Nacional > JUAN SARTORI

"No existe escáner más completo que cotizar en la bolsa de Nueva York y nunca me señalaron"

Su pensamiento no sigue la línea ni del Wilsonismo ni del Herrerismo porque no va a estar "influenciado por lo que se hizo en el pasado"
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13 de diciembre de 2018 a las 05:02

Juan Sartori apareció en la escena política como una incógnita. Este empresario de 37 años, propietario de un club de fútbol inglés y casado con la hija de un magnate ruso cuya fortuna asciende a US$ 10.000 millones, irrumpió en el Partido Nacional con aspiraciones presidencialistas.  

Desconocido en el terreno político, Sartori se hizo un nombre en el mundo empresarial local como fundador de Unión Agriculture Group (UAG), una firma de inversiones  agropecuarias que llegó a tener 130 mil hectáreas de campo en el país, pero que en los últimos años se fue achicando hasta llegar a tener 83 mil hectáreas. La empresa está endeudada en más de US$ 60 millones -la mayoría de esa deuda es con el Banco República- y desde junio Sartori es apenas un accionista más. 

“¿Quién es Juan Sartori?”, se convirtió en el eslogan del candidato desconocido, una pregunta que pretendió responder este martes con un acto en  teatro Metro,  en el que sacó chapa de empresario exitoso, pero en el que no se conocieron propuestas concretas, ni definiciones políticas. En las declaraciones que ha dado hasta ahora muestra poco sobre su pensamiento político, aún no tiene programa y en algunos temas urticantes evade la preguntas.

“¡Buenas noches, yo soy Juan Sartori! (…) finalmente llegó el momento de despejar muchas dudas”, dijo ante un auditorio repleto. Muchos de esos espectadores llegaron en los diez ómnibus que la organización de la campaña contrató para traer a personas de todo el país, algunos de ellos vinculados con Alem García, el dirigente que relacionó a Sartori con el Partido Nacional y el que puso a disposición su sector para que pudiera proponerse como candidato: “Todos por el pueblo”. 

Este miércoles Sartori recibió a El Observador en el edificio que alguna vez fue el lugar de UAG y que ahora se convirtió en el búnker de campaña del joven empresario.  La edificación de seis pisos frente a la Plaza Independencia luce casi vacía, sin personas en los escritorios que alguna vez tuvieron al personal de la empresa, un símbolo de lo que para Sartori implicó el pasaje de la vida empresarial a la vida política

¿Cómo se gestó su candidatura?
Hubo un momento que sentí que la parte de los negocios me había dejado satisfecho y ahí empecé a pensar qué sigue, qué hago, cómo puedo serle útil a mí país. Empecé a hablar con dirigentes políticos, en especial con Alem García de  la agrupación Todos por el Pueblo, al que  ya conocía de antes y él me preguntó si me gustaría hacer política. Hace unas semanas salí a recorrer el país. Nunca había tenido la oportunidad de reunirme horas y horas con policías, maestras, y conocer de boca de ellos los problemas. Después de esa recorrida decidí ser candidato. 

¿Tiene pensado iniciar una carrera política de largo aliento en Uruguay o su intención se reduce a esta elección?
Como todo lo que hago en la vida lo hago a largo plazo. Empezar una carrera política, con todos los sacrificios que implica en la vida de uno, no puede ser por un capricho de unos meses. Estoy convencido que puedo dedicarle gran parte de mi vida a Uruguay. 

¿Sería legislador?
Si puedo ser útil como legislador seré legislador, si es de otra cosa, seré otra cosa. Estoy dedicándole todo mi tiempo después de haber dejado mis negocios. Te puedo decir que todo es posible pero voy a evaluar dónde puedo ser más útil.

En su discurso en el teatro metro criticó a “los que piensan en el país desde su propia burbuja, donde parece que ni ven, ni escuchan el clamor del pueblo”. ¿A quiénes se refería?
Las dirigencias en general, no solo en la política, terminan por aislarse de la gente y no escuchan ni entienden lo que pasa en la realidad. Lo que tengo pensado en política es no hacer gobierno desde una burbuja, mirando los números, sino en contacto con la gente. 

Donald Trump en Estados Unidos,  Emmanuel Macron en Francia, son ejemplos de personas que por fuera de las estructuras tradicionales llegaron al poder. ¿Esos ejemplos lo inspiraron a probar su propia candidatura?
No hay duda que el hecho de que esos ejemplos reflejan que algo cambió. Mucho tiene que ver con el acceso a la información. Antes las estructuras eran más importantes en diseminar la información. Pero yo no vine a decir que los partidos políticos no tienen vigencia. De hecho, vine a un partido con el que me siento en sintonía porque la política me merece respeto.

¿Qué lo atrajo al Partido Nacional y por qué no El Partido Colorado, el Frente Amplio u otro sector? 
Hace tiempo que me sentía en sintonía con el Partido Nacional y me pareció natural ir con ese partido. Soy blanco por convicción. Estudiando la historia de Uruguay y las ideas del Partido Nacional me dí cuenta que allí están las mejores ideas del país, de muchas libertades, de prosperidad, de trabajar juntos el campo y la ciudad. 

¿Su pensamiento es más cercano al Wilsonismo o al Herrerismo?
No pienso en esos movimientos históricos. Mi visión va a ser propia. No va a estar teñida o influenciada por lo que se hizo en el pasado. El mundo está cambiando muy rápido y no nos estamos dando cuenta de por dónde están yendo las tendencias. 

El presidente de la Cámara de Diputados e integrante del Directorio del Partido Nacional, Jorge Gandini, adelantó que tiene pensado llevarlo ante la Comisión de Ética del partido por las distintas acusaciones en su contra por su rol de empresario. ¿Se pondría a disposición de este organismo?
Primero que nada, quiero decir que para mí las críticas son normales. Entiendo que estamos todos compitiendo en buena ley y creo que hasta ahora hemos competido sin ofender a nadie. Lo más importante es la unidad del partido. 

¿Pero se pondría a disposición de la comisión si lo citan?
Yo hace 20 años que tengo una actividad empresarial en el mundo entero y al más alto nivel. Empresas que cotizan en bolsa, regulaciones del más alto nivel en el mundo. No existe escáner más completo que cotizar en la bolsa de Nueva York, y nunca me señalaron. Además, en el Partido Nacional, más allá de lo que han dicho por aquí o por allá, no ha habido planteos. 

¿Qué vinculo tuvo con el gobierno del ex presidente José Mujica?
Como empresario importante de Uruguay tengo vinculaciones con cualquier gobierno. Yo interactué con cargos que tenía que interactuar, pero como empresario con negocios en el país. Con Mujica me vi dos veces, una cuando era presidente y otra vez fuera de Uruguay cuando ya había dejado la presidencia, porque me lo encontré en el exterior. No tengo ninguna vinculación.

El prosecretario de la Presidencia de Mujica, Diégo Cánepa trabajó como vicepresidente de estrategia y desarrollo global de su empresa Unión Group apenas dos años después de dejar su cargo público. Además, trabaja para un fondo de inversión que tiene acciones en la empresa ICC Labs, una compañía con la que usted estuvo vinculado hasta hace poco tiempo y que es una de las autorizadas por el gobierno para plantar marihuana. ¿No hay aquí un conflicto de interés?
Tenemos cantidad de otros ejemplos de gente que trabajó en gobiernos y que hace las cosas sin conflicto de interés. Estamos hablando de un asesoramiento que se hizo años después. Yo no me ocupo de las contrataciones puntuales. No tiene nada de inusual y no hay conflicto de interés. Si se contrató a Cánepa es por su capacidad profesional.

¿Cuál es el principal problema del país para Juan Sartori?
Creo que la falta de trabajo. Hay temas que hay que arreglar ya como la inseguridad, algo que todo el mundo tiene claro. Pero veo tanta gente que apenas llega a fin de mes, que si pierde el trabajo cae en situaciones irrecuperables. 

¿Cree que Uruguay debería privatizar empresas públicas o hacerlas competir en aquellos casos en las que son monopólicas?
Es importante que las empresas públicas funcionen bien. Si son públicas es para que tengan beneficios para el país. Pero me pregunto si hace falta un monopolio de combustibles que genera tantas ineficacias, porque los combustibles son caros y la empresa pierde plata. Hay gente que dice que si a ANCAP se la hace competir sería más eficiente, otros que desaparecería, e incluso algunos consideran que haciéndola cotizar en bolsa –pero sin perder el control estatal- podría ser más transparente. 

¿Qué opinión tiene usted al respecto?
 Que estoy estudiando el tema  y que de ese tema yo sé. Entonces tengo una propuesta interesante sobre qué hacer sobre las empresas públicas, pero eso se verá en marzo. 

 

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