La costumbre, tiene su origen en la antigua Roma, donde se servían pequeños bocados de comida antes de los banquetes.
En España se transformó en un ritual a raíz de la combinación de varios factores.
Por un lado, la necesidad de acompañar las bebidas alcohólicas con algo de comida para moderar su efecto y por otra, la costumbre de cubrir los recipientes donde se tomaba con platitos con alimentos, como si fuera una tapa, para evitar insectos y suciedad.
Historias y leyendas atribuidas a la realeza española que contribuyeron a popularizar esta práctica.
Desde Andalucía hasta Galicia, pasando por Castilla-La Mancha o Cataluña, cada región tiene su propia manera de entender el momento del aperitivo.
En el norte, las gildas vascas - aceituna, anchoa y guindilla en un palillo - conviven con las conservas del Cantábrico.
En el sur, las frituras de pescado se disfrutan con una caña o una copa de fino con vino, copa del estilo de usada por los catadores.
En Madrid, la reina indiscutible de las tapas es la ensaladilla rusa o la clásica banderilla - encurtidos en un palillo-, mientras que en Valencia se impone la tradición del "esmorzaret", el almuerzo en valenciano, pero que se toma a media mañana, antes de la comida.
Los horarios ideales de aperitivos varían ligeramente según la región, pero suelen ubicarse entre las 12:00 y las 14:00 horas, justo después del cafecito de las 11h y antes de la comida principal.
Si, recién después es la hora del almuerzo, que lo llamaremos Comida.
¡Alerta uno!. Siempre cuando escuchamos hablar de una comida, es al mediodía, pero no a las 12h, sino a las 14 o 15hs de mínima, obvio, post aperitivo.
¡Nunca antes, alerta dos!: jamás una comida será denominada de esa manera si es en otro horario. Si nos juntamos a las 8 de la tarde, ( si, de la tarde), pues claro, hablaremos de una cena. ¡A ver si lo entendemos!.
Tapas que mueven millones
La elaboración de aperitivos para los bares y restaurantes no es un fenómeno menor.
Desde las conservas artesanales hasta los productos de charcutería, se trata de una industria compleja que combina tradición, innovación y cadenas logísticas de relojería.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación registró que solo el sector de las conservas de pescado y marisco en España generó más de 1.000 millones de euros en 2024.
Se estima que más de 5.000 personas trabajan directa o indirectamente en esta industria.
La economía pesquera asociada directamente a los aperitivos, no solo provee productos de alta calidad, sino que también sustenta a pequeñas empresas familiares y garantiza la trazabilidad en el consumo.
La fabricación artesanal de conservas, patés, embutidos o quesos constituye el alma del patrimonio alimentario de cada región.
En toda taberna o bar que se precie, habrá un amplio surtido de opciones para los parroquianos, que dirigirán su mirada al exhibidor que preanuncia que alimento acompañará su copa.
España es el país del mundo con más bares por habitante, y en ellos el aperitivo no es una opción, sino una institución.
Se estima que cada español consume entre 4 y 6 aperitivos por semana, una cifra que asciende durante el verano y en épocas festivas, o sea, casi siempre.
El ranking de preferencia lo encabezan las anchoas, los mejillones en escabeche, los boquerones en vinagre, las aceitunas rellenas, el chorizo ibérico o las raciones de quesos curados, jamones, el pincho de tortilla y la infaltable ensaladilla, por nombrar sólo unos pocos.
Una pasión nacional, que se celebra todo el año.
Como no podía ser de otra manera, el aperitivo tiene su Día Mundial y se celebra cada 19 de septiembre.
Pero está claro que en España, han decidido que eso es muy poco, por lo tanto los 365 días del año se lo festeja y homenajea en cada barra de cada pueblo y de cada ciudad.
Con cerveza, vermut, vino o lo que haga falta, constituyen una pareja indivisible que preanuncia que después, llega la hora de, obviamente, seguir comiendo y tomando.
De eso se trata. Una excusa para socializar, juntarse a intercambiar historias, debatir sobre el penalti sancionado a favor del Madrid y refugiarse como cada verano, de las temperaturas que derriten hasta al más resistente.
El aperitivo es solo el comienzo, y este es el final, pues tengo una selección de platos que me esperan, preparados en el bar de mi barrio, que esperan junto a mi caña fresca.