¿Qué puede pasar con la inversión privada en Uruguay en 2019?
Los estudios profesionales que ofician como interlocutores con inversores del exterior y locales dieron su punto de vista con valoraciones divergentes
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17 de diciembre de 2018 a las 05:00
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¿Continúa Uruguay siendo un polo atractivo para la inversión extranjera directa? ¿Se puede revertir la tendencia preocupante que muestran los números del PIB? ¿Cómo puede presentarse el 2019? Estas fueron algunas de las consultas que El Observador trasladó a estudios profesionales que a diario le están tomando la temperatura a inversores foráneos y locales. El último dato que se conoció el pasado jueves cuando el Banco Central (BCU) divulgó las cifras del PIB del tercer trimestre confirmaron un flaco desempeño para la inversión, una ancla clave para asegurar la sostenibilidad del crecimiento a mediano y largo plazo de cualquier economía. En el caso de formación bruta de capital fijo del sector privado, se contrajo 0,4% en julio-setiembre respecto a igual período del año pasado, una foto que se viene repitiendo desde 2014.
El ministro de Economía Danilo Astori dio su visión al respecto la pasada semana. Entrevistado por el programa Hora de cierre de radio Sarandí dijo que detrás de ese fenómeno hay una razón internacional está presente en todas las economías y países emergentes que se comparan con Uruguay en los últimos dos y tres años. “En todos hay una caída de la inversión privada”, aseguró el jerarca. Añadió que esto está asociado a la política de fortalecimiento de las tasas de Fed, que se refleja en la valorización del dólar. “Hay muchos capitales invertidos en países emergentes que han regresado a su fuente más importante de seguridad para ellos que es la moneda norteamericana”, explicó Astori.
Por otro lado, el ministro indicó que hay algunos sectores de la economía que tienen “problemas de precios internacionales” -que no dependen del país- que están atravesando un “castigo muy fuerte. Curiosamente con buen desempeño productivo y comercial”, indicó. En ese sentido, el ministro puso como ejemplo la realidad del sector lácteo en Uruguay, donde “hay una caída de la inversión privada y desinversión” porque hubo plantas que dejaron de funcionar. En los últimos tres años, Ecolat, Schreiber Foods y Pili debieron bajar la cortina y dejaron a más de 600 trabajadores sin su fuente laboral.
El optimismo
“En términos generales, estamos percibiendo un clima de más movimiento, tanto de clientes que ya están presentes en Uruguay como de extranjeros”, dijo el socio del estudio Posadas, Posadas & Vecino, Fernando de Posadas. El profesional explicó que la más que factible confirmación de la segunda pastera de UPM está generando un derrame en contrapartes con proyectos de inversión relacionados. Todo este engranaje de nueva inversión debería comenzar a traccionar en el correr de 2019. También para el próximo año se espera un mayor dinamismo en la puesta en marcha de los proyectos PPP viales y educativos que tiene en carrera el gobierno. Esto porque se considera que la etapa de mayor dificultad -que fue la estructuración y financiación de estas obras- ya fue superada por los distintos actores del sistema.
Pero más allá de las perspectivas, en el presente la inversión extranjera directa parece mostrarse activa en algunos nichos como la forestación o los parques eólicos que están cambiando de manos. En los últimos meses se han cerrado compraventas por parte de capitales extranjeros por cifras millonarias. De hecho, la semana pasada la firma del Reino Unido Atlántica Yield (que ya tiene dos parques en Uruguay) compró un tercero por US$ 120 millones ubicado en Cerro Largo a la multinacional italiana Enel. Esto porque los desarrolladores que construyeron las granjas eólicas ahora buscan salir del negocio porque su objetivo no es permanecer durante los 20 años que duran los contratos de venta de energía a UTE.
En el caso de la forestación, la operativa de entrada y salida de fondos de inversión y pensión del exterior se mantiene en forma fluida, aseguró Nicolás Herrera, socio de Jiménez de Aréchaga Viana & Brause. Asimismo, el experto resaltó el apetito de empresas europeas por firmas uruguayas de servicios no financieras. “El interés por todo lo vinculado la informática y la tecnología sigue latente. Las empresas extranjeras sigue mirando a Uruguay con interés y no veo un decaimiento en analizar oportunidades de negocios”, consideró.
Tanto Herrera como De Posadas conocieron en destacar los puntos altos que caracterizan a Uruguay y lo diferencian de la región para para captar la atención de la inversión extranjera como la estabilidad jurídica y política, el respeto de los contratos, el mantenimiento del grado inversor y una macroeconómica mayormente estable. Prueba de ello es que es “muy raro” que un inversor extranjero haga consultas o esté preocupado por el futuro de la administración de gobierno más allá de cuál sea el partido ganador en la elecciones de 2019.
Lo que resta
El socio del Guyer & Regules Nicolás Piaggio reconoce que quizás haya empresas del exterior que estén mirando más a Uruguay porque siempre hay “oportunidades”, aunque precisó que hay casos donde las firmas que desembarcan al país no lo hacen por rentabilidad sino por políticas estrategias o para crecer en market share (participación). En ese sentido, indicó que la pérdida de rentabilidad está generando “preocupación” tanto de firmas locales como de extranjeras. Añadió que ello se ha traducido en los últimos meses en despidos producto de una inflexibilidad laboral. En ese sentido, Piaggio indicó que predomina un ambiente empresarial local que “no es el más positivo” pensando en una mejora de inversión, sobre todo cuando desde el partido de gobierno “se habla de subir algunos impuestos” para la próxima administración.
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En una línea similar, el socio de PwC Uruguay Omar Cabral considera que el clima de negocios “está bastante frío” porque el contexto general indica que la inversión se está corriendo hacia los países centrales y menos a los emergentes como Uruguay. El experto recordó que para muchos inversores Uruguay no es el destino final de su apuesta sino que lo suelen utilizar como “palanca de entrada al Mercosur” para acceder a Brasil y Argentina. Con un contexto de más dudas que certeza sobre la marcha de las economías de los vecinos, este esta es una variable que hoy resta puntos en la consideración del capital externo.
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