Carlos Eduardo Espina consiguió lo que a los partidos políticos y a los medios tradicionales de comunicación tanto les cuesta. ¿Qué es lo que logró este uruguayo-estadounidense de 25 años? Que su voz importe. Su cadencia para comunicar y su célebre "mi gente" para hablar con sus seguidores se volvieron una marca registrada en la jungla de las redes sociales.
Carlos tiene más 10 millones de seguidores en TikTok. Con un enorme mérito agregado: Espina elude las agendas livianas de tantos influencers y habla de temas divisivos como la política electoral. Ese potente capital lo volvió una figura muy requerida en la política. En especial, en la de Estados Unidos, donde vive y milita por los derechos de los migrantes. Espina fue orador invitado en la Convención Nacional Demócrata de Chicago. Y antes fue recibido por Joe Biden en la Casa Blanca.
Este abogado residente en Texas, sin embargo, no se considera 100% demócrata. Se percibe opositor al "extremismo" de Donald Trump, y actúa en consecuencia.
Naciste en Uruguay, pero pasaste gran parte de tu vida en Estados Unidos. ¿Cómo es tu historia y la de tus padres?
Es una historia complicada. Mi papá vino a Estados Unidos en los 80, durante la dictadura en Uruguay. Aquí estudió, sacó su maestría, doctorado y se hizo profesor universitario. Mi mamá es de México, donde se conocieron. Ella vino a Estados Unidos, pero no tenía un estatus permanente. En 1997 la deportaron a México. Mi papá comenzó el proceso para hacerse ciudadano y la iba a visitar. Ella quedó embarazada y ahí se mudaron a Uruguay, donde yo nací. Tardaron 5 años en arreglar su estatus migratorio. Nos vinimos a Estados Unidos, tuve la ciudadanía por mi papá y he estado casi toda mi vida aquí.
¿Tu simpatía por los demócratas se vincula a la causa de los migrantes?
Si, por el lado de la inmigración. Pero además mi papá trabaja en una universidad pública y mi mamá en una escuela pública. Y los republicanos han atacado demasiado a la educación. Creen que la educación lava el cerebro a los jóvenes y quieren quitarle fondos a las escuelas y universidades públicas. Yo de joven veía eso. Luego el tema de la inmigración. Gracias a Dios, mis padres resolvieron todo, pero tengo muchas amistades que son indocumentadas. También está el hecho de que Donald Trump, que para mí no es un republicano, es un extremista, porque históricamente el Partido Republicano es conservador, pero no a tal grado de odio, de tanta violencia que promueve. Yo no me considero 100% demócrata, sino más anti-Donald Trump. Tenemos una responsabilidad de derrotarlo en noviembre. Es la prioridad número uno.
¿Y por qué no te considerás un demócrata puro? ¿Cuáles son tus críticas?
Tengo una crítica al sistema bipartidista de EEUU. Creo que hay que tener más opciones. Pero mientras no las haya, hay que escoger cuál te gusta más. De Kamala Harris hay cosas que me gustan y otras que no, pero Donald Trump es una barbaridad, es aterrador. Si queremos que pierda Trump, lo lógico es ir por Kamala Harris, no porque sea súper fanático, porque ame todo lo que hace, pero es la única opción que hay para derrotarlo y pensar a largo plazo. A corto plazo hay que derrotar a Trump para después preservar nuestros valores, democracia y bienestar como país.
Muchos inmigrantes en los Estados Unidos tienen un discurso anti-inmigrante. ¿Cómo lo interpretás?
Hay que ponerlo en contexto. En los últimos años ha entrado mucha gente de diferentes países y se hacen muchas generalizaciones. Si hay algún venezolano o colombiano que hace las cosas mal, que los hay, como en todas las nacionalidades, se vuelve tendencia resaltar lo malo. He conocido miles de venezolanos que llegan y todos trabajan, aportan, pero eso no genera tanta atención en las redes sociales, en los medios y en los discursos políticos. Se crea odio hacia un otro que realmente no existe como lo presentan. Sí existe uno que otro que hace las cosas mal, pero no son todos los venezolanos o colombianos. Aquí los inmigrantes aún sienten identidad con su nacionalidad, entonces se convierte en un discurso de mexicanos y centroamericanos contra venezolanos y sudamericanos. Es algo muy feo porque, seamos del país que seamos, todos tenemos las mismas metas y ambiciones en este país.
Siempre uno va a ser orgulloso de su país de origen, pero aquí, entre latinos, tenemos mucho más que nos une que los que nos dividen. Siempre uno va a ser orgulloso de su país de origen, pero aquí, entre latinos, tenemos mucho más que nos une que los que nos dividen.
¿Existe la identidad latina? ¿Qué conecta a los uruguayos, colombianos, venezolanos, argentinos, cubanos, ecuatorianos y mexicanos que viven en EEUU, pese a sus enormes diferencias?
Digo que sí, al menos aquí en Estados Unidos. Sobre todo para nosotros que crecimos aquí, no como mi papá, que ya se vino de grande, o mi mamá que se aferra mucho a lo mexicano. Yo me siento uruguayo y mexicano, pero con todos los jóvenes que crecí, lo que más nos conecta es la experiencia latina, seamos de México, de Guatemala, de Uruguay. En ese aspecto, claro que sí. Siempre uno va a ser orgulloso de su país de origen, pero aquí, entre latinos, tenemos mucho más que nos une que los que nos dividen.
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Carlos Espina con Boris Gresely, representante del sindicato de carpinteros y delegado en la Convención Demócrata, que tiene madre argentina y padre ecuatoriano
¿Se puede lograr una reforma migratoria de fondo, con un Congreso y una sociedad tan polarizada?
Eso es lo peor que ha causado Donald Trump. Siempre han existido bandos políticos en cualquier parte del mundo, pero no este extremismo, según el cual si vos sos demócrata odiás a los Estados Unidos. Hay que derrotar esa parte extremista del partido y cuando vean que es una política que no gana a nivel nacional, lógicamente van a empezar a calmar la retórica un poco y empezar a colaborar un poco más
Está claro cuál tu deseo, pero ¿quién crees que va a ganar el 5 de noviembre?
Es muy difícil y la razón es porque aquí en Estados Unidos no es como en casi el resto del mundo por el voto popular. Si me decís quién va a ganar el voto popular, te digo Kamala Harris. Apuesto un millón de dólares. Ahora, quién va a ganar los estados claves, esos 5 o 6 que deciden, es difícil saber. No vivo en esos estados, entonces se me hace difícil saber qué está pensando la gente, qué la está motivando. El voto es voluntario además. Cualquier cosa puede pasar, pero yo creo que ahorita mismo, con Kamala Harris, los demócratas están mejor posicionados que estaban con Joe Biden.