Este artículo es parte de nuestra guía de personajes clave que están definiendo la geopolítica actual.
El Papa León XIV, elegido el 8 de mayo de 2025 tras el fallecimiento del Papa Francisco, asume el liderazgo de la Iglesia Católica en un momento de profunda convulsión geopolítica. Como cabeza de la Iglesia y soberano de la Ciudad del Vaticano, su influencia no se basa en el poder militar o económico, sino en la autoridad moral, la diplomacia y la vasta red global de la Santa Sede. Su elección marca un nuevo capítulo en la proyección internacional del Papado, con un enfoque en la continuidad de la doctrina social de la Iglesia y un fuerte énfasis en la construcción de la paz.
La principal fuente de su relevancia es la autoridad moral que hereda de sus predecesores, especialmente del Papa Francisco, cuya impronta en temas de justicia social, cuidado del medio ambiente y diálogo interreligioso sigue siendo un referente. León XIV se enfrenta al desafío de mantener esta voz influyente en un mundo crecientemente polarizado, donde los conflictos, las desigualdades y los desafíos éticos se multiplican. Siendo el segundo Papa de América (nacido en Estados Unidos, pero con nacionalidad peruana y profundos lazos con América Latina, donde fue misionero y obispo), su perspectiva podría influir en una mayor atención a las dinámicas del hemisferio occidental, la migración y la defensa de los más vulnerables. Ha declarado que "La migración es parte de la misión de Cristo", lo que subraya su compromiso con el apoyo a los migrantes y la defensa de su dignidad.
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A diferencia de su predecesor, León XIV vistió las ropas tradicionales de un pontífice.
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En el contexto de la guerra en Ucrania, el Papa León XIV heredó los esfuerzos diplomáticos del Vaticano por la paz y la mediación. Se espera que continúe con la postura de la Santa Sede de abogar por un alto el fuego, la ayuda humanitaria y la búsqueda de soluciones dialogadas, manteniendo la neutralidad que permite al Vaticano ser un canal de comunicación único en este conflicto prolongado.
Sus primeras declaraciones, como su mención "Que el Beato Floribert Bwana Chui inspire la paz en África" y su "¡Nunca más guerra!", emitido en su primera alocución dominical el 11 de mayo de 2025, sugieren un compromiso temprano y enérgico con la resolución de conflictos. Ha lamentado "la inmensa tragedia de una tercera guerra mundial en fragmentos" y ha instado a los líderes mundiales a sentarse a negociar, ofreciendo la mediación de la Santa Sede.
En cuanto a las tensiones en Medio Oriente, el nuevo Papa deberá navegar una región marcada por la inestabilidad. En su primera audiencia general el 21 de mayo de 2025, a un mes del fallecimiento de Francisco, León XIV instó a Israel a permitir el paso de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, alertando sobre una situación "cada vez más preocupante y dolorosa" y pidiendo el fin de las hostilidades. Se anticipa que León XIV continuará promoviendo el diálogo interreligioso, la protección de las minorías cristianas y una solución justa para el conflicto israelí-palestino, siguiendo la línea de la diplomacia vaticana que busca la distensión y la ayuda humanitaria en la región. El 26 de junio de 2025, volvió a instar a la comunidad internacional a renovar el compromiso por la paz y el diálogo en Medio Oriente, lamentando las noticias "alarmantes" desde Irán, Israel y Palestina, y advirtiendo que "ninguna victoria armada podrá compensar el dolor".
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El papa León XIV ha decidido recuperar algunas de las tradiciones que su predecesor desechó.
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Más allá de los conflictos, se espera que el Papa León XIV continúe abordando temas globales críticos como la crisis climática, la migración forzada y la desigualdad económica, que fueron pilares del pontificado de Francisco. Su voz será crucial para mantener estos temas en la agenda internacional y para presionar a los líderes mundiales a actuar con mayor responsabilidad y solidaridad.
Un aspecto destacado de su pontificado es su perspectiva sobre la Inteligencia Artificial. León XIV ha señalado que el desarrollo de la IA y otros avances tecnológicos hacen que la Iglesia sea más necesaria que nunca para la defensa de la dignidad humana y la justicia. Ha expresado que la IA debe servir a los seres humanos, no reemplazarlos, y ha manifestado preocupación por sus posibles efectos negativos en el desarrollo intelectual y neurológico de las nuevas generaciones, instando a los políticos a promover el bien común y proteger la dignidad humana. Su capacidad para movilizar a la comunidad católica global y para establecer puentes con otras religiones y organizaciones internacionales será clave para su impacto, reafirmando su compromiso con la construcción de "puentes de paz y fraternidad universal" a través del diálogo y la amistad social.
