“¡Lo que tengo para decir es: socorro!”, dijo José Mujica el 1º de mayo de 2005 luego de escuchar un extenso discurso de la dirigente del sindicato de OSE Adriana Marquisio durante el Día de los Trabajadores, en el primer año de un gobierno de izquierda en Uruguay. Eran momentos de cambio y las posturas políticas y sindicales comenzaban a buscar puntos de contacto. Ahora, 20 años después, esa parece ser la misma búsqueda.
El PIT-CNT realizó este jueves el acto del 1° de mayo en un escenario que había perdido: volvió a tener un gobierno amigo y eso le devuelve cierta calma luego de haber adoptado una posición confrontativa con la anterior administración multicolor.
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Inés Guimaraens
En aquel discurso de 2005, Marquisio había hablado casi dos horas con la intención de proclamar un texto en el que pudieran convivir los mensajes de “independencia de clase” y de felicitaciones a los ex dirigentes que habían renunciado a sus puestos sindicales para alistarse en la administración de Tabaré Vázquez.
Era la primera vez que la central sindical debía dirigirse a un gobierno que tenía el mismo color político. Juan Castillo -uno de los coordinadores del PIT-CNT de aquel momento y actual ministro de Trabajo- reconoció en alguna entrevista que había sido mucho más sencillo subirse a un estrado y criticar al anterior gobierno de Jorge Batlle.
Tiempo después, Fernando Pereira -el otro coordinador en ese momento- marcó postura. El 1° de mayo de 2008 dijo: “Hacemos este acto sin complejos. Somos una central de izquierda. No tenemos problema en reconocerlo”. Ese año la dirigencia dejó clara su conformidad con el funcionamiento de los Consejos de Salarios y prácticamente no mencionó aspectos negativos del gobierno.
Sin embargo, la calma se rompió meses más tarde. En agosto, una Mesa Representativa aprobó el primer paro general de 24 horas. La medida tuvo un destinatario claro: el ministro de Economía, Danilo Astori, y fue impulsada por el ala sindical más dura del Partido Comunista (PCU), los sindicatos de ultraizquierda y del MPP.
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Camilo dos Santos
Los dos primeros sectores votaron el paro como una manera de demostrar su descontento con la política económica que llevaba adelante el ministro. La lógica del tercero fue diferente: Astori se alejaba del Ministerio de Economía para competir como precandidato en la interna del Frente Amplio para las elecciones nacionales de 2009 con el líder del MPP, José Mujica. El paro se efectuó el 20 de agosto. El mismo día, Articulación (corriente más moderada del PIT-CNT) emitió un comunicado con el que dividió aguas. “Decir que la administración de Vázquez es la mejor en 100 años de historia no atenta contra la independencia de clase. Es leer correctamente la realidad”, decía el texto, desmarcándose de la postura más confrontativa de la central sindical.
“Algunos de los que levantaron la mano porque `este gobierno no está vacunado contra los paros de 24 horas´ no terminaron de entender que ser radicales no lo determina un discurso, sino la acción de generar los cambios profundos que necesita el país”, añadía.
La interna quedó debilitada y quizás ese fue el encontronazo político más duro dentro del PIT-CNT en un escenario favorable. Pero el tiempo corría y se acercaba un nuevo período electoral en el que, a pesar de las diferencias, no se podía permitir el retroceso hacia un gobierno “neoliberal” como había sido calificado el anterior de Batlle. Entonces, el discurso del 1º de mayo de 2009 apuntó directamente a los partidos tradicionales y al sector empresarial.
La postura fue clara: si blancos y colorados ganaban las elecciones se vendría “un ajuste de cuenta” contra los sindicatos, que habían apoyado los procesos transformadores llevados a cabo por las administraciones frenteamplistas.
La continuidad
La llegada de Mujica al gobierno llegó con un halo de más izquierda que provocó el agrado de varios sectores frenteamplistas y la dirigencia sindical. Durante el período no hubo grandes críticas desde el estrado del Día de los Trabajadores. El discurso más recordado de esa época fue el del histórico dirigente de la bebida, Richard Read, que prefirió la crítica interna, en vez del ataque a la derecha o los empresarios.
“No quiero al atorrante, al vago, al lumpen. No quiero eso en mi sindicato, quiero laburantes. El mejor sindicato no es el que más huelga hace, es el que mejores laburantes tiene abajo”, proclamó Read y fue aplaudido por integrantes del gobierno que estaban en primera fila.
Luego fue el turno de Marcelo Abdala -actual presidente de la central sindical-, que prefirió un discurso más clásico. La proclama apuntó a los partidos tradicionales, señalados por el dirigente como los responsables de haber “desintegrado la sociedad” y fomentado un “exceso de desindustrialización que expulsó a miles de trabajadores y los condenó a la desocupación”.
El tercer gobierno de izquierda -y segundo de Vázquez- no recibió demasiada munición gruesa, salvo fuertes cuestionamientos por las declaraciones de esencialidad decretadas para la educación, que impulsó la entonces ministra María Julia Muñoz.
En 2019, meses antes de las elecciones nacionales en las que el Frente Amplio perdería el gobierno, Fernando Pereira se paró en la plaza 1° de Mayo y reivindicó la independencia de clase de la central sindical. “En 14 años de gobiernos frenteamplistas le hicimos 59 medidas de paro. Eso es defender la lucha de los trabajadores. Acá no se va a escuchar ni un discurso oficialista ni opositor”, sostuvo. Pero también marcó posición: “al neoliberalismo lo vamos a enfrentar desde el primer día”. Más tarde, en diciembre de 2021, Pereira fue elegido presidente del Frente Amplio, cargo que ocupa hasta la actualidad.
La resistencia
El 2020 modificó todos los esquemas. Ya con Luis Lacalle Pou en la Presidencia de la República, la irrupción del covid-19 impidió la realización del acto público por el Día de los Trabajadores y la central sindical debió -por las restricciones sanitarias- realizar el discurso en su sede la calle Jackson. Allí rechazó enérgicamente la Ley de Urgente Consideración (LUC) y pidió convocar a un diálogo social para enfrentar los efectos que dejaría la pandemia y que impactaría en una pérdida de fuentes de trabajo.
Al año siguiente se realizó un nuevo acto virtual y redobló los reclamos por la pérdida de empleo y de salario real.
Luego se reivindicó una suba del Salario Mínimo Nacional y comenzó la resistencia contra el proyecto de reforma de la seguridad social -que aumentaba la edad jubilatoria a 65 años-, que luego sería aprobado en el Parlamento.
El año pasado, en una nueva previa de las elecciones nacionales, Abdala pidió a todo el sistema político que apoyara la reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial. El presidente del PIT-CNT enfatizó sobre la “diversificación de la matriz productiva” y marcó la necesidad de avanzar hacia un “nuevo modelo de acumulación y distribución de la riqueza”.
El retorno
Este jueves se realizó el primer acto del 1° de mayo en el retorno del Frente Amplio al gobierno. “Claramente, no fueron los cinco mejores años de nuestra vida”, expuso la dirigente de la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE) Lorena Luján. Ella fue la primera de los tres encargados de la lectura de la proclama de este año. Le siguieron en el uso de la palabra Sergio Sommaruga (Sintep) y Enrique Méndez (FTIL).
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Marcelo Abdala y Fernando Pereira en el acto del 1° de mayo
Inés Guimaraens
Entre las críticas al gobierno pasado se mencionaron retrocesos en la negociación colectiva, la elaboración de normas a “espaldas de los trabajadores” y se planteó la necesidad de declarar una “emergencia nacional por la situación de pobreza de la infancia y la adolescencia”.
Luján también expuso que “la lucha sindical es la lucha del pueblo, por la justicia y la pública felicidad”. Este último concepto -el de la búsqueda de la pública felicidad- ha sido mencionado por el presidente Yamandú Orsi y varios de sus ministros en los primeros días de asunción y establece, quizás, un nuevo punto de contacto entre la dirigencia y la administración.
El regreso del Frente Amplio vuelve a colocar al PIT-CNT en un lugar de cercanía con el gobierno. Orsi, al igual que otros presidentes de la coalición de izquierda, estuvo presente en el acto de la plaza 1° de Mayo y tomó nota de algunos de los planteos. De ahora en más habrá que observar cómo vuelven a relacionarse dos viejos conocidos que han transitado un camino de muchas coincidencias y pocos reproches.