La obesidad es una enfermedad crónica, progresiva y maligna que reduce la expectativa de vida en más de diez años. Frente a un problema de salud pública de esta magnitud, los tratamientos disponibles abarcan desde cambios en la alimentación hasta intervenciones quirúrgicas de alta complejidad.
En Uruguay, la Clínica Apollo se consolidó como un centro de referencia en el abordaje integral de esta patología, con un equipo especializado que acompaña al paciente en todo el proceso.
“El espectro de opciones va desde el sobrepeso hasta la obesidad extrema: tratamientos dietéticos, farmacológicos, balones gástricos y distintos tipos de cirugías, desde la manga hasta los bypass más potentes”, explicó el Dr. Maximiliano Cabrera, coordinador de la clínica.
Medicación vs. cirugía: lo que dicen los estudios
En los últimos años, medicamentos como el semaglutide (Ozempic) y el terzepatide han despertado gran expectativa en el mundo científico por su capacidad de generar descensos de peso significativos. “En estudios controlados, se vieron resultados espectaculares de hasta un 25% de pérdida de peso, comparables a los de la cirugía bariátrica”, señaló Cabrera.
Sin embargo, los datos en la vida real han sido diferentes. Un estudio con 50.000 pacientes, realizado en Estados Unidos, mostró que la efectividad no alcanza los niveles observados en laboratorio. “Por eso, es importante que los equipos quirúrgicos tengan un arsenal terapéutico amplio y puedan ofrecer la mejor alternativa a cada paciente”, subrayó.
Encuesta de satisfacción: 90% de aprobación
Hace poco más de un mes y medio, la clínica relevó la experiencia de 100 pacientes sometidos a un bypass de una anastomosis. Los resultados fueron contundentes: más del 90% manifestó estar satisfecho con el procedimiento. “Lo esperábamos porque tenemos un contacto cercano con nuestros pacientes, pero siempre es necesario contar con evidencia que lo confirme”, comentó el especialista.
El valor del equipo multidisciplinario
Más allá de la técnica empleada, Cabrera insistió en que el éxito depende del acompañamiento integral. “Ni la dieta, ni los fármacos, ni los balones ni la cirugía funcionan adecuadamente sin un equipo multidisciplinario. Por eso contamos con psicólogos, nutricionistas, cirujanos, médicos internistas y profesores de educación física, que abordan todas las dimensiones del tratamiento”, afirmó.
Nuevos criterios para la cirugía bariátrica
Las indicaciones también evolucionaron. Según la Federación Internacional de Cirugía Bariátrica (IFSO), la cirugía puede considerarse desde un índice de masa corporal (IMC) de 30 en pacientes con comorbilidades como diabetes o hipertensión, y a partir de 35, incluso sin enfermedades asociadas, ya es una indicación precisa.
En la práctica, el proceso comienza con una primera videoconsulta y continúa con una preparación previa de unos dos meses. Durante este período, el paciente es evaluado en todas las áreas: nutricional, psicológica, clínica y física. “Es fundamental descartar contraindicaciones, como trastornos alimentarios graves o abuso de sustancias. Y, por otro lado, enfermedades como la diabetes o la hipertensión no contraindican la cirugía, al contrario, refuerzan su indicación porque también mejoran con el procedimiento”, aclaró Cabrera.
Una cirugía que cambia la vida
El posoperatorio inmediato implica una progresión gradual, desde líquidos hasta alimentos sólidos, con un fuerte énfasis en proteínas de calidad para evitar déficits nutricionales. “El control es de por vida, porque es lo que garantiza mantener los resultados en el tiempo. Cuando un tratamiento falla, suele ser porque estuvo mal indicado o porque el paciente abandonó el seguimiento”, adviertió
Para el especialista, la clave está en comprender que la cirugía es apenas una herramienta dentro de un abordaje mucho más amplio. “El cirujano aparece en la primera consulta, en el bloque quirúrgico y en el postoperatorio inmediato, pero después es el equipo el que acompaña al paciente para siempre”, concluyó.