5 de octubre 2025 - 22:03hs

Ya no se podía sostener. La candidatura de Espert estaba desangrando no solo a La Libertad Avanza en particular sino al presidente Javier Milei y al Gobierno en general.

No se trató de una cuestión de preferencias. Tampoco de ser o parecer funcional a lo peor del kirchnerismo.

Lo que hizo el gobierno se llama "control de daños". Un intento legítimo de evitar una derrota electoral que podría haber hecho mucho daño. Una derrota que podría afectar, todavía más, a los mercados y la actividad económica.

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Además era muy probable que el miércoles la oposición hubiera podido apartar a Espert de la presidencia de la comisión de Presupuesto y Hacienda. Y su apartamiento podría haber generado un impacto político negativo, adicional. De hecho, es posible que Santilli también reemplace a Espert como presidente de esa comisión.

Hoy, quizá, el oficialismo detuvo una hemorragia electoral cuya magnitud podría haber puesto en duda, incluso, la gobernabilidad. No nos sentimos los dueños de la verdad. Sabemos que nuestra opinión vale lo mismo que cualquier otra. Entendemos que, por supuesto, podríamos estar equivocados Pero todos los especialistas a los que consultamos nos venían diciendo que, si el Gobierno no detenía ahora mismo la sangría, los índices de aceptación continuarían bajando, y cada vez más rápido.

Espert era un ancla que contagiaba preocupación, desánimo e indignación, incluso, en el núcleo duro de los votantes de la libertad avanza.

Ahora ese ancla no está, y el gobierno tiene quince días para dar vuelta la historia.

Además del presidente, podrían sentirse aliviados:

  • Guillermo francos
  • Karina Milei
  • Santiago Caputo
  • Patricia Bullrich
  • Manuel Adorni
  • el ministro de Economía, Luis Caputo.
  • Incluso el expresidente Mauricio Macri.
  • Y por supuesto, el mismo Diego Santilli.

A Santilli lo llamó hoy mismo primero Santiago Caputo. Después Karina Milei. Le preguntaron si estaba dispuesto a encabezar la boleta.

Es bueno que Espert, al final, se diera cuenta de lo que está en juego

Que no se trataba solamente de su honor sino algo más grande: el futuro de una propuesta que votaron más de 14 millones de argentinos. Un proyecto que, si llegara a quedar trunco, habilitaría el regreso del kirchnerismo a través de Kicillof.

Tienen razón quienes opinan que, comparado con la mega corrupción y el desastre de 16 años de kirchnerismo, los casos de presunta corrupción que atraviesan a la libertad avanza parecen tener menor envergadura.

Compartimos la idea de que ni Cristina Fernández de Kirchner ni Juan Grabois ni Axel Kicillof tienen estatura moral para señalar con el dedo a nadie.

Es más. Si la doble vara no funcionara tan bien, la sociedad en general y el periodismo en particular deberían poner la lupa en la candidatura de Grabois, imputado por malversación de fondos y procesado por ocupación ilegal de varias propiedades.

O también en la candidatura de Jorge Taiana, un vacunado vip que fue parte de una organización guerrillera que se levantó en armas contra el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón.

Pero incluso, a propósito de Grabois, muchos votantes de Milei se siguen preguntando porqué el gobierno no aportó a la justicia los datos que confirman la sospecha de que su organización se quedó con plata del estado a través del Fisu, los comedores fantasma y los mil y un subsidios que vienen cobrando desde hace años.

Este es, sin dudas, el momento más crítico del gobierno

Sin embargo, a pesar de todo, hay dos sucesos que se podrían describir como “buenas noticias”.

Una es el viaje de Caputo a Washington, donde se supone que acordará los detalles de la ayuda del tesoro de los estados unidos a la argentina.

La expectativa por el próximo encuentro entre Milei y el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, el próximo 14 de octubre, va en la misma dirección. La otra “buena noticia” es el segundo encuentro, en menos de una semana, entre Milei y Macri.

Los pesimistas dicen que, a pesar de la buena sintonía, es difícil que acuerden un programa común y una hoja de ruta compartida. Se basan en que, todo parecería indicar, que “la maldita interna” entre los dos vértices del ex “triángulo de hierro” continúa.

Los optimistas, en cambio, creen que tanto Milei como Macri terminaron de entender que se necesitan, y que, a partir del 27 de octubre, tienen que traducir la admiración y respeto mutuos en trabajo concreto.

Haya habido o no un pedido de los Estados Unidos para asegurar la gobernabilidad, hasta un niño se da cuenta que, con independencia del resultado de las elecciones, habrá cambios en el gabinete y se necesita trabajar en un acuerdo político amplio para bajar el riesgo país e impulsar las reformas tributaria, laboral, y previsional. Un acuerdo no solo de Milei con Macri y el resto de pro, sino también con los gobernadores más afines.

¿Será capaz el presidente de reinventarse para cumplir su sueño de transformar a la argentina en un país en serio? Porque muchos creen que lo necesitaría ahora mismo, para generar expectativas positivas sobre el futuro de la economía de las personas.

De hecho, ahora mismo está en campaña. Y la campaña, sin Espert, ya cambió el clima y la energía de La Libertad Avanza.

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