobre un plebiscito que, dicen, de triunfar golpeará la estabilidad del sistema previsional, serán el caballito de batalla en el que se montarán casi todos los días en los próximos meses.

Será “la bala de plata” que utilizarán en una campaña electoral bastante ayuna de propuestas y en la que cualquier tropiezo puede resultar en una caída sin levante.

Repudiado por economistas a diestra y siniestra, y con la mayoría de la dirigencia política en contra, el plebiscito va camino a las urnas. Por obra y gracia del PIT-CNT.

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