La tormenta política que atraviesa el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y su líder, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, no deja de escalar. Lo que comenzó como un escándalo acotado alrededor de un exasesor se ha convertido en una red de corrupción que alcanza a exministros, altos cargos del partido, empresas públicas, constructoras del Ibex 35 y hasta vínculos personales de los implicados.
A continuación, un repaso clave para entender el origen, el alcance y las consecuencias de esta crisis que amenaza con desestabilizar la legislatura y abre dudas sobre la continuidad del liderazgo de Sánchez.
Además de Koldo García, el caso salpica directamente a: José Luis Ábalos, exministro de Transportes, acusado de facilitar el acceso a contratos clave. Santos Cerdán, hasta hace días secretario de Organización del PSOE, que ha anunciado que dejará su banca el lunes. Víctor de Aldama, supuesto comisionista que declaró para evitar prisión.
También están bajo investigación figuras clave del Ministerio de Transportes como Isabel Pardo de Vera (ex Adif) y Javier Herrero (exdirector de Carreteras), junto a empresas como Acciona, OPR y Levantina Ingeniería y Construcción, beneficiadas presuntamente con contratos adjudicados de forma irregular.
1. El origen: del “caso Koldo” a una supuesta red criminal
El primer gran sobresalto para el PSOE llegó en febrero de 2024, cuando fue detenido Koldo García, exasesor de José Luis Ábalos durante su gestión como ministro de Transportes. La investigación inicial apuntaba al cobro de comisiones ilegales en contratos públicos, pero pronto se descubrió que el escándalo no se limitaba a un caso de corrupción individual.
Las escuchas y registros realizados por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil revelaron una presunta organización criminal estructurada y con vínculos dentro del propio aparato del PSOE y del Gobierno. En ese engranaje, Koldo operaba como facilitador de contactos y cobrador de comisiones, mientras que Ábalos, desde su puesto ministerial, habría allanado el camino para las adjudicaciones, y Santos Cerdán, número tres del partido hasta hace días, habría actuado como nexo político y operador dentro de la estructura partidaria.
El sistema incluía favores, pagos en efectivo y colocaciones estratégicas en empresas públicas como Tragsatec, Ineco o Logirail, donde fueron empleados familiares, parejas y allegados de los implicados.
2. El informe de la Guardia Civil: pruebas, nombres y conexiones empresariales
El informe más reciente de la Guardia Civil, conocido esta semana, fue el que detonó la renuncia de Santos Cerdán como secretario de Organización del PSOE y su inminente salida del Congreso. En ese documento, los investigadores detallan una compleja red de adjudicaciones amañadas a cambio de sobornos.
Entre las empresas bajo sospecha figura Acciona, una de las principales constructoras del país, que habría recibido contratos con supuestos pagos ilegales mediante intermediarios. También aparecen firmas más pequeñas pero con vínculos personales con los protagonistas, como OPR y Levantina Ingeniería y Construcción.
El dinero circulaba en efectivo y los contratos se concentraban en comunidades como Murcia, La Rioja, Galicia, Cataluña y Andalucía. Algunas de estas obras estaban incluso financiadas con fondos europeos. El juez ha ordenado registros en domicilios de empresarios, solicitado expedientes completos y avanza en las imputaciones por organización criminal.
Uno de los testimonios más contundentes fue el de Víctor de Aldama, considerado el “conseguidor” de la red, quien aseguró haber presenciado pagos de hasta 600.000 euros en efectivo, y aportó detalles sobre el funcionamiento interno del grupo a cambio de beneficios judiciales.
3. Santos Cerdán: la pieza que desestabiliza el tablero
La renuncia de Santos Cerdán marca un punto de inflexión. No solo por su rol como secretario de Organización del PSOE, sino por su cercanía con Pedro Sánchez y su participación directa en las negociaciones con partidos como Junts y Bildu, fundamentales para sostener la actual coalición de gobierno.
Su caída genera múltiples efectos:
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Desestabiliza el equilibrio interno del PSOE, especialmente en federaciones que ya miraban con recelo el “centralismo” de la dirección nacional.
Complica la relación con los socios parlamentarios, que ahora ven manchadas las negociaciones clave.
Abre interrogantes sobre las decisiones pasadas de Sánchez, quien defendió públicamente a Cerdán incluso cuando ya había señales de alerta.
En los chats internos del partido se respira tensión y desánimo. “Los grupos de WhatsApp parecen un funeral”, describió una militante socialista. Algunos dirigentes aseguran que “la magia se acabó”, en referencia a la capacidad de Sánchez para capear tormentas políticas con maniobras arriesgadas y discursos disruptivos.
4. Impacto político: un presidente debilitado y un PSOE en estado de shock
La situación ha instalado un clima de incertidumbre total. Pedro Sánchez, que durante años sobrevivió a crisis internas, mociones de censura y derrotas electorales, aparece hoy más vulnerable que nunca.
Las dudas no provienen solo de la oposición o los medios, sino también de su propio entorno. Incluso miembros de su núcleo duro admiten que el mensaje transmitido en su última comparecencia pública fue débil y sin rumbo. “Es como si se le hubiera acabado la magia”, dijo uno de sus colaboradores a medios españoles.
En el horizonte inmediato aparecen obstáculos difíciles de sortear:
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La dificultad para aprobar los Presupuestos Generales de 2026, que necesitarían apoyos parlamentarios hoy más lejanos.
La cumbre de la OTAN a finales de mes, donde se exigirá a España un mayor compromiso con el gasto militar.
Las elecciones en Castilla y León y sobre todo en Andalucía, donde la candidata es María Jesús Montero, número dos de Sánchez en el Gobierno y una de las más golpeadas por el escándalo debido a su cercanía con Cerdán.
Todo esto ocurre mientras el presidente intenta proyectar continuidad y asegura que gobernará hasta 2027, pese a que varios de sus aliados ya anticipan un escenario en el que esa meta podría no ser alcanzable.
5. ¿Puede resistir el Gobierno? Una legislatura en la cuerda floja
A corto plazo, el principal sostén de Sánchez es el temor de sus socios de que una caída del Gobierno derive en el retorno de la derecha o incluso de la extrema derecha al poder. Esa amenaza funciona como un “pegamento” provisional, pero no garantiza gobernabilidad.
El mensaje del “ataque de los poderes fácticos”, que tantas veces le sirvió a Sánchez -tras su salida forzada en 2016, en su retiro de cinco días o cuando se investigó a su esposa, Begoña Gómez-, hoy parece agotado. Ya no une, y muchos dentro del PSOE comienzan a hacer cálculos para el post-sanchismo.
Los barones territoriales -que ya sufrieron el castigo electoral en 2023 cuando perdieron varias comunidades- temen que la corrupción en Ferraz vuelva a pasarles factura. En federaciones como Andalucía o Castilla-La Mancha ya se percibe un movimiento de crítica sorda que crece con cada nueva revelación judicial.
En el peor de los escenarios, una legislatura sin Presupuestos, sin mayoría sólida y con una sucesión de imputaciones y declaraciones en sede judicial puede volverse insostenible. Incluso si Sánchez logra resistir, el costo político y electoral será altísimo.
Conclusión: la magia se desvanece
Pedro Sánchez ha sido un líder resistente, capaz de reponerse a momentos que habrían derrumbado a otros. Pero esta vez, la combinación de escándalo, desgaste interno y pérdida de credibilidad lo ha dejado expuesto.
El fango ya no es solo una metáfora mediática: ha emergido desde las entrañas del partido y amenaza con arrastrar todo lo que encuentre a su paso. En el PSOE crece el temor de que, al final del camino, no solo quede dañado el presidente, sino también toda la estructura del partido.
Y como dijo una veterana socialista: “Ya está bien de actos de fe”.