El Monitor de Inseguridad Nº12, elaborado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, registró que el llamado "termómetro de inseguridad" alcanzó un promedio de 7,3 puntos a nivel nacional, el valor más alto desde que se inició esta medición en 2020. El estudio, hecho sobre 1.868 casos en grandes centros urbanos del país, mostró que la percepción del delito superó a la inflación en el ranking de preocupaciones de los argentinos.
Según el informe, el 48% de los encuestados considera que la inseguridad es "extremadamente grave o muy grave" y un 44% cree que la situación empeoró en el último año. Además, seis de cada diez personas señalaron que es “muy probable o bastante probable” sufrir un delito en el corto plazo. Las zonas con mayor nivel de temor son el Gran Rosario, Mar del Plata y el conurbano bonaerense, especialmente en el oeste y el sur.
El estudio subrayó que, junto con la inseguridad, la economía aparece como otro gran eje de preocupación social: salarios, desempleo, ingresos e inflación fueron mencionados como problemas centrales en el plano personal y familiar. "Los ciudadanos están percibiendo y vivenciando a la inseguridad y la economía como las dos grandes crisis que hoy tiene el país. Y responsabilizan de las mismas a los políticos", indicó el OPSA en las conclusiones del informe.
La grieta en los motivos del delito
El Monitor reveló también una diferencia significativa en la forma en que los distintos sectores del electorado interpretan las causas del delito y jerarquizan los problemas del país.
Entre los votantes de Javier Milei, el eje de preocupación lo constituyen la inseguridad y la pobreza. Por primera vez desde que se realiza esta serie de estudios, el tema de los salarios aparece en un lugar destacado dentro de este segmento. A la hora de explicar las razones de la delincuencia, estos ciudadanos apuntan principalmente a la actuación de los jueces "garantistas", a los beneficios otorgados a los detenidos y a la expansión del narcotráfico.
Por el contrario, para los votantes de Sergio Massa los dos grandes problemas del país son Milei y la economía. En este grupo, la inseguridad y la corrupción se ubican en un segundo plano. En cuanto a las causas, prevalece la idea de que la delincuencia está vinculada con la pobreza, la desigualdad social y la corrupción policial.
El informe señaló que no se encontraron diferencias significativas entre ambos electorados en relación con las emociones que despierta la inseguridad: miedo, impotencia, preocupación, desamparo y bronca fueron las palabras más mencionadas en todos los sectores sociales y políticos.
Desconfianza en la política y en la gestión de seguridad
Otro aspecto destacado del relevamiento fue la evaluación de la gestión política frente al delito. El Gobierno Nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires recibieron un promedio de 4,5 puntos sobre 10, mientras que la Provincia de Buenos Aires obtuvo apenas 3,3 puntos.
En el caso de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la valoración resultó más desfavorable: un 53% calificó de negativa su gestión contra la inseguridad, contra apenas un 33% que la consideró positiva. Estos datos reflejan un clima de desconfianza generalizada en la capacidad de respuesta institucional frente a un problema que la mayoría percibe como cada vez más grave.